La ruta de la circularidad

Reducir, reciclar, reutilizar: todo se aprovecha, nada se tira. La economía circular busca que el ser humano sea por fin capaz de darle una nueva vida a sus residuos, como ocurre en los propios ciclos de la naturaleza donde a todo se le puede dar otro uso, casi indefinidamente. Y, aunque pudiera parecer una utopía para muchos, hay personas y empresas que ya han empezado a demostrar que una vida sin basura es posible.

El Grupo El Corte Inglés, por ejemplo, es capaz de revalorizar, al menos, el 90% de todas sus fracciones de residuos y evitar que acaben en vertederos. Así lo acredita el certificado Aenor de Residuo Cero que ya tienen los centros comerciales y plataformas logísticas de Asturias, Castilla León y Cantabria, que se suman a los de Galicia, que lo obtuvieron el año pasado. El Grupo es, además, una de las primeras compañías en conseguir este distintivo, suma ya veinte centros con este sello medioambiental.

Los residuos generados se valorizan al menos en un 90%, evitando su depósito en vertederos

Gracias al compromiso de empresa y empleados se ha conseguido evitar que el equivalente a los residuos generados durante un día por 379.167 ciudadanos acabe en un vertedero. Es decir, gracias a toda una serie de acciones dirigidas a la protección del medio ambiente se ha valorizado la misma cantidad de basura que desechan diariamente todos los habitantes de Oviedo y Salamanca juntos. Para conseguirlo, se han reorganizado las rutas logísticas y optimizado la carga de los vehículos. Además, en los nuevos centros certificados se estima que este sistema les ayudará a lograr que, al año, se donen más de 325 toneladas a bancos de alimentos y oenegés; que 221 toneladas de residuos orgánicos se conviertan en compost; que se reutilicen, recuperen o reciclen 2.000 toneladas de aparatos eléctricos y electrónicos; o que 272 toneladas de madera acaben en las manos de empresas locales de transformación donde se reconviertan en materia prima.

Así, el Grupo El Corte Inglés cada día está más cerca de conseguir su objetivo: el residuo cero en todos sus establecimientos. Gracias a este tipo de certificación se facilita que las empresas se adelanten a la nueva normativa europea y optimicen procesos para focalizar los esfuerzos en los puntos de generación de residuos y prioricen la reutilización y el reciclaje de productos que pueden reconvertirse y recuperarse para darles una nueva vida.