Innovación

El 'valle de silicio' se tiñe de verde

El cambio climático es una urgencia planetaria, y la innovación, una de las principales vías para mitigarlo. ¿Qué puede aportar Silicon Valley, el epicentro tecnológico más innovador del mundo?

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23
noviembre
2016

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Silicon Valley no es un valle propiamente dicho. Tampoco está compuesto de silicio, aunque este material semiconductor fue el que dio auge tecnológico, en los años 70, a la zona sur del área de la Bahía de San Francisco: se multiplicaron las empresas que lo producían, que abastecían a las compañías de ordenadores, y estas a las de programación y servicios. Todas se fueron instalando allí, en una suerte de invasión silenciosa de una zona industrial todavía virgen y con precios accesibles.

Hoy es el principal caldo de cultivo tecnológico mundial, el foco al que mira el planeta para conocer las innovaciones que cambian paradigmas y redefinen sociedades: IBM, Google, Facebook, Apple, Intel, Tesla Motor, Uber o Ebay son algunas de las compañías más sonadas, pero actualmente esta zona acoge a más de 10.000, con una facturación global que ya superaba los 300.000 millones de dólares anuales hace 10 años, según un estudio de Nova Science Publishers.

A día de hoy es mucho mayor: es tal el crecimiento de empresas de tecnología en Silicon Valley que su espacio se ha ampliado hacia el norte y ahora abarca los condados de San Mateo y Marin. Cubren sectores dispares (servicios, entretenimiento, financiero…) pero todos tienen algo en común: la sostenibilidad empresarial, como define el experto en marketing y comunicación Germán Piñero, «medida a través de  la gestión ética, de sus datos y la forma en la que llegan a la obtención de los resultados, la satisfacción de sus clientes y el cumplimiento de los objetivos, y retornar a la sociedad todo aquello –o incluso más– que les ha facilitado previamente para alcanzar el éxito de un determinado proyecto». Esto incluye (al menos, en el desiderátum), modelos sostenibles, tanto en el trato a sus trabajadores y proveedores como en el respeto al medio ambiente. Quedémonos en este punto: ¿Existen empresas cuyo fin sea, precisamente, el cuidado de nuestro entorno? El cambio climático es una urgencia planetaria, y la innovación, una de las principales vías para mitigarlo. ¿Qué puede aportar Silicon Valley, el epicentro tecnológico más innovador del mundo?

Predicar con el ejemplo

No es un mal punto de partida que el propio espacio donde operan estas empresas sea sostenible, esto es: con pocas emisiones y consumo de recursos. Empresas como Facebook, Google o Apple no tienen precisamente una huella ecológica ejemplar (el ‘big data’ requiere monstruosos servidores, con el consiguiente impacto ambiental), pero sí son capaces, aunque sea por lavar su imagen, de aplicar arquitecturas a sus sedes tan innovadoras como respetuosas con el medioambiente. Apple está finalizando en su central el proyecto ‘spaceship’, con sistemas de ventilación revolucionarios y el uso masivo de placas solares. La nueva sede de Facebook, inaugurada en 2015, aloja en su azotea un parque de cuatro hectáreas con abundante vegetación. Y Google abrirá pronto Google North Bayshore en Mountain View, donde, según la compañía, abundarán los espacios verdes con el objetivo de integrarse en el entorno.

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Tecnología por el medioambiente

Más allá de las convicciones de sus fundadores, está claro que las compañías mencionadas buscan el mínimo impacto ambiental porque no se concibe una empresa moderna, mucho menos innovadora, que sea manifiestamente contaminante. Pero su actividad no tiene nada que ver con la ecología, y mucho menos con la lucha contra el cambio climático. Por suerte, en Silicon Valley existen empresas con mucha menos resonancia, impulsadas por emprendedores sociales, que sí tienen el hecho medioambiental en su objeto social.

Un caso significativo es el de Sustainable Silicon Valley (SSV): una red de empresas del ‘valle’ sin ánimo de lucro, que aprovechan su conocimiento, experiencia y creatividad, como ellos mismos dicen, «para crear un mundo más sostenible». Sus proyectos abarcan desde soluciones inteligentes para la reutilización del agua, innovaciones para lograr, en algunas regiones, «minimizar el carbono emitido», o su iniciativa Net Positive Communities, una red con la que, entre otras cosas, pretenden, de aquí a unos años, «producir más energía renovable de la que se consume».

La compañía Work at RE-volv es una aplicación que pone en contacto a inversores responsables con infinidad de proyectos de energía solar de todo el mundo. Cedar Marine Propulsion es una startup reciente enfocada en fabricar embarcaciones sostenibles para circular por ríos, basadas en la energía eléctrica. All Power Labs es una suerte de laboratorio de ideas para crear productos que eliminen la utilización de combustibles fósiles. Uno de sus últimos inventos, la Power Pallet, convierte virutas de madera en energía eléctrica. En TowerPower trabajan, dicen, «en una tecnología disruptiva, basada en software y placas fotovoltaicas, para conseguir electricidad limpia a muy bajo coste», y que pretenden implantar en África subsahariana y solucionar los problemas de abastecimiento en las zonas más pobres. Volt Markets es una plataforma online que pone las herramientas para generar negocios fructíferos basados en energía renovables.

Son solo algunos ejemplos; hay muchos más. Es una buena noticia que el cambio climático también esté en la agenda de Silicon Valley.

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