Biodiversidad

¿Quién quiere ver dinosaurios?

Colossal Biosciences quiere resucitar especies como el dodo, el mamut lanudo o el tigre de Tasmania. Pero ¿qué implicaciones tiene para la humanidad y nuestro planeta?

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13
abril
2023

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¿A quién no le gustaría ver dinosaurios? Lo que la película de 1993 planteó como Parque Jurásico, un aventurado proyecto de ficción para volver a la vida a especies extinguidas de hace millones de años ahora ha sido adoptado por parte de Colossal Biosciences, una empresa de biotecnología que ha mostrado en un comunicado de prensa sus esfuerzos para volver a la vida a especies que llevan siglos extinguidas. De momento la fase de financiamiento parece ser positiva. La empresa ha recaudado un total de 225 millones de dólares desde 2021. Según publica Bloomberg, la última inversión, de más de 150 millones de dólares, valora a la startup en 1.500 millones de dólares.

Si aún nos encontramos muy lejos de ver dinosaurios, por el momento se han seleccionado tres especies para empezar lo que ellos llaman proceso de desextinción. Los motivos que ha dado la empresa es la existencia de restos muy bien conservados de las especies, como crías intactas congeladas con material genético en casi perfecto estado y la existencia de especies cercanas para desarrollar embriones viables. En el caso de especies como el mamut, los científicos defienden que podrían mejorar los ecosistemas de la tundra ártica.

Si bien estos datos pueden ser fuente de optimismo, no todo el mundo se muestra esperanzado con sus posibilidades científicas. Y es que no es tarea fácil volver a una especie extinguida a la vida, ya que no se puede crear vida desde cero. Entre los procesos que se necesitan es encontrar la manera de introducir genes específicos de los dodos en el embrión de un animal vivo con el que presente algún tipo de parentesco o compatibilidad. La información genética de estos animales emparentados, como la paloma de Nicobar y el solitario de Rodrigues en el caso de los dodos, son difíciles de conseguir y no tienen ningún éxito garantizado. Según Beth Shapiro, la genetista principal del proyecto, el plan definitivo es reintroducir las aves en Mauricio, el hábitat natural de la especie antes de su exterminación a cargo de los humanos.

Algunos científicos critican la idea y creen que es mejor centrarse en las especies existentes y en peligro

Aunque el animal generado sea casi igual a su pariente original, no hay que olvidar que se trataría de un híbrido. A nivel genético, los huecos en su código con ADN de otra especie podrían causar un impacto significativo en el animal que resultara de este cruce. Entre los riesgos que existirían una vez introducidas estas especies está su comportamiento social, su relación con el ecosistema y su capacidad de adaptación.

El subdirector del Laboratorio Europeo de Biología Molecular Ewan Birney, que no participa en el proyecto, ha mostrado sus recelos acerca de la reintroducción de especies extinguidas en ecosistemas actuales. Para el científico lo más relevante son las consideraciones éticas. «Hay gente que piensa que porque se puede hacer algo se debe hacer, pero no estoy seguro de qué propósito tiene, y de si es realmente la mejor asignación de recursos», expresó en The Guardian. «Deberíamos salvar las especies que tenemos antes de que se extingan». Las dificultades de implementación y los esfuerzos que supondría recuperar especies como el dodo, el mamut lanudo o el tigre de Tasmania podrían ir en detrimento de los actuales esfuerzos de conservación, o restar fondos para aquellas especies que aún están a tiempo de ser rescatadas.

Se predice que, a causa de la actividad humana, el 50% de las especies que habitan la biosfera podrían extinguirse para 2050. Esfuerzos como el de Colossal Sciences para recuperar especies extinguidas ponen sobre la mesa debates mucho más profundos, como los límites de la ciencia o la capacidad de la humanidad de impactar en el curso natural de nuestros ecosistemas. Podemos y debemos son verbos que, hasta la fecha, hemos contemplado de forma muy estrecha en los debates científicos, pero casos como este esfuerzo genético nos ponen delante de una tesitura: ¿dónde están los límites de modificación de nuestro planeta?

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