Economía

La salud mental, el próximo gran reto de las empresas

Tras la pandemia, la demanda de programas de bienestar emocional y psicología por parte de las empresas españolas creció un 24%. Una cifra que revela cómo el sector empresarial está cambiando el enfoque de lo que entendía como bienestar para priorizar la salud mental de sus empleados, proporcionando la ayuda que necesitan en el momento idóneo para garantizar su calidad de vida.

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Carla Lucena
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11
abril
2022

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Carla Lucena

Una de las (escasas) consecuencias favorables de la pandemia es que ha situado la salud mental en el centro de la conversación. Las medidas para evitar la socialización al máximo, el tsunami de sobreinformación y las cifras de víctimas que batieron todos los récords acabaron en 2020 con los soportes de nuestro bienestar emocional, obligando a que el opaco tabú que rodeaba –y estigmatizaba– la salud mental se desintegrara por completo para dejar entrever una dura realidad: nunca habíamos prestado suficiente atención a nuestras emociones.

Al menos, esto es lo que advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS) al analizar las políticas, la legislación, la financiación y la utilización de recursos relativos a la salud mental en más de 171 países del mundo. Según su Atlas de la Salud, en 2020 solo el 51% de los 194 Estados Miembros de la OMS informaron de que su plan de salud mental estaba en consonancia con los instrumentos internacionales de derechos humanos. En otras palabras, muy pocos proporcionan una atención de calidad a la salud mental. Esto genera un efecto dominó que afecta también a la salud económica de los Estados: en los países de la Unión Europea, como apunta la Organización Internacional del Trabajo (OIT), hasta un 4% del PIB se gasta en problemas de salud mental, incluyendo aquí aspectos como las bajas laborales o las jubilaciones anticipadas.

Por este motivo, superar la epidemia de salud mental es también es una cuestión que atañe al sector laboral. Con la tormenta de la covid-19 casi apaciguada, ahora nos encontramos con los daños más profundos de este temporal: la incertidumbre laboral, sumada a los múltiples cambios realizados en todos los sectores para poder seguir garantizando la productividad desde casa, han obligado a las compañías de todo el mundo a cambiar el enfoque de lo que se entendía por bienestar. Fortalecer la salud mental de los trabajadores es el gran reto de la próxima década.

El camino, no obstante, es peliagudo: cada persona recorre una senda diferente a la hora de cuidar su salud mental; en muchos casos, una de las partes más difíciles es saber por dónde empezar. No es tan solo una cuestión de identificar y dar nombre a las emociones, sino de encontrar su origen y diseñar estrategias que resuelvan el problema a largo plazo. En este sentido, en España sobran ejemplos. Es el caso de grandes corporaciones como Amazon, que ya buscan priorizar la salud mental de sus empleados proporcionando la ayuda que necesitan en el momento idóneo.

La compañía de reparto ha introducido recientemente en su plantilla española Workplace Options, un programa de asistencia al empleado (y a sus familiares) que abre un nuevo camino hacia el apoyo de la salud mental en el puesto laboral. Disponible las 24 horas, la estrategia pone a disposición de los trabajadores de forma gratuita soporte (virtual o presencial) confidencial en materia de salud mental, acontecimientos vitales o asuntos que afecten a su vida cotidiana y financiera.

Superar la epidemia de salud mental es también una cuestión que atañe al sector laboral

El objetivo no es otro que crear un entorno seguro donde las emociones se traten de forma transparente y honesta. Es decir, que los empleados se sientan escuchados y acompañados. Así lo explica Martina Picardi, mánager del equipo del Servicio de Ayuda de la empresa y promotora del grupo de empleados sobre la Salud Mental y Bienestar: «Durante mis ocho años en la empresa he tenido la oportunidad de conocer a personas con necesidades muy diferentes. Como mánager, mi objetivo es contribuir a romper esos estereotipos».

Para hacerlo, es fundamental ser consciente de que la salud mental no solo tiene que ver con lo que ocurre en el día a día laboral, sino con toda la cosmovisión del empleado. Las empresas deben concebir la salud emocional desde todas las aristas, pues sería un error creer que solo atañe a lo que ocurre en las fronteras de la jornada laboral. «En mi caso, a lo largo de mi carrera he recibido apoyo en relación a problemas no relacionados con mi trabajo diario. Los recursos que me proporcionó la empresa fueron fundamentales», detalla Picardi.

Workplace Options es un programa pionero en el país precisamente por ese motivo: más allá de cuestiones relacionadas con la integración de la vida personal y laboral (incluidas las cuestiones financieras), los orientadores profesionales proporcionan apoyo personalizado en casos de depresión, estrés, ansiedad, trastornos por abuso de sustancias y violencia de género, y ayudan a gestionar emociones durante situaciones vitales emocionalmente exigentes como la paternidad y la maternidad, la adopción, el divorcio o el luto (entre otros). Porque cuando uno de los ámbitos de nuestra vida mejora, también lo hace el resto.

«En el pasado tuve que enfrentarme a múltiples dificultades y prejuicios relacionados con mi salud mental. En otras compañías, incluso me vi obligada a ocultar esa parte de mí», relata Elisabet Llamas, empleada del equipo de Selling Partner Support. «Es realmente importante para mí saber que puedo comunicar mis necesidades y sentirme respetada, y por eso siento que este nuevo programa reconoce mi diversidad y me proporciona los espacios para solicitar aquello que necesito para sentirme cómoda».

