Internacional

Estados Unidos y las armas, un matrimonio basado en la ley

El tiroteo en un instituto de Florida del pasado 14 de febrero ha reavivado un debate que salta a la esfera pública y política de manera cíclica: el derecho a poseer armas en Estados Unidos.

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20
febrero
2018

El tiroteo en un instituto de Parkland, Florida, el pasado 14 de febrero, que se saldó con 17 víctimas mortales, ha vuelto a poner el foco en un debate que salta a la esfera pública y política de manera cíclica: el derecho a poseer y portar armas en Estados Unidos. A falta de un censo oficial, diferentes organismos como el Pew Research Center calculan que hay alrededor de 350 millones de armas en todo el país. Según Country Meters, que actualiza las cifras de población casi al minuto, en Estados Unidos viven actualmente poco más de 328 millones de personas, incluyendo a bebés y niños. Hay más armas que personas.

Una ‘relación’ tan fructífera no se labra en pocos días (ni años). La tenencia de armas por parte de los estadounidenses está legitimada y amparada desde el 15 de diciembre de 1791 por la Segunda Enmienda de la Constitución. «Siendo necesaria una milicia bien organizada para la seguridad de un Estado libre, no se podrá restringir el derecho que tiene el Pueblo a poseer y portar armas», anuncia su Carta Magna.

Un artículo que se redactó hace más de dos siglos. «No podemos seguir atados a la Segunda Enmienda constitucional. Ya no tiene el sentido que tuvo cuando se escribió hace doscientos años. Ni las armas son las que eran entonces ni tampoco la necesidad de usarlas», denuncia Carly Gehris, uno de los supervivientes del tiroteo de Parkland. Sin embargo, los intentos que se han puesto en marcha en las últimas décadas han fracasado. La normativa de Obama que pretendía impedir el acceso a un arma a aquellas personas que estuviesen recibiendo tratamiento financiado por el Gobierno para alguna enfermedad mental fue revocada por los congresistas republicanos. «La gran frustración de mi presidencia», reconoció el expresidente en una entrevista con la BBC.

Más del 90% de la población estadounidense alude a la libertad individual como argumento de defensa de la tenencia de armas

El bloqueo a las diferentes propuestas se debe, en gran parte, a dos factores: la negativa sistemática del Partido Republicano amparándose en la Ley Brady, que desde 1993 ya exige la revisión de antecedentes a cualquier persona que quiera comprar un arma de fuego; y la convicción popular de que la posesión de armas es necesaria para autodefenderse. El 94% de las personas que poseen un arma en Estados Unidos defiende la enmienda vigente apelando a su libertad de expresión y a su libertad individual, según un estudio de Pew Research. El informe aporta dos datos aun más reveladores: el 92% de las personas que no poseen un arma también defiende su adquisición con el mismo pretexto, y el 72% de la población total, incluyendo al 55% que declara no tener un arma, dice haber disparado alguna vez.

The Guardian elaboró un extenso estudio en el que se analizaba la hipotética viabilidad de eliminar la violencia por armas de fuego a raíz de unas palabras del entonces presidente Obama, después del tiroteo de 2015 en una escuela de Oregón. «Conocemos a países, amigos y aliados nuestros como Australia y Reino Unido, que después de una masacre han conseguido elaborar leyes que casi han eliminado los tiroteos en masa». Obama se refería al protocolo que activó Australia después de la matanza de 35 personas en un espacio público en 1996. El Gobierno ordenó requisar todas las armas civiles y desde entonces no han vuelto a tener prácticamente ningún altercado similar. The Guardian concluyó que hacer algo similar en Estados Unidos sería inviable por la ingente cantidad de armamento que habría que requisar y porque «ese tipo de confiscación desembocaría en una Guerra Civil».

