Transparencia
Obama: cuando la esperanza se desvanece
Detrás de la simbólica retirada de apoyo público de Matt Damon se atisba un cierto clima de opinión: Obama ha acabado sucumbiendo al poder del sistema financiero y no va a poner cerco a los abusos de Wall Street.
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COLABORA2011
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Que el actor estadounidense Matt Damon le haya retirado su apoyo a Obama, en una entrevista en la CNN en hora de máxima audiencia, puede considerarse un caso aislado, una anécdota. O quizá no. Sobre todo si tenemos en cuenta la buena reputación de la que goza esta estrella de Hollywood de perfil intelectual que finalizó sus estudios en Harvard antes de probar suerte en el mundo del cine.
Detrás de esta simbólica retirada de apoyo público se atisba, según algunos analistas, un cierto clima de opinión: Obama ha acabado sucumbiendo al poder del sistema financiero y defraudando a millones de votantes que creyeron que se le iba a poner cerco a los abusos de Wall Street. Este clima de opinión, ciertamente palpable, hará mella en la reputación del presidente de Estados Unidos.
Recordemos que en medio de la mayor crisis financiera internacional de la historia, Goldman Sachs y JP Morgan concedieron más de un millón de dólares en incentivos a más de un centenar de directivos. Es decir, las entidades que habían provocado el derrumbe del sistema estaban pagando -directa o indirectamente- espléndidos bonus a sus directivos con el dinero público que la Reserva Federal puso a disposición para ese plan de rescate en el que el Estado sí debía intervenir.
Prácticas parecidas se llevaron a cabo, sin ningún recato y en medio de discusiones grandilocuentes sobre la necesidad de refundar el capitalismo, en otras entidades, como Merril Lynch, que repartió 5.800 millones de dólares en sobre sueldos tras recibir una inyección de dinero público o Bank of America, que tras recibir 40.000 millones de dólares del Tesoro norteamericano, decidió pagar siete millones de salario a sus ejecutivos. También la aseguradora American International Group (AIG) pagó entre siete y diez millones por fichar a un nuevo consejero delegado tras recibir ayudas públicas.
Es un debate -el de las bonus millonarios- que parece que como otros -el fin de los paraísos fiscales, los derechos humanos en países como China…- va a permanecer con nosotros en el tiempo. Porque nadie parece capaz de darles un vuelco.
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