Medio Ambiente

Ser sostenible

La sostenibilidad es uno de estos posicionamientos de propósito general por su gigantesco impacto. Podemos verlo de dos formas: un desafío enorme al que dar solución o una oportunidad para ser parte de lo nuevo.

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19
octubre
2022

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La historia de la humanidad es una historia de complejidad creciente. Cada cambio y cada evolución han generado nuevos niveles de conexiones e interdependencias. Por ejemplo, hace miles de años, con la creación de las ciudades, se creó también el comercio o los ejércitos. Cada nueva capa construye un mundo nuevo de oportunidades para los humanos. El incremento de complejidad es bueno, es lo que nos ayuda a progresar.

En este sentido, complejidad y tecnología siempre han ido de la mano (el fuego, la rueda, el motor de vapor, internet…). Hoy vemos como nuevos avances tecnológicos plantean desafíos en el ámbito de la organización económica, empresarial y social, al tiempo que las instituciones existentes encuentran problemas para responder a los desafíos que plantean. Estas dificultades tienen que ver, en muchas ocasiones, con la dificultad de la mente humana para lidiar con lo exponencial.

Imaginemos un tablero de ajedrez en el que, sobre la primera casilla, depositamos un grano de trigo. Si en las siguientes depositásemos el doble y continuásemos así hasta el final del tablero, tendríamos 18.446.744.073.709.551.615 granos, varias veces la producción mundial.

El problema es que sobre lo exponencial los sesgos actúan exponencialmente, por lo que una persona equivocada en un entorno exponencial es alguien muy equivocado. Las personas ofrecen respuestas a muchas situaciones que se encuentran marcadas por sus sesgos como los de representatividad, disponibilidad o anclaje. Este tipo de sesgos nos lleva, de forma sistemática, a cometer errores en las inferencias que realizamos, subestimando el impacto de lo exponencial.

No conviene pensar que lo exponencial es exclusivamente un fenómeno tecnológico, sino que afecta a la base tradicional de ser humano

Esto es así porque las personas ansían certezas, y lo exponencial no deja de ser un factor que amplifica la incertidumbre. Es una expresión de la complejidad del momento, una traslación del sistema adaptativo y complejo en el que vivimos y en el que la comprensión de cada una de las partes que lo conforman no implica la comprensión de todo el sistema. Por eso cada vez veremos más gente que creerá que la tierra es plana, hueca o cualquier despropósito de ese nivel.

No conviene pensar que lo exponencial es exclusivamente un fenómeno tecnológico, sino que afecta a la base tradicional de ser humano. Nunca hemos pensado así, pero o mutamos y nos adaptamos o tendremos problemas. Hablamos mucho de tecnologías de propósito general, aquellas que tienen el potencial de cambiar todas las cosas, como lo fue la electricidad o lo está siendo la inteligencia artificial. Pero nos solemos olvidar de que los humanos estamos obligados a transformar nuestra forma de vida con el cambio impuesto por la adopción de estas tecnologías.

Debemos encontrar los espacios para pensar en posicionamientos de propósito general, sobre todo en esta época de audiencias fragmentadas en la que nadie parece tener capacidad o tiempo para pensar en el todo. Un posicionamiento de propósito general significa que si te lo saltas vas a quedar fuera de lo nuevo. Así, lo digital y lo exponencial se han combinado para generar un enorme impacto en las últimas décadas, fruto de la combinación de múltiples ideas y es ahí, en esa combinación de ideas, dónde nacen las soluciones de las que nos dotamos como especie.

No abrazar la sostenibilidad (o hacerlo tarde) puede dejarnos completamente fuera de juego

La sostenibilidad es uno de estos posicionamientos de propósito general por su gigantesco impacto. Podemos verlo de dos formas: un desafío enorme al que dar solución, pero al mismo tiempo una oportunidad para ser parte de lo nuevo.

Quedarse fuera de lo nuevo puede ser dramático, ya que en realidad significa que estarás perdiendo competitividad y, en un contexto de incertidumbre y cambio exponencial, eso pasa sin casi tiempo para darse cuenta. Tomemos como ejemplo los Países Bajos y el potente ecosistema agrícola que han generado gracias a los esfuerzos en investigación, desarrollo y producción: todo ha sido desarrollado en un entorno en el que los estándares de sostenibilidad, marcados por la regulación europea, han sido de los más exigentes del mundo. No solo se han convertido en un símbolo de orgullo para la industria, sino que han posicionado al sector agrícola neerlandés como uno de los más competitivos del mundo.

Superar la tentación de saltarse la sostenibilidad por la vía del ahorro de costes y dejar que inventen otros dará un resultado similar a lo que ocurrió con lo digital en muchos países y empresas: no abrazar la modernidad digital (o hacerlo tarde) les ha dejado completamente fuera de juego.

El gran riesgo de la humanidad es no tener ideas que permitan posicionamientos capaces de construir soluciones y hacernos seguir evolucionando como especie

Abrazar la sostenibilidad es el camino a seguir para construir los países competitivos del mañana con la complejidad necesaria para estar en primera división. Y ahí contamos con un aliado extraordinario: la capacidad exponencial de la tecnología. Porque la sostenibilidad, no lo olvidemos, se encuentra fuertemente marcada por la tecnología y su carácter exponencial, y para que este salto sea verdaderamente relevante lo exponencial debe ser la filosofía.

Y es que los cambios tecnológicos por sí solos no son suficientes; necesitan cambios en la forma de pensar y de pensarse. Si la tecnología es exponencial, el pensamiento debe de ser también exponencial y ello requiere comprender que existen, al igual que tecnologías de propósito general, posicionamientos de propósito general.

Por experiencia sé que un enemigo a batir en el día a día es el impact washing. Es como quien pensaba y contaba que se estaba digitalizando por poner los artículos en pdf. Tenía buena intención, pero no comprendía que lo que estaba haciendo no era una equivocación intrascendente, sino que le estaba evitando afrontar el mayor problema empresarial de su vida.

El gran riesgo de la humanidad es no tener ideas que permitan posicionamientos capaces de construir soluciones y hacernos seguir evolucionando como especie. Si pensamos que esas ideas van a venir de autocracias nos equivocamos. La gran característica de las autocracias es que no permiten buenas ideas, nos lo dicen miles de años de experiencia. En sistemas complejos la salida siempre es por arriba, y no hay vuelta atrás posible sin colapso. La sostenibilidad es el reto competitivo de especie de nuestro tiempo.


Carlos Barrabés es presidente de Barrabés.biz e impulsor de Mañana Empieza Hoy.

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