Cultura
La Casa de las Flores, Torres Blancas y otros hitos arquitectónicos de la España racionalista
La arquitectura racionalista cambió la ornamentación del Art Nouveau por líneas sencillas y funcionales. Torres Blancas o la Casa de las Flores son dos ejemplos de este estilo en España.
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El Modernismo, también conocido por su denominación francesa Art nouveau, supuso a finales del siglo XIX una auténtica ruptura con los estilos artísticos dominantes en la época, tanto los de tradición academicista (el historicismo o el eclecticismo) como los rupturistas (realismo o impresionismo). En el plano arquitectónico esta corriente acabó derivando en lo que para muchos supuso un ornamentalismo completamente vacuo y generó una corriente que rechazaba esta forma de entender las líneas constructivas: la arquitectura racionalista.
El racionalismo, que se desarrolló durante las primeras décadas del siglo XX, buscaba una arquitectura fundamentada en la razón, de líneas sencillas y funcionales, basadas en formas geométricas simples y materiales de orden industrial (acero, hormigón, vidrio), al tiempo que renunciaba a la ornamentación excesiva y otorgaba una gran importancia al diseño, que era igualmente sencillo y funcional. Por esta máxima «la forma debe obedecer a la función», no es de extrañar que la mayor parte de ejemplos sean edificios residenciales o con fines públicos. Y en España tenemos varios ejemplos de racionalismo arquitectónico.
Casa de las Flores (Madrid)
La Casa de las Flores es uno de los conjuntos más representativos de la modernidad racionalista española de la década de 1930. Proyectada en 1932 por Secundino Zuazo en colaboración con Miguel Fleischer, se convirtió en un «manifiesto arquitectónico». Este inmueble, situado en una manzana del madrileño distrito de Chamberí, consiguió aprovechar al máximo el espacio y aportar zonas de alta en una zona muy poblada: 280 viviendas dispuestas en tres patios ajardinados, de los cuales el central es de mayor tamaño, aportando un patio de manzana para la ciudad y una calle interior.
Torres Blancas (Madrid)
También en Madrid podemos encontrar otro ejemplo de racionalismo que, además, es un icono de la capital: Torres Blancas. El arquitecto Francisco Javier Sáenz de Oiza firma este edificio cuyas obras se prolongaron desde 1964 hasta 1968. Oiza tomó de Le Corbusier la idea del racionalismo de construir viviendas con jardines en altura y de Frank Lloyd Wright las propuestas organicistas de su torre Price, realizando una síntesis personal de ambas tendencias, que es generalmente reconocida como una de las obras maestras del organicismo.
Casa Bloc (Cataluña)
En Barcelona se encuentra la Casa Bloc, unas viviendas construidas entre 1932 y 1936 del distrito de San Andrés. El inmueble, construido durante la Segunda República, es considerado como un símbolo de la arquitectura racionalista catalana, ya que en su momento fue un proyecto social innovador, integrado en el entorno urbano y con viviendas funcionales concebidas como alojamientos mínimos estándar para obreros. Fue un proyecto que tuvo en cuenta la relación entre el nuevo edificio y la morfología urbana resultante, planteó así un nuevo modelo para la Barcelona del siglo XX contrapuesta, pero no contradictoria, al Ensanche del XIX.
La arquitectura racionalista buscaba fundamentarse en la razón, con líneas sencillas y funcionales
Club Náutico de San Sebastián (País Vasco)
El Real Club Náutico de San Sebastián es otro de los ejemplos de estilo racionalista que podemos encontrar en nuestro país. Este edificio, construido en 1929 por los arquitectos José Manuel Aizpurua y Joaquín Labayen, reproduce un barco atracado en el muelle.
El proyecto busca soluciones racionales a las necesidades de esa sociedad, dando lugar a unas plantas perfectamente articuladas. Los alzados no son más que una expresión clara de estas. La gran superficie acristalada responde a la idea de que se domine la bahía desde cualquier punto de los locales, por medio de grandes ventanales en horizontal. Así, desde dentro, el panorama de la bahía queda perfectamente enmarcado por las líneas horizontales que a contra luz recortan el cielo y el mar.
Edificio Santa María Micaela (Valencia)
El Edificio Santa María Micaela, situado en la ciudad de Valencia, es uno de los grandes ejemplos de arquitectura racionalista del levante. En su momento, supuso una importante alteración urbanística respecto del planeamiento municipal, que contemplaba una solución típica en manzana cerrada. Según explican desde la Urbipedia, el objetivo consistía en obtener el mejor soleamiento y ventilación posible para las viviendas y en integrar en el programa residencial el espacio urbano interior, diseñándolo en conjunto con las unidades residenciales. De este modo, los accesos a las mismas se resuelven mediante galerías exteriores.
Edificio Siboney (Cantabria)
En Santander se encuentra el edificio Siboney, proyectado en 1931, una de las construcciones más llamativas y originales del ensanche de la capital cántabra. Esta construcción, que debe su nombre al transatlántico que entre las dos grandes guerras hacía la ruta Santander-Cuba, está situada junto al barrio de Puertochico y su dársena. La corriente racionalista de esta construcción se enmarca como parte de la modernización en la época de la región.
Vegaviana (Extremadura)
Y no todo iban a ser edificios. En el municipio cacereño de Vegaviana también podemos encontrar un proyecto de arquitectura racionalista que va más allá de un solo inmueble. Entre 1954 y 1958 se crearía el «poblado de colonización» que albergaría a los colonos llegados de distintas zonas de Extremadura para trabajar las parcelas asignadas por el Instituto Nacional de Colonización (INC). El proyecto inicial de 1954 comprendía la construcción en una primera fase de 160 viviendas para colonos y 30 para obreros agrícolas, además de los edificios públicos y locales de comercio.
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