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«Debemos estar preparados para surfear la gran ola turística sin ahogarnos»

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Noemí del Val
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08
noviembre
2019

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Noemí del Val

¿Es el turismo el futuro de nuestro país? Sin duda, está siendo el presente e, incluso, podríamos decir que ha sido el pasado. Con el problema de la gentrificación de las ciudades sobre la mesa y la aparición de la turistificación, hablamos con Kike Sarasola, deportista, empresario y presidente de hoteles Room Mate, sobre estos fenómenos, el impacto medioambiental del sector al que se dedica y de su percepción sobre la actualidad política y social de nuestro país. 

¿Cómo podemos hacer un balance entre el turismo y el desarrollo sostenible? Los efectos a nivel social, la gentrificación y los impactos ambientales… ¿Cuál es la hoja de ruta?

Este problema viene por la falta de comunicación entre la gente que vive en los barrios, los empresarios y los poderes públicos. Todos deberíamos sentarnos y estudiar qué modelo de ciudad queremos de aquí a diez años. La gente no se acuerda de que hace una década los centros de las ciudades estaban vacíos porque todos vivían en el extrarradio. Ahora, con las nuevas plataformas y la forma de vida de los milenials, la situación ha cambiado. Hemos pasado de querer atraer a la gente al centro a que esté demasiado lleno. Pero lo que no podemos hacer es prohibir. Yo estoy completamente en contra de cualquier prohibición. Creo en la regulación.  Algunas normativas prohíben alquilar tu piso porque es necesario tener una entrada independiente. A veces, el que vive en el bajo tiene derecho para alquilar, pero yo, que vivo en el quinto, no. ¿Qué pasa si en mi edificio son todo apartamentos turísticos y de repente no me dejan dormir por la noche porque hacen mucho ruido? Vivimos en una sociedad en la que hay que aprender a convivir y lo que no puede ser es que solo se regule para unos cuantos. El problema es que el lobby hotelero ha tenido demasiada influencia en las prohibiciones del turismo y ahora se han dado cuenta de que se han pasado de la raya. Una de las mayores compañías hoteleras que hizo la mayor campaña contra los apartamentos turísticos, ahora ha entrado en ese negocio. Es una incongruencia: primero quiere prohibirlos y después se sube al carro. Al final el sentido común llevará a que el que decida sea el turista. Lo que no podemos hacer es permitir que llegue un partido político y empiece a prohibir, y luego llegue otro y levante las prohibiciones, o que haya unas ciudades que sí permiten ciertas cosas y otra no. Tiene que haber un consenso general para el bienestar de todo el mundo. Y seamos realistas: el centro antes era más barato porque no quería vivir nadie, pero ahora la situación es a la inversa. No se puede echarle la culpa solo al turismo ni a los apartamentos vacacionales cuando es resultado de la suma de muchas variables. La solución está en hablar y controlar los flujos de origen: no puedes quejarte de que una ciudad como Barcelona esté llena y, al mismo tiempo, dejes entrar doce cruceros al día o trescientos vuelos low cost. Regulemos, distribuyamos y preparemos más puntos de ocio que no sean solo La Rambla o La Sagrada Familia.

«El ‘lobby’ hotelero ha tenido demasiada influencia en las prohibiciones sobre turismo y se han pasado de la raya»

En nuestro país tenemos pueblos magníficos, ¿hay optimismo para ellos? ¿Cómo podemos hacer para deslocalizar el turismo de ciudad?

No sabemos hacerlo y no lo promocionamos tan bien como hace, por ejemplo, Francia. Barcelona sí lo hizo muy bien durante un tiempo. Hace tres años era una de los tres mejores ciudades para vivir, como Londres. Se sabía vender. Pero la han cagado con todo lo que está pasando en las últimas semanas. Las reservas han caído un 80%. Se han cargado la ciudad. Es una barbaridad.

