Medio Ambiente

Cambiar la forma de mirar al océano

A pesar de los grandes beneficios que ofrece el ecosistema submarino, durante años los seres humanos nos hemos dedicado a explotar sus recursos haciendo caso omiso a la preservación de su salud. Ahora, los Gobiernos y jefes de Estado se han comprometido a dar respuesta a través de una nueva declaración política para salvarlos: conservar al menos el 30% de los océanos del mundo dentro de las áreas marinas protegidas para 2030.

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13
julio
2022

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¿Quién no ha soñado, mirando al mar, con encontrar un misterioso y preciado tesoro escondido en algún recóndito lugar del mundo? La fortuna de Juan sin Tierra, el oro de Moctezuma o el botín de la flota española hundida en 1715. Son muchas las historias de tripulaciones que se embarcaban en navíos exuberantes para encontrar esas joyas abandonadas o perdidas en las infinidades oceánicas. Historias que en el pasado se seguían con admiración. Pero hoy el desafío es reconocer que el tesoro está visible ante nuestros ojos y que esos marineros navegaban sobre algo mucho más valioso e imprescindible para la vida: el océano. Seguir dándolo por hecho, sin pensar en cuidarlo como lo que es, es algo que ya no nos podemos permitir.

Los océanos son los pulmones de nuestro planeta –producen al menos el 50 % del oxígeno del planeta– y a su vez nos ayudan a combatir el cambio climático, pues absorben más del 90% del exceso de calor que queda atrapado en la atmósfera por las emisiones humanas de gases de efecto invernadero. Son también fuente de alimento, de transporte y de energía limpia. Sin olvidar que resultan clave para nuestra economía. De hecho, según Océanos saludables y sostenibles: oportunidades para el sector empresarial en la economía azul, la industria y sectores relacionadas con la economía azul emplean a más de 691.000 personas y genera alrededor de 23.000 millones de euros de valor agregado bruto en España.

Pero a pesar de los grandes beneficios que ofrece el ecosistema submarino, durante años los seres humanos nos hemos dedicado a explotar sus recursos haciendo caso omiso a la preservación de su salud. Somos, de hecho, los responsables del 94 % de las mareas negras oceánicas. Esto se suma a otros problemas como la erosión de las costas, la subida del nivel del mar, el calentamiento y acidificación de las aguas, la contaminación marina, la sobreexplotación de las poblaciones de peces y la disminución de la biodiversidad marina. Y es que, como señaló hace unos días durante la Conferencia sobre los Océanos de Lisboa el Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres, «lamentablemente, hemos dado por hecho que el océano estaría ahí siempre y hoy nos enfrentamos a lo que yo llamaría una emergencia oceánica».

Más de 150 Estados han acordado aunar esfuerzos para proteger al menos el 30% de los océanos del mundo para 2030

Una emergencia a la que los Gobiernos y jefes de Estado ya se han comprometido a dar respuesta a través de una nueva declaración política para salvar esos ecosistemas. En concreto, más de 150 Estados miembros afirmaron aunar esfuerzos para conservar o proteger al menos el 30% de los océanos del mundo dentro de las áreas marinas protegidas y otras medidas de conservación basadas en zonas geográficas para 2030.

Sin embargo, la voluntad política por sí sola no nos hará superar los retos a los que se enfrenta el océano: también será necesario que el sector empresarial actúe para detener e invertir el declive de nuestros ecosistemas marinos. Es por ello que otro de los anuncios más relevantes de la Conferencia fue el compromiso de más de 150 empresas, con una capitalización bursátil combinada de 1 billón de euros, de actuar por un océano más saludable. Lo hicieron a través de la firma de los Principios para un Océano Sostenible, un marco para las prácticas empresariales responsables sobre el océano en todos los sectores y zonas geográficas. En consecuencia, las empresas que se adhieren se comprometen a evaluar su impacto en el océano y a integrar la sostenibilidad del ecosistema marino en su estrategia general.

Normalmente, el ODS de los océanos queda relegado a los últimos puestos del ranking de los objetivos más trabajados por las empresas

Esta muestra de implicación empresarial es un primer paso, pero aún queda mucho por avanzar y muchas empresas a las que convencer. Y utilizo la palabra convencer porque el ODS 14 de vida submarina se considera normalmente un objetivo muy sectorial y queda relegado a los últimos puestos del ranking de ODS más trabajados por las empresas. ¿El motivo? Simplemente muchas entidades de sectores no relacionados directamente con la industria marítima no reconocen su impacto en este ecosistema, normalmente por puro desconocimiento. Como directora de la iniciativa líder de sostenibilidad empresarial, animo a las empresas españolas a ver más allá de sus impactos directos y analizar qué repercusiones sobre el océano puede tener su actividad, como ocurre con el sector agrícola, por ejemplo.

De este modo, y aprovechando que ya estamos inmersos el Decenio de las Naciones Unidas de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible (2021-2030), invito a todo el sector empresarial a descubrir y cuidar uno de los mayores tesoros que nos ha dado la Tierra: nuestros océanos y mares. Solo así, podremos frenar el cambio climático y salvar el planeta, preservando su característico color azul.


Cristina Sánchez es directora ejecutiva de Pacto Mundial de Naciones Unidas España. 

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