El desafío de recuperar la competitividad de la industria europea
La necesidad de que Europa recupere su pujanza industrial frente a Estados Unidos o los países asiáticos ha sido el tema central del tercer encuentro sobre el futuro del sector del plástico, organizado por Ethic y Plastics Europe.
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En 2006, Europa aglutinaba el 22% de la producción mundial de plástico. Hoy apenas llega al 12%. Estas cifras ponen de manifiesto una preocupante realidad: la progresiva pérdida de competitividad de las empresas del sector. Un desplome que, como se ha encargado de revelar recientemente el Informe Draghi, cabe hacer extensivo a la industria europea en general y que la recién constituida nueva Comisión Europea se ha propuesto atajar.
«El sector de los plásticos se encuentra en plena transformación y está comprometido con los objetivos del Pacto Verde europeo. Un camino que nos lleva hacia un rediseño del ecosistema de los plásticos para que sea completamente circular y climáticamente neutro en 2050», destacó Alicia Martín, directora general de Plastics Europe en la región Ibérica, en el arranque del encuentro. Aunque para que esa transformación sostenible sea posible, «es imprescindible la colaboración entre todos los agentes y lograr una Europa más competitiva», advirtió. Y en esa senda hacia la competitividad, «muchas miradas estarán fijas en un sector imprescindible y transversal como es el plástico».
Fuerte competencia
La importación incontrolada de plásticos de otros lugares del mundo preocupa a los productores continentales. Especialmente porque, muchas veces, esos productos de fuera no compiten con las mismas reglas que rigen la producción europea. «Se están produciendo plásticos terminados que no cumplen con los estándares europeos de calidad, descarbonización o mejores técnicas disponibles. Y los están colocando en Europa porque son más baratos. Esto hace que nuestra producción haya perdido en poco tiempo cuotas de mercado que se tardará décadas en recuperar», afirmó José Antonio Arévalo, director de Relaciones Institucionales de INEOS Inovyn Iberia.
Los altos precios de lo que cuesta producir en Europa están detrás de esos desequilibrios. «En el caso del plástico, la energía y los derivados del petróleo que se necesitan para la fabricación representan la parte importante del coste; y en Europa el precio de la energía es insostenible», lamentó el experto. Aunque se mostró partidario de revisar políticas europeas que, en su opinión, «están perjudicando los intereses de su propio tejido industrial. El Green Deal tiene unos objetivos muy loables, pero se han desarrollado mal. Hemos querido ser los primeros de la clase en determinadas políticas, pero sin poner los instrumentos necesarios para que eso sea posible».
Alicia Martin: «Es imprescindible la colaboración entre todos los agentes y lograr una Europa más competitiva»
La ventaja de las renovables
Las particularidades de España podrían situarla en una posición privilegiada para liderar esa reconquista de la competitividad que necesita la industria europea. «Tenemos todos los condicionantes para ser ese polo de atracción de la industria que aleje a Europa de las inestabilidades de los países del Este y genere un entorno confiable para los negocios», aseguró Juan Diego Requena, portavoz de Energía del Grupo Parlamentario Popular. El político recordó lo que a su juicio supone una «fortaleza extraordinaria» para España: sus abundantes recursos de energías renovables. «La energía va a ser el motor que tire de todo, y en ese sentido somos más competitivos que cualquier país de nuestro entorno porque, si no la cargamos de impuestos, podríamos tener la energía más barata del continente».
Para lograrlo, se debe huir de lo que calificó como «miopía política y, a veces, también empresarial». Respecto a las palancas que será necesario activar para materializar esa ventaja competitiva, Requena dijo que se necesita credibilidad, «un marco jurídico seguro y estable y confianza para las inversiones». Y aventuró: «Si hacemos bien las cosas y tenemos una visión estratégica elevada, podemos lograrlo».
Un marco regulatorio claro
Ese «hacer las cosas bien» implica solucionar algunas cuestiones que a día de hoy lastran los esfuerzos de la industria europea por mantener su competitividad sin perder su empuje sostenible. Desde el sector de la alimentación, Noa Llusiá, responsable de Asuntos Públicos de Global Mondelēz Internacional, pidió «un marco regulatorio armonizado, claro y común para todos los países de la UE». Según la ponente, la regulación es necesaria «porque impulsa el desarrollo de las empresas y la transformación sostenible, pero las reglas deben ser comunes para todos».
