Educación

Vuelve la carta que cuestiona el modelo educativo

La supuesta carta de un director de colegio, una traducción literal de una misiva redactada por un profesor de Singapur en 2017, recupera el protagonismo en las redes tras reabrir el debate sobre el sistema educativo y la memorización de contenidos.

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14
abril
2021

«Entre los estudiantes que se presentarán a los exámenes hay un artista que no necesita entender matemáticas, un emprendedor al que no le importa la historia o la literatura española, hay un músico, cuyas notas de física no le importan, hay un atleta. […] Si su hijo o hija saca buenas notas, ¡genial!, pero, si no lo hace, por favor, no le quite ni la dignidad ni la confianza en sí mismo. Dígale que no pasa nada. ¡Es solo un examen! Sus hijos están hechos para proyectos mucho más importantes en la vida».

Este es un fragmento de la supuesta carta que el director de un colegio –el nombre del centro no ha trascendido– ha enviado a los padres de sus alumnos con el objetivo de ayudarles diluir la importante presión a la que estos se enfrentan en las próximas semanas, marcadas por la dura época de exámenes. La misiva, publicada en Twitter por el usuario @s_juanpe, quien dice pertenecer al colegio, no ha tardado en multiplicarse hasta el infinito en el océano de las redes sociales, creando una oleada de opiniones, tanto negativas como favor de lo que Amalio Gutiérrez defiende en el documento.

En realidad, esta carta es una traducción literal de una firmada por un profesor de un colegio de Singapur que hace tres años se hizo muy popular en el foro Reddit. Copia, inspiración, o simple reviralización, la idea ha vuelto a abrir el debate sobre el sistema educativo español, para algunos excesivamente dependiente de la memorización.

Entre los principales detractores de este mensaje motivacional se repite un mismo argumento: la obligación de un alumno es esforzarse y aprobar. «Es muy bonita la carta, pero, ¿dónde queda el esfuerzo?», se pregunta un usuario. «Patético. Los críos tienen que aprender que en esta vida no es todo bonito, que se van a tener que esforzar un huevo y que van a acabar trabajando, la mayoría, en cosas que no les gustan. Que dejen de vender humo a nuestros jóvenes», denuncia otro. «Dígale que saque lo que saque le comprará la ‘play’ y el iPhone, que no se preocupe, que en esta vida no hay que esforzarse para conseguir lo que se quiere», añade un tercero. Algunos han llegado a solicitar el despido del director.

«Necesitaba leer esto. A veces me rayo mucho por unos números de algo que me he aprendido de memoria sin emoción o ganas (porque no me interesa y, por eso, lo memorizo para un examen sin interiorizarlo)», confiesa otra usuaria, dando voz a los cientos de estudiantes que ya han manifestado en reiteradas ocasiones su descontento con el sistema educativo actual, que registró una tasa de abandono escolar del 16% en 2020, muy por encima de la media europea (10%).

«Me parece excelente. A quien hace falta educar es a padres y madres. Valorar a nuestros hijos en función de sus notas es una de las muchas crueldades de nuestros tiempos», añade un internauta en Twitter. Otro, en consonancia con el mensaje, añade una crítica constructiva: «A la carta le falta un antecedente que responsabilice a los padres de que inculquen a sus hijos en valores de esfuerzo y constancia. Que no dejen que un alumno se frustre por no aprobar química, cuando su pasión son las letras».

En una reciente entrevista a Ethic, Federico Mayor Zaragoza, ex ministro de Educación, repasaba las finalidades a las que debe aspirar el sistema educativo español: «Aprender a ser, formar a personas que reflexionen, que se anticipen, que tengan imaginación, que usen su creatividad. Cada ser humano es único y un creador absoluto y, sin embargo, han hecho de nosotros seres sumisos y temerosos. ¡Pero qué es eso, si cada uno podemos inventar un futuro distinto!».

En otras palabras, buscar una educación que lleve a los alumnos a ser creativos, «que les anime a ser». Las declaraciones guardan cierta relación con la idea de esta carta, cuya misión no es otra que hacer entender a los padres que no todo trata de memorizar y aprobar, sino de que el alumno «realmente se apasione en aquello que verdaderamente le llene», como finaliza.

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