Contrarreloj: el tiempo sigue corriendo tras la Cumbre
En el último esfuerzo por salvar las negociaciones, los países participantes han acordado la creación del Fondo de Pérdidas y Daños para dar justicia a los más afectados por la crisis climática. Sin embargo, ni Estados Unidos ni China han dado un paso ambicioso para frenar su dependencia de los combustibles fósiles: una vez más, el objetivo de esta edición, implementar las decisiones tomadas en el Acuerdo de París y el Pacto de Glasgow, ha caído en saco roto.
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Las expectativas se mantuvieron hasta el último minuto en Sharm el-Sheikh, sede de la 27 Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27). En contra de lo que la presidencia de Egipto esperaba, los países no llegaron a un acuerdo hasta el domingo por la mañana, dos días más tarde de la clausura oficial y después de que el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, volviera desde Bali donde se llevaban a cabo las reuniones del G-20 para acelerar a los países a tomar decisiones que respondan la urgencia de la crisis climática.
«El mundo se quema y se ahoga ante nuestros ojos. Insto a todas las partes a que demuestren que lo ven y lo comprendan. Envíen una señal clara de que las voces de quienes están en la primera línea de la crisis finalmente se están escuchando», anunciaba a su regreso el pasado jueves 17. Por entonces advertía que, a 24 horas de la clausura oficial, las Partes seguían «divididas sobre una serie de cuestiones importantes».
Alrededor de las tres de la madrugada del domingo, con muchos participantes ya de camino a sus países y algunos acompañando las largas jornadas de discusiones climáticas desde el suelo de los pasillos de la sede, el presidente de la COP27, Sameh Shoukry, anunciaba el contenido del «Plan de Implementación de Sharm el-Sheikh», un documento de diez hojas que marca los siguientes pasos que los países deberán tomar en pérdidas y daños, mitigación, adaptación y financiación climática, entre otros.
El fondo económico para ayudar a los países más afectados por el cambio climático todavía plantea cuestiones como cuánto dinero se invertirá en él o qué países serán los que más aporten
El gran protagonista fue el Fondo de Pérdidas y Daños, un logro histórico recibido gratamente por los países más vulnerables al cambio climático como los de las Islas del Pacífico, quienes, además, venían impulsando esta iniciativa desde hace décadas. Pero la propuesta tiene muchos vacíos y enfrentará algunos desafíos durante el próximo año para poder responder a preguntas esenciales que no pudieron concretarse en esta edición: ¿Cuánto dinero se invertirá en el fondo? ¿Quiénes aportarán? ¿Cuál será el mecanismo para acceder a él?
Días antes de la clausura, el lenguaje usado en los borradores que hacían mención a reducir progresivamente el uso los combustibles fósiles despertaban alarmas entre los observadores, ya que hacía mención solo al carbón y dejaba de lado otros como el petróleo o el gas. Incluso ignoró propuestas como la formulada por India, que apostaba por incluir a todos los combustibles fósiles y no solo al carbón en la transición para su eliminación. La propuesta tuvo el respaldo de la Unión Europea, que no pudo presionar más para evitar que fuera borrado de la versión final.
Los miembros de la Cumbre ignoraron propuestas como la de India, que apostaba por incluir a todos los combustibles fósiles (y no solo al carbón) en la transición para acabar con ellos
El texto definitivo mantuvo un lenguaje ambiguo y mediocre: «Se exhorta a las Partes a que aceleren el desarrollo, el despliegue de tecnologías y la adopción de políticas para la transición hacia energías de bajas emisiones (…) y a acelerar los esfuerzos hacia para la eliminación gradual de energía de carbón y eliminación gradual de los subsidios ineficientes a los combustibles fósiles».
Las primeras reacciones llegaron desde las organizaciones de la sociedad civil. «Esta COP particularmente desafiante trae una esperanza, especialmente para las personas más vulnerables, con un acuerdo para establecer un fondo de Pérdidas y Daños. Pero muy poco progreso en la larga lista de tareas pendientes que tienen los países para enfrentar el mayor desafío de nuestro tiempo: el más importante, la eliminación gradual de todos los combustibles fósiles», señaló la red de más 170 ONGs de 38 países, CAN Europa.
Bucher (Oxfam Internacional): «Los países ricos y gran parte de los países de ingresos medios pueden abandonar los combustibles fósiles lo suficientemente rápido como para mantener el calentamiento por debajo de 1,5 °C»
El presidente de la COP26, el británico Alok Sharma, se sumaba a la decepción: «Un seguimiento claro de la reducción gradual del carbón no está en este texto. Una clara apuesta por la eliminación progresiva de todos los combustibles fósiles no está en este texto. Y el texto energético, debilitado, en los minutos finales». Por otro lado, la directora ejecutiva de Oxfam Internacional, Gabriela Bucher señalaba: «Los países ricos y muchos países de medianos ingresos que tienen la capacidad de hacerlo no están abandonando los combustibles fósiles lo suficientemente rápido como para mantener el calentamiento por debajo de 1,5 °C, lo que genera más pérdidas, daños y sufrimiento».
A pesar de que la comunidad científica advirtió desde el primer momento que el mayor causante de la crisis climática es el uso de combustibles fósiles, ningún gran país emisor, como Estados Unidos o China, ha dado un paso ambicioso para frenar la dependencia hacia esta clase de energía. Así, y una vez más, el objetivo de esta COP, que era dar paso a la implementación de las decisiones tomadas en el Acuerdo de París y el Pacto de Glasgow, no se cumplió.
Queda claro que con Egipto entregando la presidencia de la COP el próximo año a los Emiratos Árabes, uno de los mayores productores de petróleo del mundo, poco de esto podrá cambiar. Además, es probable que se sume el desafío por salvaguardar la integridad y seguridad de los observadores, miembros de la sociedad civil, quienes este año enfrentaron desafíos nunca antes vistos como la extrema vigilancia, recursos limitados de alimento e Internet y restricciones excesivas para manifestarse cívicamente.
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