La inflación del ‘Día Mundial’

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Fran Sánchez Becerril

@fransanchezbe

El 14 de marzo es un día de particular ajetreo: en esa jornada se conmemoran el Día Mundial de las Matemáticas, el del Número Pi y el Día Europeo para la Prevención del Riesgo Cardiovascular, entre otra decena de cuestiones. El atasco entre días conmemorativos es tal, que incluso ha dado lugar a conmemoraciones satíricas: el 14 de marzo también se celebra, entre otros, el Día del Solomillo y la Mamada, una respuesta irónica y descarnada que coincide –no por casualidad– un mes después de San Valentín. Y este es solo uno de los 365 días que tiene un año.

Según Naciones Unidas, el adjetivo añadido a estos días –como mundial, internacional o universal– no supone ninguna diferencia en cuanto a la naturaleza de la conmemoración, sino tan solo una preferencia del autor de la propuesta. Con sus distintas coletillas, los días conmemorativos se han multiplicado en los últimos años, con jornadas que solemnizan absolutamente todo: el Día Mundial del Orgullo Zombie (4 de febrero), el de Responder las Preguntas de tu Gato (22 de enero), el del Hombre del Tiempo (5 de febrero), el del Hijo del Medio (12 de agosto), el de Saltar en los Charcos (9 de septiembre), el Día Mundial de la Tortilla de Patatas (9 de marzo) y el Día Mundial de los Calvos (7 de octubre).

La invasión de esta clase de fechas surge con motivo de la multitud de organizaciones que las establecen: por un lado, están los días establecidos por la ONU y los gobiernos para concienciar y sensibilizar sobre determinadas situaciones y derechos; por otro, las iniciativas privadas, que son las que realmente hacen la mayor suma. No obstante, a pesar de que aquellos de origen institucional parecen tener más peso, lo cierto es que no hay días verdaderos o falsos: todos son válidos.

Los 189 de la ONU

Naciones Unidas establece en su calendario 189 días internacionales. Estos son decididos en su Asamblea General o declarados por cualquiera de sus agencias especializadas –como la Unesco, la FAO o la OMS– con un objetivo: informar al público sobre cuestiones de interés, movilizar recursos o celebrar logros humanos. Por ello, los motivos elegidos siempre «están vinculados a los principales campos de acción de las Naciones Unidas», como la paz, la dignidad, la igualdad y el desarrollo sostenible.

Aunque de forma irónica, el 14 de marzo se celebra, entre otros, el Día del Solomillo y la Mamada

En cualquier caso, ninguna celebración es vinculante para los Estados que pertenecen a la ONU, sino que «es opcional» y «en función de la sensibilidad de cada país al tema en cuestión».

A las conmemoraciones internacionales que marca Naciones Unidas se suman, además, los días europeos, panamericanos y nacionales, que son establecidos por las autoridades competentes, como la Unión Europea, la Unión Panamericana y los gobiernos de cada país. Es el caso del Día Europeo de la Salud Sexual (14 de febrero), el Día Panamericano de la Farmacia (1 de diciembre) y, en España, el Día Nacional del Donante de Órganos y Tejidos (celebrado el primer miércoles de junio).

Los que más suman, las iniciativas privadas

Al margen de estas jornadas también es posible encontrar conmemoraciones relativas a cualquier asunto. Las iniciativas privadas son las que más celebraciones suman: cualquiera puede decir que es el Día de Algo; cuestión distinta, en cambio, es que tenga predicamento.

Muchos días están aupados por productores o grandes corporaciones con un objetivo publicitario. Se trata de un intento de incentivar el consumo de algún producto. Es lo que ocurre con las jornadas dedicadas a la cerveza (4 de agosto), el jamón (8 de septiembre) o el chocolate (13 de septiembre), pero también con el día dedicado a Los Simpson (19 de abril) o los diversos días dedicados a la ropa. Estas conmemoraciones, no obstante, no solo viven del consumo: también sirven para mostrar la honra de pertenecer a un grupo que parte de la población mira con extrañeza, como ocurre con el Día del Orgullo Friki (25 de mayo) o el del Otaku (15 de diciembre).

Por supuesto, también sirven para reivindicar situaciones injustas (incluso mucho antes de ser reconocidas por las instituciones),  como ocurre con el actual Día del Orgullo LGBT (28 de junio), que al principio solo era una jornada para rememorar los disturbios de Stonewall de 1969. Hoy, en cambio, sirve para recordar la dignidad básica de todo ser humano independientemente de su orientación sexual.