Internacional

El mapa de la xenofobia

La crisis, las migraciones masivas de refugiados y el endurecimiento del terrorismo islámico han aupando a muchos partidos de ultraderecha a ocupar grandes espacios parlamentarios.

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05
junio
2016

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La crisis, las migraciones masivas de refugiados y el endurecimiento del terrorismo islámico han avivado la llama de la xenofobia en los últimos años, aupando a muchos partidos de ultraderecha a ocupar grandes espacios parlamentarios. Repasamos algunos de los ascensos más relevantes.

Francia: la ultraderecha asalta Europa

El Frente Nacional, fundado en 1972 por Jean-Marie Le Pen, es un partido nacionalista de extrema derecha que empezó a cobrar especial relevancia en el escenario político galo en las elecciones legislativas de 2002, cuando se situó como tercera fuerza política. En las presidenciales de ese mismo año, Le Pen quedó segundo tras Jacques Chirac. Esta formación radical recibió su espaldarazo definitivo el pasado 2014 cuando ganó las elecciones europeas, ya bajo el mando de la hija de su fundador, Marine Le Pen, y fue el primer partido en la historia de Francia que obtuvo el 25% de los votos en unos comicios para representar al país en el Parlamento Europeo, una situación paradójica si se tiene en cuenta que el discurso de Marine Le Pen es abiertamente antieuropeísta y nacionalista, aunque en realidad hace de la xenofobia su punta de lanza. No ha dudado en comparar las oraciones colectivas de los musulmanes en Francia con la ocupación nazi, y establece frecuentemente una relación causa efecto entre la inmigración y el aumento de la delincuencia en su país.

Alemania: reminiscencias del partido nazi

Muchos comparan ya el PEGIDA (sus siglas en alemán significan Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente) con el partido Nazi, por su clara postura antiinmigración. La formación se manifiesta todos los lunes en Dresde contra el islamismo, el abuso del derecho de asilo y la amenaza a la cultura alemana. Han despertado las alarmas en el resto de formaciones políticas por el número creciente de asistentes a esos encuentros. En las últimas elecciones municipales en esa ciudad el pasado año, PEGIDA obtuvo el 10% de los votos y se situó como la cuarta fuerza en el Consistorio. Si bien la repercusión no pasa de anecdótica, algunos analistas alertan de que este avance siga desarrollándose en futuros comicios.

Austria: entre la xenofobia y el aperturismo

La ultraderecha está incardinada en la vida política austriaca. No en vano, el Partido de la Libertad (FPÖ) es hoy la segunda fuerza política de este país, una sociedad polarizada que repartió sus votos en las últimas elecciones, casi al 50%, entre el líder del partido ultraconservador, Norbert Hofer, y el candidato de Los Verdes, Alexander Van der Bellen, que ganó por muy poco. Durante la campaña, el discurso del FPÖ se centró en el rechazo a los refugiados, utilizando el miedo para articular su mensaje que refuerza la idea de la prevalencia de lo autóctono frente a lo foráneo. Hofer culpó directamente a los refugiados de las dificultades económicas que ha atravesado el país, un discurso que logró convencer a casi a la mitad de los electores.

Suecia: la ultraderecha se hace un hueco en el Parlamento

Demócratas Suecos (SD, Sverigedemokraterna) ha vivido en el último lustro una ascensión vertiginosa: en las elecciones de 2010 cruzaron por primera vez el umbral del 4% para tener representación parlamentaria, y cuatro años más tarde se constituyeron como tercera fuerza con 49 diputados. Gracias a su peso en el Parlamento bloquearon la aprobación de los presupuestos y estuvieron a punto de forzar elecciones anticipadas y acabar con los escasos meses de legislatura de la coalición de socialdemócratas y ecologistas. Sus proclamas antiinmigración son constantes y últimamente van dirigidas con especial énfasis a la comunidad musulmana, que consideran «la mayor amenaza desde la Segunda Guerra Mundial» y a la que han definido varias veces de «descomposición social».

