Contaminación

Madrid por fin respira

2022 se convirtió en el primer año en el que todas las estaciones de medición madrileñas no sobrepasaban los índices de calidad del aire establecidos por Bruselas. La ciudad ha puesto en marcha en los últimos años planes directos para reducir las emisiones.

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15
marzo
2023

Madrid por fin respira. Tras lustros en los que los índices de calidad del aire de la capital estaban en números rojos, 2022 se convirtió en el primer año en el que la ciudad cumplió la directiva europea al respecto. La urbe infringió desde 2010 y hasta 2021 los umbrales de dióxido de nitrógeno (NO2) establecidos en el Valor Límite Anual de la directiva, cuyo máximo permitido fija en 40 microgramos por metro cúbico (μg/m3). En 2020 y en 2021, solo hubo una estación que rebasó este valor, plaza Elíptica; y en 2022, se ha quedado por debajo del margen con 39,77 μg/m3, lo que ha permitido cumplir con la normativa comunitaria. El valor medio en las 24 estaciones se ha situado en 28,29 μg/m3, un 22,7% menos que en 2018.

El 2022 también fue el primer año en el que no se activó el Protocolo de actuación para episodios de contaminación por dióxido de nitrógeno, que entró en vigor en 2015. Estas restricciones al tráfico se pusieron en marcha dos veces en 2021, una en 2020, en tres ocasiones en 2019, cuatro en 2018, siete veces en 2017 y dos en 2016.

Que Madrid haya podido dejar atrás los cielos tan contaminados y en 2022 cumpliese con los compromisos de calidad del aire, tiene que ver con la determinación política: los 30 puntos del Plan A de Manuela Carmena contra la contaminación en la capital. En el 2017, la que fuera alcaldesa presentó el nuevo Plan de Calidad del Aire, cuyas medidas comenzaron a aplicarse paulatinamente a partir de 2018.

Entre la treintena de cuestiones que abordaba la nueva ordenanza municipal se encontraba: la prioridad para los peatones, la ampliación de la red ciclista, la regulación del aparcamiento con criterios de calidad del aire, la limitación de la velocidad en los accesos metropolitanos, las infraestructuras reservadas para transporte público, optimización del servicio del taxi con criterios ambientales, los planes de movilidad laboral sostenible y crear una red de recarga para vehículos eléctricos.

Madrid Central –ahora Madrid 360— es la principal responsable de haber cumplido en 2022 con Bruselas

Sin duda alguna, la medida estrella del Plan A de Carmena fue Madrid Central y esa es la principal responsable de haber cumplido en 2022 con Bruselas. A pesar de que al nuevo alcalde, José Luis Martínez Almeida, no le gustase esta medida e intentase tumbarla, lo cierto es que sigue activa –aunque con cambio de denominación más general: Madrid 360– y dando mucha alegría a la salud de los madrileños.

En 2019, primer año completo en el que Madrid Central estaba funcionamiento, se produjo un punto de inflexión. Hasta entonces, dependiendo del año, entre seis y dieciocho estaciones de medición incumplían la directiva europea. En 2019 la cifra bajó a dos. Llegó la pandemia en 2020 y el tráfico se redujo, pero la estación de Plaza Elíptica seguía resistiéndose y registrando una media de 41mg/m3.

Consiguiendo Madrid Central mejorar la calidad del aire en toda la ciudad, solo quedaba atacar el punto negro faltaba. Para ello, Almeida creó a finales de 2021 la zona de bajas emisiones de Plaza Elíptica. Y así ha conseguido Madrid en 2022 cumplir por primera vez con la directiva europea de calidad del aire

Salud, economía y cambio climático

La mejora de la calidad del aire tiene un impacto positivo directo sobre la salud de los ciudadanos. Una atmósfera más limpia reduce el riesgo de infecciones respiratorias, enfermedades cardíacas, derrames cerebrales y cáncer de pulmón.

Del mismo modo, el perjuicio de la salud por la mala calidad del aire se transforma en repercusiones económicas importantes al incrementar los costes médicos. En el plano monetario, también reduce la productividad de los trabajadores y daña el suelo, las cosechas, los bosques, los lagos y los ríos.

Reducir la contaminación de las ciudades también es clave para frenar el cambio climático, ya que las urbes han llegado a ser las responsables de la emisión del 70% de los gases de efecto invernadero que se vierten a la atmósfera en todo el mundo.

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