Innovación

Los madrileños conducirán hasta un 70% menos en 2020

El carsharing puede reducir 11.400 toneladas de contaminación proveniente de los coches en una ciudad como Madrid donde la contaminación hace estragos.

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28
mayo
2015

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Reservas un vehículo por horas, lo recoges en uno de los numerosos parkings de la ciudad, lo usas para lo que lo necesites y lo devuelves. Así funciona el sistema carsharing o coche compartido, que en ciudades con altos índices de contaminación como Madrid se presenta también como una solución medioambiental.

El carsharing –que ha cosechado un gran éxito en países como Australia, Alemania o Canadá–, no se entiende sin una tupida red de transporte público. Madrid, que cuenta con autobuses, metro, cercanías e incluso estaciones de bicis públicas por toda la ciudad, cumple este requisito.

Los vehículos de carsharing son utilizados por más personas que los privados, lo que ha implicado una reducción de coches en ciudades donde el sistema está más asentado. En Europa cada vehículo de carsharing viene a sustituir entre 4 y 10 coches particulares (ratio que en EEUU puede llegar a ser de 1:13), según el informe Carsharing: Evolution, Challenges and Opportunities publicado por el Imperial College of London.

“Nuestros usuarios hacen un uso más responsable y racional del coche, ya que al percibir el coste del trayecto de forma inmediata, lo utilizan exclusivamente cuando es necesario. La mayor parte de sus viajes los realizan en transporte público, taxi, bicicleta o a pie”, asegura Jorge González-Iglesias, consejero delegado de la start-up española Blue Move.

Según el citado estudio, la cantidad de gases contaminantes emitidos a la atmósfera proveniente del tráfico pueden reducirse hasta un 54%. “Esta reducción se explica por tres factores: la disminución del número de coches, la reducción del número de kilómetros recorridos en coche y la mayor eficiencia de los coches de carsharing que no suelen superar el año de antigüedad”, señala González-Iglesias.

El carsharing suele comenzar su expansión en el centro. En Madrid ya hay 85 parkings por todo el centro de la ciudad y, a medida que aumentan los usuarios, se establecen nuevos aparcamientos en zonas más lejanas al centro. Esto contribuye a su mayor difusión en detrimento del coche privado, dado que la distancia óptima entre el parking y el usuario no ha de superar los 500 metros para que resulte cómodo, según Intelligent Energy Europe, organismo de la Comisión Europea que se encarga de los temas energéticos en la UE.

“En Europa entre el 16 y el 34% de los usuarios de carsharing han vendido su coche. Y el 25% de los usuarios de EEUU han evitado una nueva compra. En 2020 calculamos que más de 14 millones de personas complementen el transporte público con el carsharing en la Unión Europea”, añade el CEO de Blue Move.

Este ahorro en la compra de vehículos se traduce también en liberación del espacio público. Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía, cada coche eliminado libera una superficie de 15 metros cuadrados que quedan disponibles para otros fines como carriles bici o zonas verdes.

Si Madrid implementa este servicio de forma definitiva, se augura, además, una dinamización en la inversión en flotas más eficientes. Si en 2020, el carsharing ha reducido 11.400 toneladas de contaminación proveniente de los coches, habrá cumplido su objetivo.

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