Despertar el apetito por las finanzas sostenibles
Las inversiones de carácter sostenible alcanzan ya más 20% del total de activos. Cambiar el mercado es la forma más directa y efectiva de alcanzar un objetivo global: cambiar el mundo.
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El ambiente cargado por el humo de los cigarrillos, las manos alzadas y los cables de teléfono entrecruzados por la estancia mientras se escuchan voces que gritan «tomo» y «doy»: se trata de una escena típica del Palacio de la Bolsa de Madrid durante el siglo XX, donde se intercambiaban títulos bursátiles de manera frenética con el objetivo de conseguir la mayor rentabilidad, fuese cual fuese el coste medioambiental.
La actualidad dista mucho de aquella escena. No solo porque desde hace más de una década ya no funcionan los corros y reina un silencio perturbado únicamente por la actualización de los paneles de cotizaciones, sino también porque las preferencias de los inversores están cambiando, dirigiéndose cada vez más hacia carteras sostenibles. De hecho, los fondos que aplican criterios ESG (medioambientales, sociales y de buen gobierno) representan ya un tercio de los activos globales que se mueven en los principales mercados. El patrimonio en fondos de inversión nacionales etiquetados como sostenibles alcanzó en el cierre de 2021 los 64.429 millones de euros; lo que es lo mismo: el 20,3% del total de activos bajo gestión, según INVERCO.
De este modo, la sostenibilidad se abre finalmente paso también en las finanzas. En todos los foros se considera la manera más directa de hacer realidad la Agenda 2030, y es que la transformación del mundo –a través del desarrollo de infraestructuras sostenibles, de la innovación en los procesos de producción para implementar medidas de economía circular, de la apuesta por un nuevo sistema energético más eficiente y renovable– requiere de inversión. En concreto, se estima que para hacer realidad los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) se necesitarían entre cinco y siete billones de dólares anuales hasta 2030.
Para hacer realidad los Objetivos de Desarrollo Sostenible se necesitarían entre cinco y siete billones de dólares anuales hasta 2030
En este sentido, Europa está trabajando para ser líder de la transición sostenible y, por tanto, en redirigir el flujo de capital hacia aquellas carteras que cumplan con los criterios medioambientales, sociales y de buen gobierno. Para ello está propulsando una ola regulatoria a favor de la inversión socialmente responsable (ISR) mediante la creación de nuevas taxonomías o de la actualización de la Directiva de Información No Financiera y de la Directiva sobre Mercados de Instrumentos Financieros. Un camino que también está siguiendo nuestro país, que ya está trabajando en el próximo Plan Nacional de Finanzas Sostenibles.
Desde el Pacto Mundial de Naciones Unidas España también somos conscientes de la necesidad de impulsar las finanzas responsables, y para ello tratamos de promover la inversión sostenible en el sector privado a través de la generación de conocimiento, la formación y la sensibilización, así como a través de la creación de diferentes herramientas y plataformas. En concreto, nuestra última acción en esta materia ha sido la creación de una Coalición de Directores Financieros (CFO) a favor de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Esta parte del convencimiento de que los directores financieros son arquitectos de la creación de valor sostenible a largo plazo. La CFO ha creado de este modo un espacio específico con ellos para que trabajen junto a otros actores homólogos, inversores, instituciones financieras y organismos de Naciones Unidas para desarrollar principios, marcos y recomendaciones que ayuden a integrar los ODS en las finanzas empresariales, alimentando el mercado para las inversiones en desarrollo sostenible.
Nuestro objetivo final es crear un mercado de 10 billones de dólares para la financiación de la Agenda 2030. Es una meta ambiciosa, sí, pero también necesaria. Para lograrla necesitamos despertar el apetito por las finanzas sostenibles en todos y cada uno de los actores implicados. Así seremos capaces de transformar el mercado y, por tanto, el mundo. Hagamos honor al color simbólico del dinero, el verde, e invirtamos con el ojo puesto en la sostenibilidad. Invirtamos en el futuro.
Cristina Sánchez es directora ejecutiva de Pacto Mundial de Naciones Unidas España.
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