Llusia también hizo un llamado a reducir la carga administrativa que soportan las empresas: «Hay demasiada burocracia, muchos reportes que consumen recursos y quitan energía para otras cuestiones más importantes. Y si esto ya es un problema grave para las multinacionales, que tenemos más estructura, resulta terrible para las pymes».
Invertir en innovación para ganar competitividad
Los expertos admitieron que el Informe Draghi es demoledor porque está apoyado en datos objetivos, pero también supone una ventana de oportunidad para revertir la situación. De hecho, apuntó Ernesto de la Serna, director de Nuevos Desarrollos e Innovación de Intecsa Industrial, el texto indica claramente el camino a seguir. Unas soluciones de las que forman parte de manera inseparable la sociedad del bienestar, el compromiso climático y la competitividad y productividad industrial. «Porque sin esta última, no puede haber ni sociedad del bienestar ni se podrán cumplir los objetivos climáticos», resaltó.
Según De la Serna, la innovación debe ser la gran palanca de la competitividad y el crecimiento sostenible. «No son los países ricos los que más innovan, sino que son ricos precisamente porque innovan», sentenció. Y puso un ejemplo: «En los últimos 20 años China ha realizado importantes inversiones en innovación que les han convertido en líderes mundiales». El director de Nuevos Desarrollos e Innovación de Intecsa Industrial, empresa que está inmersa en un proceso de desarrollo de tecnologías innovadoras para el reciclaje del textil, aseguró que «las empresas quieren e invierten para ser parte de la solución del reto de la circularidad de la industria». Eso sí, terció José Antonio Arévalo «la innovación es necesaria, pero también cara», por lo que «requiere de ayudas estatales para poder materializarla».
Una de las tecnologías innovadoras que podría allanar el camino a una industria del plástico más sostenible y competitiva es el reciclaje químico
Una de esas tecnologías innovadoras que podría allanar el camino a una industria del plástico más sostenible y competitiva es el reciclaje químico. «El consumidor cada vez demanda más alimentos sostenibles y con procesos respetuosos, y el plástico es un gran aliado para lograrlo. Nosotros trabajamos mucho con tecnologías sostenibles para los envases y creemos que avanzar en desarrollos como el reciclaje químico es fundamental», subrayó Noa Llusia.
La responsable de Asuntos Públicos de Global Mondelēz Internacional lamentó las trabas que siguen pesando sobre esta tecnología. «Hay que abrir la puerta para que el reciclaje químico se reconozca como seguro y efectivo, especialmente para plásticos en contacto con alimentos. Pero en la actualidad no existe claridad normativa ni todos los países de la UE están de acuerdo con este reconocimiento».
En ese sentido, Alicia Martin manifestó la intención de las empresas productoras de plástico de invertir 8.000 millones de euros en reciclaje químico hasta 2030. Según los cálculos de Plastics Europe, ese desembolso «permitiría reciclar 3 millones de toneladas de plásticos y cumplir así con los objetivos del nuevo Reglamento de Envases que está a punto de aprobarse». Estas inversiones, sin embargo, «están en pausa a la espera de un marco regulatorio claro».
Un plan global
Para Juan Diego Requena es el momento de dejar de «funcionar con parches» en las políticas nacionales y europeas. «Ante el nuevo paradigma que se abre en el horizonte, se necesita un plan completo, holístico y que no sea solo retórico», reivindicó. En cuanto a ideas concretas, las propuestas que plantea su grupo parlamentario incluyen reducir el precio de la energía, normas conjuntas, un mercado único, reducir los impuestos, más recursos públicos, mayor colaboración público-privada y neutralidad tecnológica. Porque, argumentó, «si las soluciones son viables y técnicamente posibles, como la energía nuclear, no deberían descartarse por razones ideológicas».
«Europa tiene dependencia de gas y materias primas críticas y esa dependencia genera vulnerabilidad», concluyó Alicia Martin. Para acabar con esa vulnerabilidad, continuó la directora general de Plastics Europe en la región Ibérica, «necesitamos apostar por la industria europea e impulsar una verdadera política industrial en el continente».
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