Plataformas digitales del trabajo: una cuestión de género en la India
La ‘gig economy’ y la economía colaborativa, auspiciadas por las plataformas digitales, cuentan con numerosas vertientes dependiendo del contexto del país en el que se encuentren: en el caso de India, muchas trabajadoras se sienten atraídas por este tipo de empleo en auge que ofrece un salario más alto y mejores condiciones laborales.
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En este difícil contexto que vivimos marcado por la pandemia, las plataformas digitales de trabajo se han afianzado en los mercados laborales de todo el mundo a una velocidad vertiginosa. Este fenómeno se está dando a conocer bajo distintos conceptos, como la gig economy, economía colaborativa o economía bajo demanda, y su impacto económico varía de un país a otro. Sin embargo, aunque le pongamos distintas etiquetas, la fotografía de las plataformas digitales de trabajo sigue siendo difícil de analizar, ya que a menudo trascienden las fronteras internacionales y se implementan de distinta manera. Esto presenta nuevos retos, como por ejemplo conocer los diferentes modelos de negocio de las plataformas en todo el mundo, el número de trabajadores, sus ingresos medios y sus condiciones de trabajo, así como los modelos algorítmicos que se utilizan para organizar y gestionar el trabajo.
Es innegable que, en muchos casos, estas plataformas van a liderar la transformación digital de los sectores en los que están entrando y obligarán a los agentes tradicionales a cambiar sus modelos de negocio y su forma de operar e interactuar con clientes, trabajadores, reguladores y el propio entorno. Pero hay una clara distinción entre países como Estados Unidos, que destaca por ser el territorio con más plataformas, inversiones e ingresos; España, donde el debate público sobre las plataformas de trabajo ha estado muy centrado en la cuestión de la situación laboral; o India, que alberga uno de los mercados del mundo que están creciendo más rápidamente. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) es la sede de una de las mayores plataformas digitales de trabajo con aproximadamente un 20% de los trabajadores.
Nos encontramos ante realidades muy distintas que dificultan generar una bibliografía universal y coherente de este nuevo fenómeno. Además, a esta falta de literatura debemos añadir que la investigación y los estudios sobre las plataformas hasta la fecha se han centrado principalmente en los sectores del transporte y del reparto a domicilio, dos de los más visibles, pero también altamente masculinizados. Debido a esto, se sabe muy poco sobre otros sectores –a menudo, muy feminizados– como el sector de los cuidados, el doméstico y el de la belleza, que también gozan de popularidad en países como la India.
India es la sede de una de las mayores plataformas digitales de trabajo, con aproximadamente un 20% de los trabajadores
Fruto de la colaboración entre Digital Future Society y el reconocido International Institute of Information Technology de Bangalore se ha publicado La dimensión de género en las plataformas digitales: las trabajadoras del sector de la belleza y sus clientas en la India. Un informe que analiza en profundidad las experiencias laborales tanto de trabajadoras como de las clientas que utilizan las plataformas digitales de trabajo y que marca un precedente necesario para aportar conocimiento y literatura de un sector digitalizado que bien podría afianzarse en España en un futuro inminente.
Se trata de un gran hito para Digital Future Society, ya que gracias a este análisis se consigue recoger nuevas perspectivas y experiencias que nos aportan cierta luz para entender mejor el modelo de negocio, el perfil de las trabajadoras o las propias clientas. Pero debemos tener en cuenta que las plataformas no son meras intermediarias, sino que establecen las reglas y diseñan un modelo de trabajo que genera un desequilibrio de poder entre plataforma y trabajador, por ello se debe hacer un seguimiento para asegurar una digitalización justa y equitativa. No obstante, para países como la India, esto puede tener connotaciones positivas, ya que muchas trabajadoras se sienten atraídas por el trabajo en este tipo de plataformas digitales principalmente debido a que se les ofrece un salario más alto, mejoras en las condiciones de trabajo, flexibilidad y mejores oportunidades de empleo.
Junto a estas razones, también hay aspectos muy arraigados al género, como la conciliación familiar, un detalle que puede llegar a frenar la inserción laborar de muchas mujeres por incompatibilidad y a las que las plataformas online contribuyen por su flexibilidad y posibilidad de combinar con obligaciones domésticas. Si además la mayoría de las trabajadoras afirma que gana más del salario mínimo mensual en comparación con un salón de belleza convencional, el auge de quienes usan plataformas es coherente con las facilidades que les proporciona.
Muchas trabajadoras se sienten atraídas por las plataformas digitales por ofrecer un salario más alto, mejores condiciones y mayor flexibilidad
Si nos fijamos en los perfiles, el estudio muestra que las trabajadoras tienen una media de 32 años y estudios básico, mientras que las clientas (por norma general) tienen estudios superiores y gozan de una buena estabilidad económica. Muchas optan por este servicio dada su comodidad, ya que pueden solicitar servicios de belleza sin citas previas, desplazamientos, etc. Un hecho que con la pandemia se ha acentuado y ha ayudado a dar el paso a muchas clientas: sin duda, es más fácil controlar tu entorno en un lugar conocido y evitar desplazamientos.
Evidentemente, como en todos los sectores, la pandemia de la covid también ha afectado este sector, en especial cuando las restricciones fueron más exigentes. Como consecuencia, los nuevos perfiles profesionales no solo se han adaptado a la contingencia de dichas condiciones, sino que se alejan cada vez más de la figura tradicional, por proyecto o a tiempo parcial. Debemos asimilar que trabajar a través de plataformas digitales es ya una realidad en constante crecimiento que ha venido a revolucionar el mundo del trabajo.
Este estudio debe considerarse como un paso hacia futuras investigaciones comparativas entre diferentes sectores y regiones globales, centradas en las experiencias de las trabajadoras y clientas, pero también en la diversidad de los modelos de negocio existentes y su impacto en las diferentes economías. Nos encontramos en un momento histórico que nos abre la puerta a aprovechar todas estas oportunidades generadas por la propia era digital. No obstante, debemos ser capaces de incorporar las herramientas que ofrece la revolución digital y situar a la gente en el centro del desarrollo tecnológico para empoderar a los ciudadanos. Acercándonos a una nueva cultura digital basada en la inclusión, la equidad, la sostenibilidad y la ética.
Cristina Colom es directora de Digital Future Society.
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