Educación

Altas capacidades, ¿baja aceptación?

Los prejuicios provocan que este colectivo no sea comprendido, siendo catalogado equivocadamente con un montón mitos que apenas se corresponden con la realidad.

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04
agosto
2022

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Los estereotipos nos conducen a tener ideas equivocadas sobre lo que significa la alta capacidad intelectual, el talento y la superdotación. En numerosos documentos podemos ver las características generales con las que se suele definir a estos individuos: razonamiento complejo, pensamiento independiente, alta apertura a la experiencia, creatividad, curiosidad, vocabulario amplio, alta sensibilidad, pensamiento abstracto, alta persistencia en la tarea, un cuestionamiento absoluto o una amplia gama de intereses. Por supuesto, cada uno de ellos tiene una historia diferente y un perfil heterogéneo que le hace diferente también a otras personas con un alto cociente intelectual, por lo que siempre tienen diferencias entre sí.

La sociedad y el entorno familiar, educativo, sanitario e institucional juegan un papel fundamental para poder desarrollar su potencial. Desperdiciar el talento nos perjudica a todos, motivo por el cual es recomendable que sean diagnosticados los más pronto posible de sus características para que aprendan a gestionarse, desarrollarse en su máximo potencial y aceptar su forma de ser. Algunos de estos alumnos llegan a sufrir bullying en los centros educativos por sus compañeros de clase, con el sufrimiento que ello conlleva. En el ámbito sanitario también hay carencias en este aspecto, pudiendo sufrir negligencias médicas debido a la ausencia de pruebas complementarias de altas capacidades intelectuales, lo que lleva a no detectar correctamente su alta capacidad intelectual (o incluso a confundirla con otra condición). Documentos declarados de interés científico y profesional, como la guía científica de las altas capacidades, pueden servir como referencia.

Según el especialista Javier Touron los tests que valoran el cociente intelectual no son un sistema de medida perfecto, ya que el espectro de las altas capacidades intelectuales engloba una serie de características cualitativas y sobrexcitabilidades que no pueden verse en los test psicométricos. Tampoco existe un número mágico de cociente intelectual que sea implacable. Por ejemplo, personas con un cociente intelectual de 120 pueden compartir muchos rasgos con las personas con altas capacidades intelectuales. Además, con los tests dejamos fuera a talentos simples que no llegan a 130 y que, sin embargo, destacan en una disciplina, siendo considerados individuos con altas capacidades intelectuales. Una mayor capacidad se correlaciona, al fin y al cabo, con una mayor eficiencia neural.

Desperdiciar el talento nos perjudica a todos: debemos ayudarles a desarrollarse en su máximo potencial y aceptar su forma de ser

En las biografías de personas con mayor capacidad intelectual a menudo se producen crisis de desintegración positiva que suponen un reto a superar para la persona, pero también una oportunidad para alcanzar un ideal de personalidad superior. Estas etapas vitales pueden acompañarse de grandes sufrimientos que movilizan y transforman los dinamismos de la personalidad. La dificultad puede conllevar a la persona a necesitar ayuda profesional, pero si no entienden el proceso por el que está pasando la persona superdotada se podrían diagnosticar trastornos que en realidad no son reales o que pueden ser transitorios. El autoconocimiento es fundamental para que las personas talentosas superen dichos periodos angustiantes.

Las mujeres con altas capacidades intelectuales, superdotación o talento, de hecho, son población de riesgo: requieren una detección temprana para que puedan desarrollar sin ocultar sus cualidades y, así, evitar ceder a la presión social y a los estereotipos de género. Existen especiales dificultades en la identificación de mujeres y niñas debido a los prejuicios sociales, ya que tienen temor a no ser aceptadas: se encuentran con una falta de referencias femeninas de éxito que las condiciona en su autoconcepto y autoestima.

Como sociedad tenemos la responsabilidad de informarnos sobre este colectivo social: necesitan ser visibilizados, que se les tome en serio y que se les preste ayuda. Los prejuicios provocan que las personas no les comprendan y les cataloguen equivocadamente con un montón de señas de identidad que no les corresponden. Debemos cuidar a todos los sectores sociales: el colectivo de personas con alta capacidad necesita mayor apoyo social y mejores adaptaciones en su vida cotidiana, así como mayores oportunidades para desarrollar todo su potencial y que puedan florecer en la sociedad. 

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