Un metaverso limpio

En 1992, la novela Snow Crash hablaba por primera vez de la que está llamada a ser la revolución tecnológica de la próxima década: el metaverso. ¿En qué momento el pensamiento de Mark Zuckerberg evolucionó de la red social universitaria a la creación de este mundo paralelo? Es como si internet empezara de nuevo, solo que con mucha más capacidad. Y en concreto con una dimensión más.

El metaverso es un mundo virtual al que nos conectaremos utilizando una serie de dispositivos que nos harán pensar que realmente estamos dentro de otro mundo. Para abrir la puerta a la que está llamada a ser la revolución digital del siglo XXI, las gafas de realidad virtual serán un elemento básico que acompañarán a tabletas, teléfonos móviles y ordenadores en nuestro día a día. Pero hay mucho más.

Con Cambria, el casco de realidad virtual diseñado desde el laboratorio de Facebook, el usuario podrá acceder a los tres espacios o entornos dentro del metaverso que presentó Zuckerberg. Por su parte, Horizon Home es la nueva apuesta de la compañía estadounidense para crear espacios tridimensionales para la vida personal y para interactuar entre personas. Por último, Horizon Workspaces será el espacio para trabajar.

Lanzada la idea y creada la tecnología, solo falta que la oferta del metaverso confluya con el entusiasmo de la demanda social. Mientras esperamos a que esto suceda, podemos afirmar que es la primera revolución tecnológica que sitúa a nuestro país en una posición de vanguardia. Nuestras infraestructuras digitales son punteras a nivel mundial mientras que, gracias a la energía solar, España cuenta con una ventaja competitiva significativa en términos energéticos.

«La innovación debe avanzar sin comprometer las soluciones que debemos desarrollar para frenar la emergencia climática»

Con un recurso endógeno como el sol y terreno disponible, la energía solar puede abastecer de energía limpia y barata a nuestro país permitiendo que la llegada del 5G, el metaverso y todos los avances tecnológicos que por ahora no somos capaces de imaginar se integren y se mantengan con un menor coste medioambiental y económico, tanto para empresas como para la ciudadanía. 

No obstante, lo que parece evidente es que, ante tal revolución, tenemos que anticiparnos y acelerar la transición energética para garantizar un modelo de producción energética limpio, sostenible y con la capacidad de hacer frente a este nuevo despliegue de tecnología. Porque la innovación debe avanzar sin comprometer las soluciones que debemos desarrollar para frenar la emergencia climática.

Ante las necesidades del la nueva era del metaverso, la eficiencia energética ya no parece suficiente, y por ello, debemos aprovechar todos los recursos que tenemos en nuestra mano: autoconsumo, comunidades energéticas en entornos como los polos y polígonos industriales, plantas pequeñas y medianas de generación distribuida y un número pequeño de plantas grandes donde sea ambientalmente viable.

Si con los 16GW de potencia instalada de energía solar que tenemos actualmente en España somos capaces de evitar la emisión de 3,155 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera, no es difícil de imaginar lo que podríamos conseguir como país si, todos a una, avanzáramos hacia una transición energética que nos permita hacer frente a los retos que el futuro inmediato nos plantea desde una posición destacada frente a los vecinos de nuestro entorno. 

Mientras imaginamos la transformación que causará el metaverso cuando irrumpa en nuestras casas, es momento de trabajar más duro que nunca para lograr que, cuando eso ocurra, todos los hogares utilicen energía cero emisiones como es la fotovoltaica, para que el despliegue de esta nueva revolución tecnológica nos permita avanzar como sociedad desde el respeto a nuestro planeta.

Cristina Moreno es directora de comunicación de UNEF.