Más allá del conflicto político provocado por los independentistas, parecía que estaba muriendo de éxito. Había una tensión entre el éxito y los movimientos de descontento que decían que había demasiada gente.

Y las moratorias injustificadas… Las políticas de prohibición son malas porque hacen que salgan apartamentos sin licencia y que exista un descontrol. Barcelona tenía 12.000 apartamentos regulados que pagaban sus impuestos. Todo el mundo sabía que, si querías tenerlo, debías sacarte una licencia. Era muy fácil. Cuando se hacen las moratorias empiezas a ver apartamentos fuera de las normativas. Se les fue de las manos, pero insisto: entre todos podemos encontrar la solución. Falta diálogo y tender puentes para decidir qué modelo de ciudades y de país queremos en el futuro.

¿Cuáles son las claves del futuro del turismo?

El turismo va a ser el primer motor de la economía mundial. Tenemos cien millones de chinos que entrarán de aquí a cinco años en el mercado del turismo. No hemos visto ni el comienzo de lo que pueden ser las aglomeraciones y la sobredemanda de ciudades como Barcelona o Venecia. Tenemos que movemos rápido para tomar medidas con el objetivo de convivir todos, tanto el señor de la ciudad como el turista o el político. Estamos ante el comienzo de una gran ola, y cuando llegue debe estar regulada si queremos surfearla sin ahogarnos.

Muchos informes y expertos nos hablan de ralentización de la economía…

A nosotros nos va bien, pero sí que creo que va a haber una ralentización, aunque será menos fuerte que la última vez; más bien será una corrección. No podemos seguir con estos precios al metro cuadrado, ni con tantos turistas que todos los años rompen el récord de visitas. Es inaceptable. Es mejor que vengan menos turistas, pero de más calidad. Más bien, viajeros. El turista es el que viene, se hace la foto, ni la mira y se va. El viajero es el que viene, viaja a otros pueblos, busca la experiencia. Eso también requiere trabajo por nuestra parte: que la gente sepa que no solo está Madrid, sino Alcalá de Henares, Segovia, Sepúlveda o Toledo. Que no solo es Marbella, sino que tenemos una Málaga fantástica por descubrir que está siendo uno de los mejores ejemplos de ciudad bien hecha, organizada y con un buen modelo de publicidad. Necesitamos líderes que quieran hablar y dejar al empresario sentarse a la mesa, sin ser talibanes de nuestras posturas. El sector turístico va a notar bajones porque tenemos una competencia enorme en la ribera mediterránea, que tiene precios más bajos. Espero que no seamos tan tontos como la última vez, que quisimos retener al turista bajando el precio. Eso sí nos llevaría a grandes problemas. Lo que tenemos que hacer es mantener los precios para ofrecer experiencias distintivas, potenciar nuestras virtudes y superarnos en calidad.

¿Cuál es tu reflexión sobre los modelos de turismo sostenible y cómo tenemos que trabajarlos?

Desde abajo, en las escuelas, en la educación. Enseñar a los niños que los plásticos deben estar fuera, que no pueden comprar cosas de usar y tirar. Debemos empezar con los más pequeños, después con nosotros mismos y seguir con las empresas, que deben estar concienciadas para ser sostenibles. Nosotros, en Room Mate World, nos hemos puesto seis decálogos que queremos cumplir. Cada uno que se ponga los suyos y empiece a dar ejemplo. En mi caso, no puedo ver un plástico en la calle sin levantarme y recogerlo. Tampoco soporto a la gente que fuma y tira las colillas al suelo. Es un asco. Lo mismo que los dueños de los perros se han concienciado, los fumadores deberían hacer lo propio. Otro ejemplo: mis hijos usan el cepillo de dientes, lo mojan y rápido cierran el grifo. Son pequeños detalles y costumbres que hacen mucho.

Te has significado políticamente en los últimos tiempos y no sé si tienes ganas de votar o lo vas a hacer por un acto de esfuerzo democrático.