Holanda: la xenofobia podría gobernar

El líder de la formación política de extrema derecha Partido de la Libertad (PVV), Geert Wilders, se enfrenta a un año de cárcel por incitación al odio y discriminación a sus compatriotas de origen marroquí. Los hechos se remontan a la noche electoral de 2014, cuando el político preguntó a sus seguidores si querían más o menos magrebíes en Holanda, a lo que ellos respondieron en masa: «Menos, menos, menos». Wilders les prometió: «Lo arreglaremos». No es el primer episodio polémico del líder de la formación xenófoba: en 2011 fue absuelto tras comparar el Corán con el manifiesto Mein Kampf de Hitler, y tachar al Islam de «ideología fascista». El PVV aboga por prohibir el Corán, cerrar los centros para refugiados del país y salir de la Unión Europea. A un año de las elecciones generales en marzo de 2017, las encuestas lo sitúan como primera fuerza política con el triple de escaños que en 2012.

Grecia: la dictadura como inspiración

Los miembros de Amanecer Dorado no ocultan su admiración por el exdictador Ioannis Metaxás, que gobernó Grecia desde 1936 hasta 1941, y por la dictadura de los Coroneles. Aunque rechazan que les califiquen de nazis, en numerosas ocasiones han alabado abiertamente el régimen nacionalsocialista de Hitler y se definen abiertamente como antisemitas. En su campaña para las elecciones parlamentarias de 2015, justificaron su discurso antiinmigración en el elevado desempleo y la austeridad que estaban llevando al país a la quiebra. La estrategia les reportó un abrumador apoyo del electorado, que ha situado al partido de extrema derecha como tercera fuerza política del país.

Suiza: trabas a la inmigración como discurso

El Partido Popular Suizo (SVP) ganó las elecciones legislativas en 2015, tras una campaña abanderada por el rechazo a la inmigración. El nuevo Parlamento deberá aprobar en 2017 una ley fruto de una consulta realizada el año pasado, que pondrá umbrales y cuotas a todos los trabajadores extranjeros, y priorizará a los ciudadanos helvéticos a la hora de dar empleo. Esto conculcaría varias directivas europeas. Por otro lado, la ciudadanía suiza rechazó a principios de 2016 en un referéndum una propuesta del SVP para deportar automáticamente a los inmigrantes que cometiesen delitos menores.

Reino Unido: la tentación de aislarse

En las elecciones al Parlamento de Reino Unido de 2015, el eslogan que inundaba los carteles del partido antieuropeo UKIP repetía machaconamente un mensaje: «Los inmigrantes vienen a quitarnos nuestros puestos de trabajo». Un año antes había ganado las elecciones europeas, con un asombroso ascenso que dejó descolocados a las dos grandes formaciones de ese país, el Partido Conservador y el Laborista. En las legislativas de 2015 fue la tercera fuerza política más votada, pero solo obtuvo un escaño debido al sistema electoral británico dividido por circunscripciones. Los atentados de Bruselas avivaron el discurso del UKIP contra la libre circulación de Schengen. Según su líder, «la falta de control fronterizo ha llevado al libre movimiento de terroristas, de bandas criminales y de Kalashnikov».

Estados Unidos: el fenómeno Trump

Donald Trump simboliza el ascenso de la xenofobia en ese país. Más allá de trasladar el mensaje del partido Republicano, el empresario ha adoptado un discurso propio y endurecido contra la inmigración, con propuestas tan polémicas y extremas como levantar un muro que recorra la frontera con México. Su campaña para obtener la candidatura republicana a la Casa Blanca para las elecciones de 2016 lo ha convertido en un auténtico fenómeno de masas y, ahora mismo, no es descartable que pueda ser candidato presidencial.

¿Y España?

Aquí no existe un partido con representación parlamentaria que abogue abiertamente por políticas de antiinmigración. Ni siquiera VOX, uno de los más conservadores de los que se presentan a las elecciones de junio de 2016, contempla en su programa políticas de inmigración más restrictivas que otras formaciones europeas de derechas, si bien en los últimos tiempos han endurecido sus críticas al Islam. Hay algunos partidos abiertamente antiinmigración como España 2000 o Plataforma por Cataluña (PxC) con representación puntual en algunos municipios, pero nula relevancia en la vida política nacional.

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