Ecosofía: lecciones filosóficas para reconciliarnos con el planeta
El vínculo del ser humano con la naturaleza ha venido debilitándose desde la era moderna: la Tierra ya no se entiende como un ser integrado y vivo, sino como una entidad inerte y material a explotar. Filósofos como Raimond Panikar proponen (re)iniciar una nueva relación con la naturaleza desde una filosofía que acepte la condición humana, tal y como es, en su papel con lo que le rodea.
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Nuestra forma de comprender aquello que nos rodea determina cómo actuamos, pensamos y vivimos. Nuestras ontologías representan un elemento fundamental para relatar nuestra existencia. Vivimos en un contexto histórico, político y social donde el conocimiento científico crece constantemente, impulsado por el progreso técnico y económico, pero seguimos sentados frente a un gran reto: la convivencia con la naturaleza. Es un vínculo que ha ido debilitándose, poco a poco, desde el inicio de la era moderna. En poco tiempo, hemos pasado de concebir la Tierra como un ser integrado y vivo, casi sagrado, a una entidad inerte y material, que explotamos por encima de sus posibilidades, transformando nuestra interacción en una dañina. Así lo demuestran los altos índices de contaminación y los efectos del cambio climático, que nos piden volver a pensar nuestra relación con el planeta. Repensar una ecosofía.
Algunas mentes ya se pusieron a ello hace décadas. Arne Naess (1912-2002), pensador ecologista noruego, acuñó durante el siglo pasado el concepto deep ecology (ecología profunda), reivindicando una filosofía de armonía o equilibrio ecológico. Su ambición era acabar con la «arrogancia moderna» y volver a reconocer la Tierra como una entidad viva, exponiendo la necesidad de escucharla como sujeto, recuperando otras ontologías que se han referido a la naturaleza como «madre Tierra», «Pachamama» o «Unci maka». Naess recomienda abandonar esa «adolescencia tecnológica» en la que se ha sumido la humanidad para redescubrir que formamos parte del gran prodigio que es la naturaleza; para recuperar y desarrollar una relación armoniosa y participativa con la red de la vida.
Panikkar sostiene que nunca existirá una verdadera sostenibilidad hasta que no se lleve a cabo una transformación de la conciencia
Sin embargo, a la hora de buscar la resignificación de la ‘ecosofía’, Raimon Panikkar (1918-2010) lleva la voz cantante. Este doctor en filosofía, ciencias y teología fue profesor en Harvard y California –así como conferenciante alrededor del mundo por sus valiosas aportaciones al diálogo intercultural e interreligioso– y representa una de las voces más lúcidas de la filosofía catalana en el mundo. Para recuperar el cuidado de la naturaleza, Panikkar propone la ‘ecosofía’ como la solución que nos permitirá volver a prestar atención a la sabiduría del planeta.
En la actualidad, nos encontramos ante lo que Panikkar nombra como «tecnocracia capitalista», una visión del mundo que ha antropomorfizado la Tierra desde un enfoque consumista y extractivista; industrializado hasta ese último término que hace el sistema incompatible con el equilibrio ecológico y con la supervivencia de otras formas de vida. Ante esta realidad, el filósofo pide una concepción cosmoteándrica de la Tierra, donde el cosmos, el ser humano y el ser divino se comprendan cómo tres agentes que forman, juntos, una sola entidad viva.
Panikkar recupera así el concepto de la deep ecology de Naess y formula la ‘ecosofía’ como ese conocimiento sobre el planeta y su propia sabiduría que tenemos que escuchar y compartir para alimentar este cambio de paradigma. Queda así marcado en el prefijo ‘eco’, que deriva de la raíz griega ‘oikos‘, traducida como ‘casa’ o ‘comunidad’. Así, en la lucha contra la Tierra, será el ser humano el que pierda, porque la naturaleza podrá seguir su curso sin la humanidad, mientras que la humanidad no podrá vivir sin ella. Así, el filósofo explica que nunca habrá una verdadera sostenibilidad sin una transformación de la conciencia. Es aquí donde surge esa metafísica ecologista, esa ecosofía, como una requisito fundamental para (re)iniciar una nueva relación entre el ser humano y la naturaleza.
Tres pilares para la nueva ecosofía
¿Cómo podemos impulsar esta transición? Panikkar expone tres pilares de nuestras sociedades que pueden ejercer de resorte. En primer lugar, la política: el business as usual ha acabado generando un progreso insostenible donde la civilización tecnológica ha aniquilado culturas enteras en favor de un solo sistema y una sola economía. Ambos modelos, orientados al desarrollo infinito a través de la competición entre estados y mercados, ha derivado en una explotación masiva de nuestros recursos, ecosistemas y vidas. Para el filósofo catalán, se deben impulsar medidas políticas que generen una nueva convivencia saludable. En segundo lugar, la ciencia. Pannikar defiende que la tecnocracia ha generado una concepción de la Tierra y la naturaleza como una realidad inerte y sin vida y recomienda recuperar la capacidad de escucha, comprendiendo la naturaleza como un organismo vivo y conectado.
La política, la ciencia y la filosofía deben transformarse para emanciparnos de nuestra relación tóxica con el planeta
Por último, la filosofía. La metáfora del progreso como una flecha hacia delante es una convención moderna que no comprende los verdaderos ritmos circulares de la naturaleza. La filosofía abre, así, la posibilidad de construir nuevas ontologías que recuperen este vínculo perdido. Concretamente desde la ecosofía, la esencia de la vida consiste en aceptar la condición humana y descubrir en ella la verdad y la paz. De esta forma, la realidad cosmoteándrica se relaciona con el todo, pero rompiendo el círculo vicioso en el que nos encontramos. Una tarea eminentemente emancipadora. Tenemos que buscar nuestra sanación, según Panikkar, a partir del recuerdo de la Tierra como nuestra casa, y no como nuestro desván.
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