Salud

¿Funciona el ayuno intermitente?

Se trata de uno de los regímenes alimenticios más populares, y consiste en dejar de comer durante más horas de lo habitual para reducir la ingesta calórica. Algunos estudios muestran conclusiones positivas. Otros, en cambio, colocan interrogantes sobre una dieta que puede llegar a ser peligrosa.

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23
enero
2023

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La alimentación consciente es una de las grandes tendencias actuales de la cultura occidental, lo que ha llevado a la aparición de numerosas conjeturas para optimizar nuestra forma de comer. Una de las más populares es el ayuno intermitente, cuya popularidad lo ha llevado a la controversia: los beneficios se exageran, los riesgos se esconden y las conclusiones se simplifican.

A grandes rasgos, el ayuno intermitente es un régimen alimenticio que consiste en dejar de comer durante más tiempo del habitual (por ejemplo, unas 16 horas) antes de volver a comer con normalidad. Se suele practicar durante un periodo corto de tiempo para perder peso, aunque algunos lo han incorporado a su dieta diaria. Incluso hay quien lo ha llegado a utilizar para «desintoxicar» (lo que en inglés se llama detox) el organismo una vez cada varios meses. Entre los beneficios del ayuno intermitente están, según sus seguidores, la pérdida de peso, el retraso del envejecimiento, la reducción del estrés, la regulación de la microbiota intestinal, la restauración de la homeostasis y una mejora de la autofagia.

Algunos ensayos médicos en humanos y roedores han mostrado varias de estas mejoras en pacientes con obesidad, diabetes o problemas cardiovasculares. Es el caso del estudio publicado en la International Journal of Obesity, que sostiene que el ayuno intermitente de los participantes dio lugar a una reducción de peso de entre el 3% y el 8%. Otros ensayos, no obstante, sugieren que esas mismas mejoras se podrían haber logrado mediante cualquier otra estrategia alimentaria de reducción calórica, dado que los pacientes parten con unos hábitos nocivos y fácilmente mejorables. Otros estudios apuntan hacia los beneficios de la cetosis –estado metabólico en el que al no haber suficiente cantidad de glucosa, el cuerpo utiliza grasas y cetonas con el objetivo de producir energía–, famosa por las llamadas «dietas keto».

Su popularidad lo ha llevado a la controversia: los beneficios se exageran, los riesgos se esconden y las conclusiones se simplifican

El primer problema del ayuno intermitente está relacionado con la propia elaboración de la mayoría de los estudios clínicos, ya que se han realizado bien en animales, bien en pacientes varones de mediana edad y con sobrepeso, razón por la cual no se puede generalizar que sea positivo para personas –jóvenes o mayores– con un peso normal.

El concepto de ayuno intermitente es tan flexible que hay tantas prácticas como practicantes, lo que da pie a malas interpretaciones y decisiones extremas. Muchos de los que intentan ayunar, por desconocimiento, acaban con deficiencias nutricionales, las defensas bajas, el metabolismo ralentizado o simplemente sin energía. Algo parecido sucede con los que intentan pasarse a la cetosis, que se topan con el estreñimiento, piedras en el riñón o hipoglucemia.

Entonces, ¿puede el ayuno intermitente ayudar a algunas personas? Sí, si bien mediante las instrucciones de un profesional y un programa individualizado, ya que cada persona reacciona al régimen de forma distinta. No obstante, y en general, ¿se puede decir que el ayuno intermitente es una estrategia nutricional adecuada? De momento no: no existe evidencia científica concluyente ni generalizable sobre los efectos –positivos o negativos– del ayuno intermitente. De hecho, puede incluso convertirse en una práctica patológica entre personas con predisposición a sufrir trastornos de alimentación.

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