Innovación

Hacia una moda limpia

La industria textil es la segunda más químicamente contaminante después de la agricultura. ¿Estamos avanzando hacia un cambio del modelo productivo?

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25
marzo
2014

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Hace un año Bangladesh se cubría de escombros y de muerte. Gema López, fundadora de Slow Fashion Spain, pide un minuto de silencio para conmemorar el primer aniversario del derrumbe del Rana Plaza que mató a 1138 trabajadores del sector textil. “Una tragedia que hizo que todos fuésemos conscientes de cómo se produce la ropa que llevamos”. De esta forma quedan inauguradas las III Jornadas sobre Moda Sostenible organizadas por Slow Fashion en el Museo del Traje de Madrid.

Con este recordatorio, Gómez pretende poner en contexto a todos los presentes, sobre cuál es el principal objetivo de esta convocatoria: “Poner conciencia para poder construir la moda limpia que todos deseamos”. Para ello es necesario un cambio en sistema productivo que no replantee el concepto residuo. “Hoy el ciclo vital del producto no existe. Lo que tenemos es una línea”, apunta Nicola Cerantola ,coordinador de Slow Fashion Spain. “Necesitamos cambiar las formas de producción”.

Durante su intervención, Manuel Quirós, doctor en Biología por la Universidad Politécnica de Madrid, defiende como solución la biomímesis, que no es otra cosa que reemplazar la vieja idea de explotar la naturaleza por la de aprender de la naturaleza. “El medio que nos rodea tiene respuestas que aún no hemos descubierto”, destaca el científico. Usa como ejemplo las mariposas: un animal capaz de crear color simplemente por la influencia de la luz. “Podríamos emular a las mariposas para crear estructuras que produzcan color sin tener que usar tintes o procesos de manufactura en los que se utilizan materiales tóxicos”, propone.

La ‘cultura del secreto’

La industria textil es la segunda más químicamente contaminante después de la agricultura. “El 20% de la contaminación del agua viene de los procesos de teñido y tratamiento de los textiles”, afirma Sara del Río, responsable de la campaña Detox de Greenpeace, una iniciativa que insta a las grandes empresas del sector a eliminar todos los vertidos de sustancias químicas peligrosas de sus cadenas de suministro y de sus productos para el año 2020. Hasta el momento, marcas como Nike, Adidas y Puma, y cadenas de moda como H&M y C&A, han aceptado el desafío y se han comprometido públicamente con la campaña.

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Pero la contaminación no se limita a los países donde se encuentra la industria más pesada, si no que se produce en cualquier lugar donde se obtenga y se lave esa ropa. “Las sustancias químicas peligrosas utilizadas por las firmas de ‘moda rápida’ también están en las prendas de Versace, Louis Vuitton, Dior o Dolce & Gabbana”,señala el informe Detox.

Lo que no sabemos

Nicolás Olea, profesor de Radiología y Medicina Física de la Universidad de Granada, lleva quince años investigando los efectos de ciertas sustancias químicas presentes en productos de consumo diario, como los alimentos o la ropa, sobre la salud humana. En su ponencia explica que un estudio de la Red Infancia y Medio Ambiente realiazado con más de 6.000 niños en Granada reflejó que el 100% tenían DDT o sus metabolitos en la grasa, una sustancia prohibida desde 1972 por sus peligros ecológicos derivados.

“Probablemente la solución esté en la agricultura sin pesticidas, en los productos frescos, en la reducción del consumo de plásticos y cosmética… De forma que la exposición será menor pero nunca nula”, apunta.

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