Innovación

BBVA premia al descubridor de la reprogramación celular

El Premio Fronteras del Conocimiento ha recaído sobre Yamanaka por «demostrar que es posible reprogramar células ya diferenciadas y devolverlas así a un estado propio de las células pluripotentes».

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19
febrero
2011

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El Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Biomedicina ha recaído sobre el científico japonés Shinya Yamanaka por «demostrar que es posible reprogramar células ya diferenciadas y devolverlas así a un estado propio de las células pluripotentes», según señala el acta del galardón.

«Es un gran honor recibir este premio», ha declarado Yamanaka al recibir la llamada del jurado notificándole la concesión del galardón. «Me siento muy agradecido a los numerosos científicos cuyos descubrimientos han servido de base a mi trabajo». Allá por el año 2006, Yamanaka y sus colegas de la Universidad de Kyoto (Japón) desvelaron que habían logrado devolver a unas células adultas de ratón a un estado similar al embrionario. Esto significaba que poseían el potencial de transformarse en cualquier tejido, un logro que la comunidad científica recibió con entusiasmo ya que suponían una alternativa al uso éticamente controvertido de los embriones.

«Soy consciente de que hay muchas personas en contra del uso de embriones humanos, pero también entiendo el valor que las células madre tienen para la medicina», ha asegurado el investigador nipón, cuyo nombre sonó este año como candidato al Premio Nobel. «Por eso puse en marcha un proyecto que tratara de convertir células somáticas en células madre sin usar embriones».

Su trabajo «ha acelerado la posibilidad de trasladar la medicina regenerativa del laboratorio a la clínica», ha explicado el jurado. Las células de pluripotencialidad inducida o iPS, nombre con el que se designan, se podían obtener además del propio paciente, lo cual eliminaba el problema del rechazo. Ante el horizonte de posibilidades que se abría gracias a los estudios de Yamanaka, varios grupos de investigadores de todo el mundo empezaron a trabajar en este campo, que en apenas cinco años ha avanzado de manera extraordinaria.

La técnica original del equipo nipón, que poco después se logró con células humanas, ha evolucionado gracias a las aportaciones de decenas de investigadores (entre ellos, algunos españoles) que han logrado que sea cada vez más segura y eficiente.

Sin embargo, el uso de la iPS es aún una quimera porque como subraya Yamanaka «tenemos que asegurarnos de que son seguras, y no producen cáncer ni otros tumores». El reto de «hallar la mejor manera de generar células iPS sanas y seguras», es ahora su principal objetivo.

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