Siglo XXI

Periodismo constructivo en tiempos de coronavirus

El periodismo nos sirve para construirnos una imagen de nosotros mismos y del papel que jugamos en la sociedad: no podemos permitirnos dejar la conversación pública en manos de quienes más gritan o de las posturas más extremas.

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18
mayo
2020

El 30 de abril participé en un coloquio digital organizado por Acumen y Open Value Foundation titulado Comunicación constructiva en tiempos de coronavirus. Me invitaron para aportar mi visión sobre la negatividad de las noticias y el valor que puede aportar el periodismo constructivo a la sociedad en unas circunstancias como las actuales. Compartí mesa con mi colega Mar Cabra, especializada en el uso consciente de la tecnología.

He recibido desde entonces varias preguntas sobre cómo pueden incorporar una visión más constructiva a su trabajo los periodistas, los medios y las organizaciones. No existe una receta que sirva para todos los casos, aunque sí podemos aplicar un método propio que nos permita abordar proyectos y también medir su impacto social. Resumo aquí algunas píldoras de mi intervención y estaré encantado de conversar sobre cualquier otra cuestión en mi correo.

¿Qué debemos tener en cuenta al hablar de la negatividad en los medios?

  • La cultura periodística. Durante los últimos 50 años, el modelo de periodismo de investigación del caso Watergate ha sido el ejemplo aspiracional para estudiantes y profesionales. Asumimos que el principal valor del periodismo está en su capacidad para denunciar.
  • Existe una cierta pose intelectual según la cual el pesimismo nos hace más serios, más interesantes o más inteligentes. Afecta en especial a los artículos de opinión.
  • En las redacciones se suelen infravalorar las noticias esperanzadoras porque se las considera poco críticas, un ejercicio de activismo por parte del periodista o, aún peor, piezas de márketing o relaciones públicas.
  • Todos mantenemos en nuestro cerebro más primitivo la necesidad de conocer las noticias negativas. Desde que vivíamos en las cavernas era preciso estar al día de los peligros para poder sobrevivir. Buscamos esas informaciones porque nos ayudan a mantenernos alerta.

Según un informe del Instituto Reuters de la Universidad de Oxford, un tercio de los ciudadanos españoles suelen evitar el consumo de noticias con bastante frecuencia porque les hace sentir impotentes frente a los problemas sociales. ¿Qué reflexiones nos sugiere?

El periodismo no solo nos ayuda a hacernos una imagen del mundo en que vivimos. También nos sirve para construirnos una imagen de nosotros mismos y del papel que jugamos en la sociedad: si somos espectadores pasivos o actores que podemos intervenir para contribuir a cambiar las cosas. No podemos permitirnos dejar la conversación pública en manos de quienes más gritan o de las posturas más extremas.

¿Cuáles son los principales rasgos del periodismo constructivo?

  • Está orientado al futuro. Los periodistas estamos más acostumbrados a buscar culpables que a explorar posibles soluciones a los problemas sociales.
  • Tiende puentes, busca espacios de encuentro entre la polarización. Involucra a los ciudadanos en la conversación, los corresponsabiliza.
  • Es riguroso, investiga las iniciativas que trabajan para solucionar desafíos sociales, acredita sus resultados, sus logros, plantea también sus limitaciones o sus fracasos. Requiere de tiempo y recursos.
  • Es complementario, no pretende ser una alternativa al periodismo de denuncia o de investigación, sino potenciarlo al inspirar a los ciudadanos a actuar, ofrecerles pistas para que puedan intervenir en la acción pública. Se puede ser crítico y constructivo al mismo tiempo.

¿Qué hemos visto hasta ahora durante la crisis del coronavirus?

En una primera fase los medios se vieron desbordados por una avalancha de cifras, de datos de contagiados, muertos, a la que dedicaron todos sus esfuerzos. No tenían acceso a la primera línea, a los hospitales, a las familias. Se produjo una cierta deshumanización de la crisis. Además, sus preguntas en las ruedas de prensa del comité técnico de gestión de coronavirus en Moncloa estaban filtradas. Las redacciones se enfrentaron a una demanda de información muy importante con menos periodistas y en peores condiciones laborales. Muchos medios han presentado expedientes de regulación temporal de empleo. Los profesionales están haciendo un esfuerzo enorme por el que hay que felicitarles.

En una segunda fase, después de las primeras semanas, pudieron dedicar tiempo y recursos a entrevistar personas que habían superado la enfermedad, a relatar las iniciativas ciudadanas solidarias, a destacar el compromiso de las personas confinadas en sus domicilios, a investigar qué podíamos aprender de las medidas tomadas en otros países y a empezar a hacerse preguntas sobre el futuro.

Hemos visto magníficos ejemplos de proyectos especiales sobre la cooperación ciudadana, reflexiones sobre la sociedad que seremos en el futuro, información servicio, consultorios de dudas o formas de despedir y homenajear a quienes fallen en soledad. Durante la tercera semana de marzo en España se dispararon las búsquedas de noticias positivas en Google. Un artículo del microbiólogo Ignacio López-Goñi, titulado 10 buenas noticias sobre el coronavirus publicado originalmente en The Conversation España y reproducido por medios de todo el mundo, ha tenido 21 millones de visitas.



(*) Alfredo Casares es periodista especializado en periodismo constructivo y de soluciones. Acumen Fellow 2020. Puedes leer más en su página de Medium.

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