Sociedad

10 claves para saber hacia dónde se dirige el ser humano

La robótica, el teletrabajo y la descarbonización son tan solo algunos de los avances que nos depara el futuro. ¿Cómo estamos cambiando el mundo y nuestra manera de estar en él?

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17
marzo
2022

Tenemos la sensación de que todo va demasiado rápido. Los cambios se suceden a tal velocidad que apenas los apreciamos, y lo que es más: estos seguirán incrementándose y acelerándose en los años venideros. Como cantara Santiago Auserón al frente de Radio Futura allá por 1980, «el futuro ya está aquí».

De hecho, ¿qué futuro le espera a la música y al resto de manifestaciones culturales? La pandemia de la covid-19 instauró los conciertos musicales retransmitidos en streaming, pero no con exclusividad: hemos visto el mismo formato en presentaciones y lecturas literarias, obras de teatro, actividad museística online y todo un sinfín de opciones. Un fenómeno, por tanto, que ha venido para quedarse.

Nos hallamos frente a la posibilidad de adquirir servicios culturales con un click, disfrutándolos de este modo en la comodidad del hogar. Y lo mismo ocurre con cualquier otro tipo de servicio y producto: las compras online o e-commerce están revolucionando nuestra manera de consumir; es más: están llamadas a convertirse en la principal manera de hacerlo. Algo similar ocurre con el teletrabajo, que se ha convertido en un activo imprescindible del mundo laboral pospandemia. Esta modalidad se ha revelado como opción de futuro para muchas empresas no solo por el ahorro de costes que presenta, sino también por las enormes posibilidades de conciliación familiar que suscita.

La inteligencia artificial ya se usa para prevenir niveles de contaminación y cuidar tanto a la población como al medio ambiente

La nueva vida del empleado es, sin embargo, más compleja de lo que parece, tal como sugiere la inmersión de las cadenas productivas en la robótica. No obstante, si bien su aplicación en la industria elimina algunos puestos de trabajo, estos terminan siendo sustituidos en realidad por otros nuevos, abriendo un amplio campo de desarrollo de nuevas oportunidades laborales. En este sentido es imposible no hablar de inteligencia artificial: puede parecer que esta se limita a proporcionarnos motores de búsqueda, robots de cocina o vehículos semiautónomos que faciliten nuestra vida, pero sus aplicaciones son más extensas, llegando a utilizarse en la actualidad para prevenir niveles de contaminación y cuidar, así, a la población y al medio ambiente.

Un futuro para el planeta

El medio ambiente, la gran preocupación global. Hemos tardado en comprender que las materias primas son finitas, y es precisamente por eso por lo que la investigación ha entrado de lleno actualmente en la creación de nuevos materiales procedentes del reciclaje que nos permitan seguir consumiendo sin erosionar el planeta. La investigación va desde ladrillos hechos con colillas de cigarrillo hasta telas producidas con plástico reciclado: un nuevo mundo de posibilidades se abre para combatir el consumo desmedido de materias primas y ser más sostenibles.

La meta primordial de la sostenibilidad es lograr las cero emisiones de dióxido de carbono, razón por la cual impregna todas las acciones económicas en la actualidad: gobiernos, instituciones y empresas están cada vez más concienciadas de la necesidad de intensificar un proceso que ha dado en llamarse descarbonización y que pretende reducir de manera rápida y sostenida las emisiones de CO2. Así, en la actualidad comenzamos a ver cómo las actuales fuentes de energía son sustituidas por otras de carácter renovable, capaces de asegurar tanto la eficiencia energética como la salud del planeta.

No es la única amenaza al equilibrio global: el hecho de que población mundial crezca a mayor ritmo de lo que crece nuestra capacidad de producir alimentos es un peligro inminente. Por ello, algunos recomiendan –bajo fuertes críticas sociales– la alimentación a base de insectos y algas. Otra de las soluciones a esta amenaza la constituye la impresión 3D de alimentos: máquinas generadoras de estructuras tridimensionales que permiten adaptar los alimentos con las cantidades adecuadas de minerales, vitaminas y proteínas.

Aunque parece ciencia-ficción, lo cierto es que el futuro inmediato lo parecerá aún más: Facebook y todo su entramado empresarial ya ha cambiado su nombre por el de Meta, convirtiéndose a su vez en una de las compañías que más esfuerzos está haciendo para que el metaverso irrumpa en nuestras vidas. El concepto, a priori engañoso, se refiere a una vida virtual en que utilizaremos avatares que actúen e interactúen por nosotros con otros avatares.

Estas realidades –algunas futuras, otras inmediatas– parecen abocar al individualismo, pero también pertenecen al horizonte más cercano los movimientos de socialización que surgen sin parar. Estos incluyen desde la elaboración comunal de huertos urbanos hasta el establecimiento de redes vecinales de trueque o la utilización de espacios de trabajo común: asistimos, en definitiva, a un fenómeno de cooperativismo que antaño se limitaba a la adquisición de productos. El futuro, mientras tanto, no deja de acercarse.

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