Economía

La gran dimisión ¿en España?

El confinamiento y el desempleo generalizado han llevado a muchos trabajadores estadounidenses –también españoles– a replantearse su estilo de vida y abandonar sus puestos de trabajo. Pero ¿es factible una dimisión a gran escala en nuestro país?

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30
diciembre
2021

Se habla en los últimos tiempos a menudo de la llamada ‘gran resignación’ de la fuerza de trabajo estadounidense, pues muchos empleados están dejando sus puestos de trabajo como respuesta a la pandemia, particularmente desde inicios de 2021. Esta es una tendencia que, de momento, no parece hallar reflejo en España. En primer lugar, al hablar de ‘resignación’ muchos medios están cometiendo un atropello lingüístico, pues traducen inadecuadamente el vocablo inglés resignation, que no significa resignación –es decir, abandonar una lucha a causa de una sensación de impotencia–, sino ‘dimisión’.

La gran resignación debería ser, entonces, la ‘gran dimisión’. De hecho, si hablásemos de gran resignación para referirnos los trabajadores españoles no andaríamos muy desencaminados, puesto que son los españoles los que se resignan a aceptar condiciones laborales injustas y no cuentan, quizás, con el orgullo necesario para llevar a cabo una dimisión colectiva –a modo de una huelga general más o menos encubierta– que pueda tener como consecuencia una mejora de las condiciones de trabajo. Es precisamente el que dimite quien no se resigna y exige mejores opciones laborales y vitales.

España es una de las naciones que más se caracterizan por padecer altos (y crónicos) niveles de paro

Lo que hace la gran dimisión es revelar un hartazgo y un rechazo de las condiciones dadas en pos de algo mejor. Se ha dicho que este fenómeno en Estados Unidos es una respuesta a varias problemáticas: la crisis de la covid, la renuncia del Gobierno a ofrecer ciertas protecciones a sus trabajadores y el estancamiento de los salarios a pesar del incremento del coste de vida. En los veinte años que precedieron al estallido de la pandemia, los niveles de dimisión jamás superaron el 2,4% con respecto a la fuerza total de trabajo por mes.

En la actualidad, roza el 3%. Estas cifras son propias de una economía boyante con bajos niveles de paro, en el seno de la cual el trabajador tiene plena confianza en obtener un trabajo óptimo o mejor pagado . El confinamiento y el desempleo generalizado han llevado a muchos trabajadores estadounidenses –también españoles– a replantearse su estilo de vida y abandonar sus puestos de trabajo, cambiar de aires o incluso de profesiones. La diferencia es que los estadounidenses son más proclives a materializar dichos cambios.

La gran dimisión revela un hartazgo y un rechazo de las condiciones laborales

Es bien sabido, por ejemplo, que en Estados Unidos los trabajadores de mediana edad suelen cambiar de profesión, algo que en España, un país rígido en términos de movilidad laboral, resulta mucho más exótico. En el contexto de la pandemia, parte de la población se ha percatado de lo incómoda que resultaba su vida cotidiana, lo que ha provocado que en el país estadounidense que muchos se hayan decidido a dejar su trabajo para dedicarse a otra cosa u obtener un puesto mejor. 

No ha ocurrido lo mismo aquí. España es una de las naciones que más se caracterizan por padecer altos (y crónicos) niveles de paro, frente a otras economías donde el acceso a todo tipo de opciones laborales es mucho mayor. Por poner un ejemplo, nuestro país está a menudo entre los diez Estados con más desempleo del mundo, contando ahora mismo con la mayor tasa de desempleo juvenil mundial (38,3%).  Si esto lo añadimos a una cultura donde la movilidad no es vista con buenos ojos –algo que no tiene por qué ser negativo–, no debería resultar sorprendente que esa gran dimisión brille por su ausencia en nuestro país. La sociedad estadounidense, en ese sentido, es mucho más líquida que la española algo que se debe a factores económicos, culturales e ideológicos, en muchos casos, de raigambre religiosa. La superior movilidad laboral, siempre presente en dicho país –no solo en tiempos de pandemia–, hace que sea mucho más factible un abandono o dimisión colectiva por parte de sus trabajadores. 

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