Siglo XXI

¿Cómo se cocina un plan de sostenibilidad?

Aunque no existe una fórmula matemática, el éxito pasa por una buena gestión del diálogo con grupos de interés.

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01
septiembre
2013

¿Cómo se cocina el plan de sostenibilidad de una empresa global? Aunque no existe una fórmula matemática, sí podemos decir que existe una base que puede convertirse en la clave del éxito si se gestiona de forma eficaz: el diálogo.

Así lo entienden empresas como Repsol, que acaba de presentar un Plan de Sostenibilidad, para 2013 y 2014, elaborado a partir de más de 100 entrevistas con representantes de lo que denominan las partes interesadas en sus actividades: clientes, proveedores, analistas, inversores, mundo académico, sindicatos, ONGs, comunidades indígenas, etc…

Pero no sólo de diálogo vive el hombre y otra prueba del algodón para saber si un plan de sostenibilidad se ha situado o no en el centro de la toma de decisiones es comprobar si afecta a las retribuciones variables de sus empleados. De las 360 acciones que recoge el plan de esta empresa energética española, un 80% está vinculado al sueldo variable de la plantilla. Este dato es un buen indicador del impacto que la compañía busca.

¿Cómo separar un plan estratégico que aporte valor compartido de cara a los desafíos globales de nuestro época -cambio climático, derechos humanos, pobreza, corrupción, integración y diversidad, etc… – de una mera declaración de buenas intenciones? La transparencia es una de las claves, lo que implica «dar cuenta públicamente del grado de cumplimiento» de los objetivos que se ha marcado una compañía. Repsol apuesta, además, por desarrollar planes para cada uno de los países en los que opera y, además, les otorga continuidad y dinamismo al revisarlos y adaptarlos anualmente.

El presidente de Repsol, Antonio Brufau, durante su discurso en la presentación de los Planes de Sostenibilidad 2013-2014

La implicación de la cúpula de la compañía se presenta también como un factor fundamental para que las transformaciones que se buscan dentro de una organización finalmente se produzcan. «La responsabilidad es el mejor baluarte de la rentabilidad», afirmó el presidente de Repsol, Antonio Brufau, en un discurso en el que conectó en todo momento las estrategias de sostenibilidad con la competitividad de la compañía.

Brufau hizo especial hincapié en las políticas de derechos humanos en las que Repsol está trabajando de forma muy ambiciosa. “La influencia de los derechos humanos en la gestión de las compañías es comparable a la gestión ambiental avanzada», afirmó tras recordar que están llevando a cabo tres declaraciones de impacto en derechos humanos, un tema que siempre ha afectado de forma muy directa a la industria extractiva. La compañía trabaja esta dimensión de la mano de John Ruggie, un profesor de Harvard que ha desarrollado los Principios Rectores de Empresas y Derechos Humanos de la ONU, el estándar internacional de referencia.

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