Opinión

¿Diputados visibles o invisibles?

Los diputados tenemos que seguir una metodología de actuación basada en la transparencia, la rendición de cuentas y la interacción con la sociedad.

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31
agosto
2020

Hay quienes piensan que hacemos poco, o que nuestro trabajo no se conoce y aparece disperso en un Parlamento en el que la autonomía de sus miembros y sus recursos de apoyo son limitados. Pero trato de objetivar las cosas y considero que la primera afirmación no es cierta en la gran mayoría de los casos. Se puede discutir sobre nuestra productividad legislativa, aunque entiendo que el clima político de crispación, ruido y falta de voluntad de consenso, incluso en situaciones de emergencia, influye en la consideración social de lo que trabajamos los hombres y mujeres del Congreso.

Convivimos con el riesgo de una recesión de la democracia, con la fatiga ciudadana y el hastío hacia los políticos de una parte de la sociedad en un mundo plagado de incertidumbres y desafíos. Por eso tenemos que seguir una metodología de actuación basada en la transparencia, la rendición de cuentas y la interacción con la sociedad. No podemos depender de los medios de comunicación para dar a conocer nuestra actividad y lo que hay detrás de cada presencia en plenos y comisiones.

«No podemos depender de los medios de comunicación para dar a conocer nuestra actividad»

En la era de internet y conociendo la influencia de las redes sociales, es necesario aflorar nuestra tarea presentándola en una página web propia, bien alimentada y rigurosa. Es una vía de control para que los electores nos puedan conectar, conocer y valorar lo que hacemos.

Mi experiencia parte de 2012, cuando abro una página web con un menú que permite informar de mis iniciativas parlamentarias y estudios, encuentros, opiniones personales –tanto sobre los asuntos y problemas de actualidad como de los retos de futuro–, recoger artículos publicados, dar a conocer el patrimonio y ofrecer una vía de contacto directo. Los resultados que he obtenido en la web no son aún satisfactorios. Quizás al sitio le falte inmediatez, videos, sonido y enlaces. También sucede que no existe una cultura política sobre la relación entre un diputado de base y sus electores que, en el mejor de los casos, solo buscan la referencia de los líderes de partido.

Sin embargo, animo a cada parlamentario a dotarse de una web, aún sabiendo que tiene coste económico, deja mucha huella personal y requiere dedicarle tiempo. Pero es una herramienta política exigible para funcionar y contribuir a la credibilidad de la función del diputado: se trata de fortalecer la democracia.

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