Contaminación

¿Y esta pastilla dónde se recicla?

Aún existen muchas dudas sobre cómo proceder con los fármacos caducados o no necesarios: si bien SIGRE dispone de un amplio sistema de contenedores en las farmacias, este no cubre todas las preguntas.

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30
May
2023

La escena resulta bastante frecuente: cajas de medicamentos que, por distintos motivos, se quedan rezagadas en el fondo de botiquines, cajones, neveras y estanterías y que en algún momento queremos hacer desaparecer de nuestras casas. En este sentido, el Sistema Integrado de Gestión y Recogida de Envases (SIGRE) distribuye contenedores de color blanco en las farmacias que, de forma voluntaria, se adhieren a esta iniciativa. Es en estos espacios donde se pueden depositar pastillas o jarabes caducados (o que simplemente no se vayan a consumir).

Pero en ocasiones surgen algunas dudas. ¿Se puede reciclar cualquier fármaco o elemento sanitario que tengamos en casa? La respuesta es negativa. En estos recipientes únicamente deberían depositarse los medicamentos caducados o que ya no se necesitan, dentro del envase y junto a su caja y prospecto. Este procedimiento tiene una explicación: la caja y el prospecto permiten identificar de forma más sencilla el tipo de fármaco que contiene y el tratamiento medioambiental que necesita. Si no, el proceso se complica. También tendríamos que introducir los envases –aunque estén vacíos– en los contenedores al finalizar un medicamento (ya sean blísteres, tubos o frascos).

Los fármacos, al fin y al cabo, constituyen residuos especiales cuyo tratamiento también requiere un trabajo específico. Si el reciclaje no se realiza de forma adecuada, el riesgo de contaminación ambiental es muy elevado. «El objetivo se centra en evitar que esos residuos se mezclen con la basura doméstica, porque pueden contener residuos de principios activos potencialmente tóxicos, o con graves efectos en el medio ambiente», explican desde la Organización de Consumidores (OCU). Los antibióticos, por ejemplo, pueden acabar con los microorganismos que degradan la materia orgánica en los vertederos, mientras que los anticonceptivos o los antiinflamatorios son tóxicos para la fauna cuando acaban en un curso de agua del entorno.

El sistema de reciclaje intenta lograr que los fármacos no terminen en la naturaleza, contribuyendo a un deterioro medioambiental creciente

Después, el recorrido de todo este material se diversifica. El sistema resulta eficiente, ya que los mismos distribuidores que reparten nuevos medicamentos a las farmacias aprovechan para recoger los residuos depositados en el Punto SIGRE y derivarlos a la organización, que los almacena en sus instalaciones hasta que se transportan a la Planta de Clasificación de Envases y Residuos de Medicamentos, en Tudela de Duero (Valladolid). Después, los envases de los medicamentos se clasifican por materiales –papel, cartón, metal y vidrio- para su posterior gestión por parte de empresas especializadas. Además, por un lado, los medicamentos catalogados como no peligrosos se destruyen mediante valorización energética; es decir, se utilizan como combustible en instalaciones industriales o para producir energía eléctrica. En cambio, aquellos catalogados como peligrosos en la Lista Europea de Residuos –los citotóxicos y los citotásticos– los destruyen gestores de residuos autorizados.

No obstante, existen otros productos cuyo lugar no está en un contenedor SIGRE, como ocurre en el caso de las agujas u objetos cortantes, termómetros, gasas, guantes, pilas, radiografías, test covid-19 o cualquier producto químico. En este caso, deberíamos llevarlos a un Punto Limpio o Ecoparque Municipal. No obstante, desde hace un tiempo nos ronda también un tercer ámbito de artículos sobre los que se ciernen algunas preguntas, como son aquellos relacionados con la pandemia de la covid-19, como las mascarillas usadas. Las indicaciones del Ministerio de Sanidad son sencillas: tendrían que arrojarse al contenedor gris (fracción resto) o basura general, al igual que los guantes. Los botes de gel hidroalcohólico, por su parte, irían al cubo amarillo, aun con restos.

Tal como explican desde SIGRE, todos los restos de medicamentos son destruidos, «ya que según la normativa vigente y las instrucciones de la Agencia Española de medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS) sobre donaciones de medicamento, está prohibido el uso de estos residuos para nuevos pacientes, tanto de nuestro país como de otros países, por el riesgo sanitario que supone su reutilización».

Se trata, en definitiva, de un complejo sistema de reciclaje con un objetivo: lograr que los fármacos no terminen dispersos en la naturaleza, contribuyendo a un deterioro medioambiental creciente. Sin embargo, aún falta mucho para que sepamos contribuir de forma adecuada a este proceso. Quienes abren los contenedores no dejan de sorprenderse con la diversidad de elementos depositados en ellos: calzoncillos, restos de comida, mandos a distancia, gafas o cargadores de móviles suelen entremezclarse en el interior de los contenedores junto a las pastillas y los jarabes.

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