Siglo XXI

¿Un nuevo desorden mundial?

Si se le pregunta a la población cómo ve el mundo para 2023, se produce un choque de percepciones. El futuro que se avecina está marcado por las crisis y las tensiones que generan.

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21
febrero
2023

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¿Hacia dónde va el futuro y cómo se repartirán los equilibrios de poder en el mundo que se avecina? El debate sobre si se avecina un nuevo orden económico y laboral, si la década de los 10 ha sentado la semilla para una nueva organización global o hasta cómo de duraderas serán las consecuencias sociales de la pandemia del coronavirus está lejos de ser nuevo. Pero, además, la crisis climática o la escalada inflacionaria global de los últimos meses han perfilado todavía más el contexto.

Los grandes retos a los que se enfrenta el mundo llevan a las personas a reclamar de empresas e instituciones la puesta en marcha de planes y soluciones adaptadas a cada mercado. Sin embargo, menos de la mitad (36%) considera que su gobierno nacional o las empresas (45%) planifican adecuadamente el futuro a largo plazo. Esas son las conclusiones del último análisis Global Trends, que elabora la consultora Ipsos y que ha entrevistado a 48.000 personas en 50 mercados, lo que supone una cobertura del 70% de la población y el 87% del PIB mundial y lo que ayuda, por tanto, a tomar el pulso a lo que ahora mismo preocupa a las personas.

En líneas generales, el pronóstico para este año apunta a que la ciudadanía se adentra «en un nuevo desorden mundial caracterizado por la convivencia de múltiples crisis», concluye el estudio. Esto se explica por la confluencia de varias tendencias, que

Así, el estudio habla de la «creciente tensión entre lo global y lo local» por un choque entre percepciones. Aunque muchos hablan de desglobalización, al menos seis de cada diez personas en todo el mundo creen que la globalización es beneficiosa para sus vidas (62%) y para su país (66%). En la última década, esta cifra ha ido aumentando progresivamente, incluso cuando las tensiones geopolíticas han empeorado.

A pesar de sentirnos pesimistas ante el panorama mundial, se confía en las propias perspectivas

A esto suma que la mayoría de las personas temen por el futuro del planeta. Ocho de cada diez encuestados opinan que la Tierra se dirige hacia un desastre medioambiental y que solo un cambio de hábitos ayudará a frenarlo. A pesar de esta visión mayoritaria de hacia dónde van las cosas, lo que no está tan claro es que cómo se debería abordar ese cambio. Incluso, se podría hablar de una cierta desconfianza: más de la mitad de la muestra afirma que los científicos «no saben realmente de lo que están hablando en cuestiones medioambientales».

En esta visión del estado de las cosas, también se reserva un papel clave y claro para las empresas. «A pesar de las divisiones globales, la población espera que marcas y empresas actúen», sintetiza en uno de sus puntos el informe. De hecho, la mayoría cree que estas pueden incluir «de forma positiva» en la sociedad y que no por ello van a dejar de ganar dinero. Un 80% asegura que apoyar buenas causas y tener beneficios económicos es compatible. Incluso, un 64% asegura que compra productos que son más responsables, aunque sean más caros.

Frente a estos datos, el análisis aporta otra estadística: casi dos tercios de los encuestados cree que los líderes empresariales no son honestos. «Para líderes y altos directivos, saber navegar a través de esta caótica década significa que los detalles importan», apunta Ben Page, CEO Global de Ipsos.

Si el foco se pone en la industria de la tecnología, la percepción es negativa. Seis de cada diez encuestados temen que el progreso tecnológico esté destruyendo nuestras vidas, por mucho que el 71% reconozca que ya no puede vivir sin internet. La relación de la sociedad con la tecnología es contradictoria: ese temor al efecto que las compañías tech pueden tener convive con la resignación a perder parte de la intimidad –un 81% lo percibe así– por la omnipresencia de las nuevas tecnologías.

Finalmente, y a pesar de que la percepción general del mundo es compleja y más llena de sombras que de luces, esto no implica que la ciudadanía vea su propio futuro de la misma manera. Como apunta el estudio, a pesar de sentirnos pesimistas ante el panorama mundial, se confía en las propias perspectivas.  Existe una clara predisposición natural al optimismo, recuerdan. Mientras que solo el 31% es optimista respecto al mundo en general, la mayoría (57%) se considera feliz y el 59% es optimista sobre cómo les irá en 2023 a nivel personal y familiar.

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