Más allá del diván

Desmontar los prejuicios es clave a la hora de romper con esas falsas creencias sobre la salud mental tan arraigadas en nuestra sociedad, especialmente aquellas que afirman que las personas con trastornos mentales solo pueden traer problemas a las empresas. «Me diagnosticaron trastorno bipolar a los 30 años, pero puedo hacer exactamente el mismo trabajo que el resto de mis compañeros», argumenta Anna Cánovas, especialista del servicio de soporte de Amazon en el equipo de Seller Partner Trust. Además, afirma que el seguimiento y el apoyo proporcionados por la empresa de reparto han sido clave a la hora de sentirse realizada: «En mi función hay que confiar en uno mismo y saber dónde tienes tus límites. Me han apoyado como nadie desde el principio, con acompañamiento cuando lo necesitaba».

De hecho, las compañías son una parte fundamental para reforzar el sentimiento de realización de las personas con discapacidad por patología mental. Así se recoge en el informe Un empleo para la salud mental de la Fundación Adecco, basado en una encuesta que concluye que el 75% de las personas encuestadas señala que «el empleo está ayudando a afrontar el problema de salud mental, mejorando su calidad de vida global». Asimismo, un 67% asegura que el trabajo ha incrementado su autoestima y confianza.

Ante esta situación, la demanda de programas de bienestar emocional y psicología online por parte de las empresas españolas creció hasta un 24%, según la compañía especializada en cuidados Alares. Ya en 2018, la consultora Accenture descubrió que este tipo de afecciones tenía una mayor profundidad de lo que parecía a simple vista. Según averiguó, 9 de cada 10 empleados en el Reino Unido habían afrontado algún tipo de problema mental. Así, desde la compañía entendieron que el primer paso para mejorar la salud mental del activo más valioso, los trabajadores, pasa por construir una cultura corporativa que pueda dar soporte a las personas afectadas, pero también trate de prevenir este tipo de patologías.

De esta forma, en Accenture España no solo se facilitan las consultas presenciales y digitales con psicólogos o las charlas sobre bienestar emocional, sino que también cuentan con Red Ally Mental Health, una plataforma de empleados que comparten experiencias e informan a otros trabajadores sobre las fórmulas de las que disponen para cuidar su bienestar emocional.

Las compañías son una parte fundamental para reforzar el sentimiento de realización de las personas con discapacidad por patología mental

No obstante, atajar este complejo problema requiere, además, tener en cuenta las nuevas realidades surgidas a raíz de la pandemia. Durante el confinamiento, muchas empresas se vieron forzadas a implantar el sistema de teletrabajo, un inesperado fenómeno que demostró a muchas compañías –y empleados– que podían funcionar perfectamente de forma telemática. Con esto, y pese a las evidentes carencias en cuanto a contacto social, el modelo mejoró la calidad de vida de muchos trabajadores.

Ahorrarse el transporte hasta la oficina, poder trabajar desde la otra punta de España o moldear el horario a las demandas de los hijos son algunas de las ventajas de lo que se pudieron experimentar esos meses. Así, la vuelta a la normalidad en las oficinas supondría para muchos un empeoramiento de las condiciones laborales y de la estabilidad emocional en un contexto frágil. Por eso cada vez cobra más éxito la flexibilidad laboral –tanto de espacio como de horario– como enfoque corporativo más amable y compatible con la vida personal (y, por tanto, con la salud mental).

De esta forma, han nacido diferentes fórmulas y formatos que compaginan las ventajas del contacto social directo y el trabajo desde casa. Un buen ejemplo es el nuevo plan de trabajo híbrido de la consultora KPMG, que permitirá a sus profesionales teletrabajar cuatro semanas al año desde cualquier parte de España. Además, a corto, medio y largo plazo plantean medidas como la flexibilidad en el horario, tener libre la tarde del cumpleaños o contar con dos tardes al mes sin reuniones internas para que los profesionales puedan adaptar mejor el tiempo a sus necesidades.

Las empresas se esfuerzan por tratar de que los entornos laborales, en lugar de convertirse en un bache en el camino hacia la estabilidad mental, supongan un firme apoyo. Igual que lo hace el programa Workplace Options de Amazon, DKV también alcanza esos ámbitos externos al entorno laboral a través de la campaña #LaHoraDeCuidarse que, junto al Club de Malasmadres, trata de impulsar el autocuidado de las mujeres, especialmente afectadas por problemas de salud mental. Su primera medida:  La hora de cuidarse y respirar, una investigación que dimensionar el problema y cifra en un 50% el número de mujeres que vieron empeorar su estado salud mental durante el confinamiento. Además de sus servicios de atención psicológica, DKV también ha impulsado la creación y difusión de Yo no renuncio, una canción de Rozalén para ayudar a concienciar sobre el problema.

Ante este contexto de empeoramiento generalizado de la salud mental, perseguir la estabilidad emocional en entornos laborales más allá del salario y el horario puede ayudar a amortiguar las patologías de los trabajadores. En un momento en el que, según la consultora Edelman, las sociedades confían ya más en las compañías que en los propios Gobiernos, el sector empresarial tiene en su mano una oportunidad de oro para construir sociedades donde el bienestar emocional sea un asunto de primera urgencia.

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