Masacres y aumento de ventas, un guion que se repite

Según Gun Violence Archieve, en lo que va de 2018 ya han muerto en Estados Unidos por armas de fuego 2.018 personas y se han registrado 34 tiroteos masivos. Desde la matanza de Columbine en 1990 -no la primera pero sí la más recordada por la macabra preparación de sus dos autores- Estados Unidos ha vivido más de una quincena de ataques similares: perpetrados en lugares públicos y con más de tres víctimas mortales por disparos. Lo que viene después también se repite: el mundo se conmociona por las imágenes, un sector de la población estadounidense pide medidas serias de control y, a la par, se disparan las ventas de armas.

Solo el 33% de descarta comprarse un arma en algún momento

Teniendo en cuenta que, según datos de Pew Research, solo el 33% de los estadounidenses descartan comprarse un arma y que prácticamente la totalidad de la población defiende su posesión como algo inherente a la libertad, no es de extrañar que siempre que ocurre un suceso trágico como el que acaba de azotar Florida, aumenten las compras. De todos los repuntes, hay un día que pasará la historia de Estados Unidos: el pasado Black Friday. El día de los descuentos por antonomasia, el FBI recibió 203.086 solicitudes de personas que querían hacerse con pistolas y fusiles, un récord sin precedentes. Solo dos semanas antes, un hombre mató a 26 personas en una iglesia de Texas.

El activismo estudiantil, ¿el principio del cambio?

Las reacciones a la matanza de Parkland parecen estar marcando un punto de inflexión en el debate sobre el control de armas. A diferencia de lo que ha ocurrido hasta ahora, los alumnos del instituto se han propuesto no solo no olvidar lo sucedido, sino sacar de la tragedia algo positivo y conseguir medidas efectivas. Un hito que no se ha logrado hasta ahora y que será, cuando menos, largo y complicado.

Se está cocinando algo inédito en la política estadounidense. A pesar de las diferencias entre republicanos y demócratas, parece que ambos partidos están dispuestos a dar pasos que lleven a medidas conjuntas. Prestar una mayor atención a los casos de salud mental parece, de momento, la vía más probable para llegar a un consenso. Si bien los demócratas abogan por fomentar la atención sanitaria como prevención y los republicanos proponen dar más poder a las autoridades para que detecten casos como el del tirador de Parkland, los esfuerzos empiezan a ser algo más que declaraciones de intenciones. «Estamos comprometidos a trabajar con el Estado y líderes locales para ayudar a asegurar nuestras escuelas y enfrentar el difícil asunto de la salud mental», declaró Trump un día después de la matanza, aunque sigue sin hacer alusiones directas al control de las armas.

Los estudiantes marchan para «frenar los tiroteos masivos en las escuelas, que se han convertido en algo demasiado familiar»

Precisamente en Florida, Estado donde se produjo el tiroteo, se están gestando las acciones más significativas, tanto políticas como sociales. El senador estatal republicano Bill Galvano encabeza una campaña entre los miembros de su partido y los demócratas para poner barreras al acceso de fusiles semiautomáticos. Al mismo tiempo, los estudiantes víctimas del tiroteo han convocado una marcha el próximo 24 de marzo bajo el nombre March for our lives (Marcha por nuestras vidas) que pretende movilizar a todo el país y finalizar en Washington DC. Su objetivo es «frenar esta epidemia de tiroteos masivos en las escuelas que se han convertido en algo demasiado familiar».

El movimiento estudiantil tiene, desde el sábado 17 de febrero, un rostro: Emma González. La joven, de 18 años, pronunció un enérgico discurso durante un acto conmemorativo a las víctimas y aseguró que ellos van a «ser el último tiroteo masivo». Cameron Kasky, otro de los supervivientes y parte activa del movimiento de los estudiantes declaró a la cadena ABC que la marcha no va de demócratas o de republicanos, sino que «esto es sobre los adultos. Nos sentimos abandonados y, en este punto, estás con nosotros o contra nosotros». Emma González apoyó el mensaje de Kasky y sentenció cuáles son sus intenciones: «Si todo lo que nuestro gobierno y el presidente pueden hacer es enviarnos sus pensamientos y oraciones, es hora de que las víctimas sean el cambio que necesitamos ver».

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