Para mí no es un esfuerzo votar, es un honor. Siempre. Que estemos en unas segundas elecciones me parece una vergüenza. Iré a votar una, dos, tres o seis veces. Lo que nos hace falta son unos políticos que dialoguen dentro de unos límites constitucionalistas para defender nuestro país. Es lo único que pido, que dialoguen los que defienden España en su totalidad.

¿Sigues apoyando a Ciudadanos?

Creo en Ciudadanos. En su diálogo y en su equipo, sin mochilas.

¿Podrían haber hecho más consenso?

No es cosa de un partido. Creo que ha habido un fallo de los tiempos de todos los actores involucrados. Los partidos que defienden España, que son los que me interesan, han tenido una descoordinación, y es algo que no puede repetirse. El público exige que haya pactos de gobernabilidad dentro del límite de la Constitución y de España.

Fuiste el primer deportista olímpico que declaró públicamente su homosexualidad. ¿Sigue habiendo en el sector del deporte muchas reticencias a que cada uno declare su orientación sexual?

Cada vez menos, pero por supuesto que sigue habiendo reticencias. Hay deportes mucho más machistas, como el fútbol, pero gracias a Dios hay cada vez menos discriminación. Aún no lo hemos solucionado, pero cada granito de arena cuenta. En mi época era mucho más difícil porque no había nadie y precisamente por eso quise salir. Me sentía en la obligación de ayudar para que si el día de mañana hay un chico en el pueblo que es gay, pueda decirlo libremente en el equipo de fútbol.

«Hay deportes machistas como el fútbol, pero gracias a Dios hay cada vez menos discriminación»

La última manifestación del Orgullo los representantes de Ciudadanos tuvieron que irse increpados. ¿Se ha ideologizado excesivamente el movimiento LGTBI?

Me parece lamentable que un grupo se lo quiera apropiar y exija sus normas, cuando lo que estamos defendiendo es la libertad de ser como somos. Que una gente decida quién va a una manifestación o no me parece que va totalmente en contra del concepto de poder manifestarte en libertad. Debe haber de todo y caber todos. Igual que si hay gente gay a favor o en contra de la gestación subrogada. Que escupan sobre esto me parece lo más denigrante. Lo que le hicieron a Ciudadanos, que fue ahí a manifestarse, me pareció de vergüenza ajena.

Cuando se carga de ideología cualquier asunto aparecen los problemas.

Estoy de acuerdo. La misma gente que apoyaba que la mujer pudiera abortar ahora es la que quiere prohibir que otra mujer pueda hacer una gestación subrogada para otra persona. Estoy en contra de todo lo que sean prohibiciones. Que se regule, que se protejan a todos los actores, como ocurre en Estados Unidos, donde se hace con legalidad y seguridad para todas las partes. El Orgullo es eso: la manifestación de la libertad de ser como quieres. Y cuando alguien empieza a imponer y dice «estás conmigo o no te dejo venir» empiezan los problemas. La manifestación es de todos. Que tú la estés organizando no te da derecho a vetar a otra persona. Cuando se empieza a discriminar así son ellos mismos quienes salen perdiendo.

Durante las últimas campañas, también se ha puesto sobre la mesa la gestación subrogada, que siempre has defendido.

Es que me parece una hipocresía. Nos tenemos que ir fuera para hacerlo. Si tienes dinero te lo puedes permitir. Si no, tienes que ir a un sitio donde no hay tanta seguridad jurídica. Creo que debería estar regulada y protegida por ley para que todos los actores estén amparados. No me entra en la cabeza que si una persona quiere traer a un niño por amor se le pongan impedimentos y me digan que estoy esclavizando a la mujer. Usted misma, que defendía los derechos de la mujer, está diciendo esas barbaridades y se está convirtiendo en la antípoda de lo que era. Eso me da bastante miedo.

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