Las consecuencias de tener a 740 millones de mujeres sin cuentas bancarias

La participación plena de las mujeres en el sistema financiero podría acelerar la disminución de la pobreza y de la desigualdad y suponer hasta 700 millones de dólares de ingresos. Sin embargo, son muchas las que siguen sin tener acceso a un servicio tan esencial como la banca.

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22
septiembre
2022

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En 2020, de las más de 14 millones de mujeres afganas, tan sólo el 7% tenía cuentas bancarias. Un año después, cuando el régimen extremista talibán tomó el poder, a las mujeres se les negó, entre otros derechos, el acceso total a servicios bancarios. Afganistán cuenta con una de las tasas de exclusión financiera más altas a nivel global. Pero no es un caso único.

Según el último informe de la organización Global Findex: Para 2021, 740 millones de mujeres en todo el mundo no tenían una cuenta bancaria. La situación ha mejorado levemente desde 2017, cuando se registraban más de 1.000 millones de mujeres sin acceso a la banca. Esto se debe en gran parte a las nuevas tecnologías. Así lo explica Mary Ellen Iskenderian, presidenta del Banco Mundial de la Mujer y autora del libro No hay nada micro en mil millones de mujeres: «Los servicios financieros digitales han cambiado las reglas del juego. Para los bancos tradicionales era muy costoso alcanzar a clientes que viven en zonas rurales, o que sólo realizan transacciones de cantidades muy pequeñas y de manera frecuente. Pero ahora que esos servicios se pueden ofrecer de manera digital el coste se ha reducido. Las empresas de telefonía móvil se han convertido en proveedores de servicios financieros al igual que los bancos. Las fintechs o empresas de tecnología financiera están eliminando las barreras que tradicionalmente han tenido que enfrentar las mujeres».

Iskenderian: «Las ‘fintechs’ o empresas de tecnología financiera están eliminando las barreras que tradicionalmente han tenido que enfrentar las mujeres»

En Etiopía, la empresa de dinero móvil M-Birr ofrece a sus usuarios una cuenta virtual desde la cual pueden hacer transferencias y pagar facturas. No hace falta tener siquiera Internet. Solo deben marcar desde sus celulares *818#. «El servicio se puede usar en cualquier lugar y a cualquier hora. Es mucho más práctico que los bancos», señala Tigist Gutema. 

Entre 2014 y 2021, el dinero móvil contribuyó a un aumento del 8% en los índices de acceso a servicios financieros en el mundo en desarrollo. Regiones como África Subsahariana, el sur de Asia, y países latinoamericanos como Paraguay han sido las más beneficiados. Sin embargo, todavía queda mucho por hacer. Las mujeres siguen representando el 54% de los adultos no bancarizados en el mundo.

«Las mujeres tienden a tener menos conocimientos financieros y digitales. Así que, debemos trabajar para mejorar sus capacidades. Por otro lado, muchos bancos y proveedores financieros no consideran a las mujeres buenas clientas. A pesar de que, múltiples investigaciones indican que las mujeres son más leales, son mejores pagando deudas y ahorran durante más tiempo. Y luego hay barreras que derribar en el ámbito gubernamental y político. En América Latina, por ejemplo, las mujeres sólo poseen alrededor del 18% de las tierras pero todavía muchos bancos exigen poseer terrenos o propiedades como única garantía para un préstamo empresarial», apunta Iskenderian.

Derribar estas barreras podría tener grandes beneficios para la economía mundial. Imaginemos un mundo en el que las mujeres tienen acceso a la misma cantidad de productos y servicios financieros que los hombres, como la aprobación de hipotecas, créditos de libre inversión, seguros de vida, entre otros. Estudios recientes demuestran que en ese escenario se generarían ganancias anuales de hasta 700 millones de dólares para los bancos, compañías de seguros, y empresas gestoras de inversiones. Así mismo, se estima que si las mujeres participarán de forma idéntica a los hombres en la economía, se sumarían más de 28 billones de dólares al Producto Interno Bruto mundial para 2025. Eso sería tanto como las economías actuales de Estados Unidos y China combinadas.

Si las mujeres participarán de forma idéntica a los hombres en la economía, se sumarían más de 28 billones de dólares al PIB mundial para 2025

Además, la inclusión financiera se traduce en beneficios para la sociedad en general. «Cuando las mujeres no sólo reciben más dinero, sino que tienen la capacidad de controlar cómo se gasta ese dinero, adquieren una mayor participación en todas las decisiones del hogar. Existen investigaciones muy fascinantes que demuestran que, si se incluye a las mujeres en el sistema bancario, es más probable que voten y que se presenten a cargos públicos en su comunidad. Además, es más probable que las mujeres, junto con sus hijos, puedan salir de una relación de abuso o maltrato», destaca Iskenderian.

También está demostrado que cuando las mujeres tienen mayor control sobre sus finanzas, invierten sus ingresos en mejorar la salud y educación de sus hijos, lo cual se ve reflejado en productividad económica. La participación plena de las mujeres en el sistema financiero podría acelerar la disminución de la pobreza y de la desigualdad. Y la mejor noticia, según Iskenderian, es que tenemos las herramientas para lograrlo. La inclusión financiera está a nuestro alcance.  


Este contenido fue emitido en formato audiovisual por el programa de televisión ‘Efecto Naím‘, una producción de Naím Media y NTN24. Forma parte de un acuerdo de colaboración de este programa con la revista Ethic.

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