Sociedad

Devolver al pueblo lo que nos dio

Necesitamos reconocer a la mujer rural su contribución en el desarrollo de estas zonas y este es un buen momento para que reflexionemos acerca de los grandes retos, dejando atrás estereotipos asociados al emprendimiento femenino en este ámbito. Qué mejor forma de darle al pueblo todo lo que nos enseñó que transmitiendo el empleo a esos lugares que otros suponen sin vida.

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18
octubre
2022

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Siempre me he considerado una persona de mundo, pero sobre todo, de pueblo. Me crié en un municipio extremeño de menos de 5.000 habitantes y eso influyó, como es lógico, en todos los aspectos de mi vida y de mi carácter. Al pueblo le debo lo que soy hoy pero también lo que he sido años atrás y lo que he vivido.

Le debo todos los kilómetros que hice, jugando sin demasiadas restricciones, en vez de pasar horas frente al televisor. Le debo mi pasión por la naturaleza, la aventura y la libertad, aspectos que me han ayudado, años después, a desarrollar determinadas aptitudes en mi carrera profesional, como la resiliencia o la creatividad. También le debo el sosiego y la paciencia que adquirí gracias a crecer en un entorno tranquilo en el que los tiempos eran otros y el ritmo te ayudaba a concentrarte y enfocarte en lo que realmente te interesaba.

Todo esto me hizo sentir que estaba en deuda con el entorno que me vio nacer y, hace más de cinco años, encontré la manera de devolverle a mi tierra lo que me había dado emprendiendo mi proyecto profesional allí, en el pueblo. Y es que, en la actualidad, el mundo rural se está llenando de nuevo de historias emprendedoras como la mía, en muchos casos lideradas por mujeres que han decidido empezar sus proyectos lejos de las ciudades (y a pesar de las dificultades).

De tradicional, poco

Tendemos a pensar que las profesiones desarrolladas en el entorno rural tienen nombres masculinos y apellidos solo relacionados con la agricultura y la ganadería, con poco futuro para las nuevas generaciones y menos aún para las mujeres. Lo cierto es que, si el desempleo es una constante en estas zonas, para la mujer la situación empeora. Pero como todo, el ámbito rural también avanza y se adapta, y esto es lo que lleva ocurriendo estos últimos años.

Para todas las que hemos emprendido en una zona rural, la digitalización ha sido el trampolín que necesitábamos, acortando distancias y ofreciendo oportunidades de negocio. No obstante, pese al avance de los últimos años, el nivel de conexión de muchas de estas zonas sigue por detrás del de las ciudades: la brecha digital existe y afecta directamente al emprendimiento porque ralentiza otros factores fundamentales para el desarrollo profesional de la mujer, como son la atracción y retención del talento, el acceso a determinados recursos y la propia comunicación.

No solo la ganadería y la agricultura ofrecen posibilidades en los entornos rurales: en España existen miles de historias femeninas emprendedoras fuera de los sectores tradicionales

Aunque de forma lenta, también el cambio cultural y mental en la sociedad española ha permitido avanzar en temas de conciliación. Y es algo que no incumbe solo a las mujeres, pero cuando abordamos este tema en los pueblos es inevitable que hagamos hincapié en las madres, ya que somos nosotras las que tenemos mayores dificultades para compaginar nuestras carreras profesionales con nuestra vida personal, lo que sigue siendo un freno importante para emprender un negocio.

Sin ir más lejos, mi madre comenzó a trabajar en casa con su abuela a los 13 años. Tuvo incluso que dejar el colegio. Dio su vida por nosotros y por ese motivo nunca pudo aspirar a estudiar o trabajar fuera de la casa. Ahora ha encontrado su primer trabajo con 53 años, con nosotras.

En cuanto a las profesiones: no, no solo la ganadería y la agricultura ofrecen posibilidades en los entornos rurales. El proyecto que he fundado junto a mi compañera Nuria Morales es una marca vegana de kombucha, cuya producción se desarrolla irónicamente en la tierra del cerdo ibérico. Pero no es la única. En España existen miles de historias femeninas emprendedoras desarrolladas fuera de las ciudades y fuera de los sectores tradicionales.

En este sentido, es necesario que cambie nuestra percepción sobre lo que es realmente el entorno rural y sobre las oportunidades y realidades para la mujer a la hora de emprender un proyecto en la mal llamada «España vaciada», que de vacía no tiene nada.

El pueblo no es para todas… o sí

He de decir que el entorno rural no es para todas. El emprendimiento femenino en los pueblos no es fácil y requiere lidiar con muchos aspectos que serían más asumibles en la ciudad. Existen además numerosos retos que hay que conocer y afrontar, como la falta de referentes, el aislamiento de estas zonas o la gestión de la formación.

Pero quiero destacar algo: no creo que estemos ante una falta de referentes como habitualmente se menciona, sino ante una falta de visibilidad de los mismos: cuando decidí comenzar mi proyecto, no conocía otras mujeres empresarias que llevasen a cabo su trayectoria profesional en el mundo rural.

Y esto se complica más cuando hablamos de mujeres que son madres. Si no visibilizamos casos de éxito de estos perfiles, si no les enseñamos a las niñas rurales las oportunidades y opciones que tienen, estamos poniendo límites al emprendimiento y, por lo tanto, al crecimiento económico de estas zonas.

Existen numerosos retos que hay que conocer y afrontar, como la falta de referentes, el aislamiento de estas zonas o la gestión de la formación

Por suerte, internet y las redes sociales han facilitado mucho el acceso al talento y la inspiración complementando a los libros, que han sido siempre mis principales referentes. Sin embargo, el aislamiento que sufren las zonas rurales influye negativamente en esta escasa visibilidad, pero también en otros aspectos. La falta de redes e instrumentos que sumen y ayuden a potenciar un proyecto emprendedor en este entorno frena el emprendimiento rural.

Por otro lado, la gestión de la formación del talento femenino en el ámbito rural es otro de los principales problemas a los que se enfrenta la «España vaciada». Hay que tener en cuenta que muchas mujeres rurales buscan su primera experiencia laboral a una edad muy avanzada porque antes, por falta de conciliación y por la propia cultura social de nuestro país, no tuvieron la oportunidad de hacerlo –algo que ya ha cambiado en las generaciones más jóvenes–. Esto hace esencial que los esfuerzos formativos en estas zonas estén enfocados no solo a las mujeres más jóvenes que están al comienzo de su carrera, sino a todo tipo de edades y necesidades.

El pasado 15 de octubre se celebró el Día Internacional de las Mujeres Rurales con el objetivo de reconocer a la mujer rural su contribución en el desarrollo de estas zonas y creo que es un buen momento para que reflexionemos acerca de los grandes retos, dejando atrás estereotipos asociados al emprendimiento femenino en el mundo rural.

Estoy segura de que, como yo, muchas otras mujeres sienten esa necesidad de devolverle al pueblo lo que este les dio. Y qué mejor forma de hacerlo que creando proyectos y empleo, transmitiendo ilusión y energía en esos lugares que otros suponen apagados y sin vida. La «España vaciada» tiene ante sí la oportunidad de llenarse de historias emprendedoras lideradas por mujeres.


Bea Magro es cofundadora de Komvida y panelista de Thinking Heads

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