Diálogos Ecotópicos: creativos y activistas escriben las utopías del futuro

«Los humanos somos yonquis del relato», explica el ilustrador Miguel Brieva. Se encuentra en la cantina de Matadero, en Madrid, junto a su compañera de profesión Emma Gascó y Mikelón Zuloaga, de la bilbaína Red Artea de Acogida de Refugiados. Este último defiende un punto de vista peculiar: el «enfoque disfrutón» de los activistas. Entre los tres discuten la capacidad de crear un futuro mejor frente a la crisis climática.

El pasado sábado 8 de octubre se celebró en Matadero, dentro del programa del Another Way Film Festival, certamen dedicado al cine sobre el cambio climático, el primero de los Diálogos Ecotópicos que organizan Greenpeace y la Cooperativa Garúa, una serie de encuentros entre proyectos ecológica y socialmente sostenibles y creadores de todo tipo. El objetivo es el siguiente: crear relatos utópicos con un enfoque ecológico y «realista» –en el sentido de no derivar hacia la ciencia-ficción– con los conocimientos actuales para imaginar un futuro mejor ante la crisis climática.

Tal como señalan desde Greenpeace, «estos diálogos son una manera de intentar trabajar sobre cómo construir ecotopías, en el sentido de futuros mejores». La idea parte de otro proyecto muy similar, Borradores del Futuro, en el que se reunía a activistas ecologistas con experiencias de lucha contra la crisis climática y ha escritores para buscar la creación de relatos sobre un futuro mejor. También parte de la célebre frase atribuida al filósofo Fredric Jameson: es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo.

Los diálogos se inspiran en la frase atribuida al filósofo Fredric Jameson: es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo

La ecotopía, explican desde la oenegé, se distingue de la utopía «en el sentido de que tiene que tener realismo ecológico con los conocimientos y límites que tenemos ahora. No nace de la nada, han existido desde siempre, pero la diferencia es que, por ejemplo, Star Trek no nos vale: de aquí a 50 años es imposible tener ese tipo de tecnología. Creemos que imaginar futuros posibles mejor es una necesidad».

Por su parte, Mikelón Zuloaga explicó la experiencia en tejido de redes de acogida y creación de comunidades de la red Artea, con más de dos décadas de existencia. Actualmente gestionan doce casas con propiedad colectiva y su propia red productiva, que les permite autoabastecerse en parte de sus propias conservas o pan, en las que viven algo más de 125 personas, mezcla de refugiados y miembros del colectivo: «Nuestro objetivo final es crear nuestra propia economía circular, también desde la creación de comunidad».

La unión de Mikelón con los ilustradores Gascó y Brieva busca inspirar precisamente la imaginación de un nuevo futuro. Desde Greenpeace planean ir sentando a creativos de diferentes disciplinas con activistas de todo tipo, no solo con experiencias como las de Artea. Zuloaga, de hecho, pidió «que no nos idealicen ni se imaginen una vida bucólica; nos equivocamos, probamos cosas y no siempre es fácil. Parece que en los cambios sociales no se permite el error, pero a veces es imposible evitarlo».

Marta García Larriu, directora del Another Way Festival y también participante en la charla, defendió la idea de «proyectar juntos un futuro posible dentro de la realidad de los hechos, aceptando que va a haber un periodo de inestabilidad climática que tendremos que atravesar con imaginación colectiva. Así compartimos los miedos e inseguridad a la par que las ideas y soluciones». Y es que, tal como señala, «se están consiguiendo más cosas de las que parecen».

La segunda charla de Ecotopías se celebrará en Barcelona y será temática, estando dedicada a la lucha por una vivienda digna. Aunque según recuerdan desde Greenpeace, no se pretende imaginar el futuro completo: «Queremos visibilizar nuevas formas de crear cosas que no están existen. Juntar a creadoras con experiencias y que se retroalimenten». El paso final, muy relacionado con su presencia en el Another Way, es llevarlo al cine: «Sentar a creadoras cinematográficas y que esos futuribles optimistas, pero realistas, den el salto al audiovisual».