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El desempleo en los hogares monomarentales

En la actualidad, más del 80% de los hogares monoparentales está liderado por madres. Este tipo de familias afronta un mayor riesgo de pobreza y exclusión social.

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Actualmente, se contabilizan en España cerca de 2 millones de hogares compuestos por una persona adulta y uno o más menores (1.944.800), una cifra que ha experimentado un crecimiento del 2,5% durante el último lustro. Si bien el tipo de hogar más frecuente en España continúa siendo el formado por una pareja con hijos (33%), seguido de los hogares unipersonales (26,1%) y las parejas sin hijos (20,9%), los hogares monoparentales, que ya representan el 10,4% de las familias en España, son de los que más están creciendo en nuestro país, solo superados por los hogares de una sola persona, que en los últimos 5 años han experimentado un repunte del 6,7%. Cabe señalar que más del 80% de estos hogares monoparentales está liderado por madres.

En este contexto, la Fundación Adecco ha presentado el décimo informe sobre familias monoparentales a cargo de la madre (monomarentales) y empleo. El propósito de este análisis es darles voz, con el objetivo de conocer sus dificultades, necesidades y expectativas y diseñar propuestas y soluciones encaminadas a mejorar su situación sociolaboral. El trabajo se basa en una encuesta a 300 mujeres en desempleo con responsabilidades familiares no compartidas, complementada con datos del informe AROPE (EAPN), el INE y otras fuentes de referencia.

Según los datos del informe AROPE (EAPN), este tipo de familias son también las que afrontan un mayor riesgo de pobreza y/o exclusión, que el año pasado alcanzó el 54,6%, la cifra más alta desde 2010 y que duplica al porcentaje registrado para el resto de hogares (27,6%).

La raíz de esta mayor exclusión parte de un afrontamiento en solitario de las necesidades económicas, educativas y de crianza de menores a su cargo y de la merma de oportunidades laborales debido a las mayores dificultades para compatibilizar vida familiar y profesional. Todo ello dispara la pobreza y la exclusión entre las familias monomarentales, que soportan, por tanto, una inferior calidad de vida con respecto al total de la población.

Monomarentalidad, desempleo y pobreza

El elevado riesgo de exclusión que afrontan las familias monomarentales en situación de desempleo tiene su reflejo en los problemas económicos que manifiestan. De hecho, casi la totalidad de las mujeres encuestadas (92%) declara dificultades para llegar a fin de mes: el 37,8% lo hace con mucha dificultad, el 27,8% con cierta dificultad y el 26,6% con dificultad. La situación económica es crítica, en muchas ocasiones, y encuentran grandes dificultades para hacer frente a gastos básicos como el pago de suministros (48,8%), la vivienda -hipoteca o alquiler- (42,7%), la educación de sus hijos (34,8%), la alimentación (33,7%) o la ropa (18%).

Trabajar en la economía sumergida, sin cotizar a la Seguridad Social, termina por ser una alternativa realista para muchas de las mujeres desempleadas al frente de una familia monomarental. La imposibilidad para hacer frente a gastos básicos como alquileres, hipotecas o sufragar la educación de sus hijos, así como el reducido salario que muchas veces perciben, les conduce a aceptar trabajos en este marco y en condiciones de absoluta desprotección, debido a la urgencia de ingresos económicos. Así lo atestigua el 72% de las encuestadas.

Francisco Mesonero: «Es necesario actuar con diligencia para poner en el mercado a estas trabajadoras en el menor tiempo posible»

«Es necesario actuar con diligencia para poner en el mercado a estas trabajadoras en el menor tiempo posible. La economía sumergida es un problema que no solo cuesta millones de euros a nuestro país, sino que agrava la precariedad laboral y trunca las perspectivas de futuro de estas familias, ensanchando la brecha de desigualdad  y abocándolas, de forma inevitable, a la pobreza y a la exclusión social. La inspección de trabajo tiene un rol imprescindible y el papel de las agencias de colocación se torna clave: en España casi el 30% de la población trabaja con contrato temporal y solo el 1% está canalizado a través de empresas habilitadas para ello, dejando a un gran número de personas trabajadoras fuera de control y derivando en altas tasas de economía sumergida entre los sectores más vulnerables de la población, como son estos núcleos familiares», señala Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco.

A este respecto, Begoña Bravo, responsable de inclusión de la Fundación Adecco, añade que: «establecer la compatibilidad de prestaciones básicas (como el REMI) con el empleo a media jornada, sería una medida eficaz para frenar la economía sumergida. En estos momentos, si el salario es menor a la prestación, existe la posibilidad de cobrar la diferencia, pero esta medida es insuficiente: no permite capacidad de ahorro y, en muchas ocasiones, conduce a las familias monomarentales a aceptar empleos sumergidos para poder hacer frente a sus gastos».

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