Siglo XXI

¿Quién quiere matar el teletrabajo?

En un momento en el que algunas empresas están dando pasos atrás en la implantación del teletrabajo, ¿qué costes implica la vuelta a la presencialidad?

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07
enero
2025

A pesar de las resistencias iniciales, los miedos y las dificultades técnicas, el mundo se acostumbró sorprendentemente rápido a trabajar desde casa en una situación de emergencia global. Y, rápidamente, el teletrabajo pasó de ser una solución casi improvisada a una aspiración a largo plazo. Algunos años después, ¿qué beneficios aporta? ¿Qué tipo de empresas siguen apostando por modelos híbridos y flexibles y quién sigue teniendo resistencias?

Actualmente, existen opiniones contrarias: algunas grandes empresas, como Amazon, consideran que la presencialidad mejora la productividad, el trabajo en equipo y la cultura corporativa. Sin embargo, a nivel general, parece que el trabajo híbrido flexible es el preferido y hay sectores en los que la tendencia al trabajo en remoto, así sea solo de forma parcial, sigue consolidándose. En España, la última Encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) en los Hogares muestra que el 15,1% de las personas ocupadas de 16 a 74 años teletrabajó durante la semana anterior a la entrevista, este porcentaje fue 1,3 puntos mayor que en 2023. Sin embargo, el porcentaje de días teletrabajados a la semana ha bajado ligeramente: de media, se teletrabajan 3 días a la semana, 0,1 menos que en 2023. Un dato importante: las personas que teletrabajan valoran esta modalidad de forma muy positiva, con una media de 8,7 puntos sobre 10.

Sin embargo, no en todos los empleos es posible optar por el home-office. Existe una conexión directa entre el nivel educativo y la posibilidad de teletrabajar: en el último año, más del 27% de las personas con estudios universitarios han podido trabajar en remoto, mientras que este porcentaje se ha reducido al 2,2% entre quienes contaban con formación básica. Por edad, el sector etario compuesto por personas de 34 a 44 años es el que más teletrabaja, con tres puntos porcentuales más que quienes tienen más de 54 años. Por sectores, el ámbito de IT lidera en teletrabajo: un 83,4% de las empresas del sector ofrece esta modalidad y un 70,45% opta por ella.

Más tiempo y mejor conciliación

Además de las estadísticas laborales, es fundamental analizar cómo esta modalidad impacta en la vida personal y familiar. En general, el teletrabajo parece mejorar el equilibrio entre vida personal y laboral, pero también puede generar algunas contradicciones. El hecho de que el hogar sea el espacio en el que confluyan trabajo doméstico y empleo remunerado no siempre es positivo y tampoco tiene las mismas implicaciones para hombres y para mujeres. Por ejemplo, puede generar sentimiento de culpa no estar disponible para la familia cuando se está trabajando o acabar haciendo varias cosas a la vez.

Los teletrabajadores valoran de forma muy positiva esta modalidad laboral, con una media de 8,7 puntos sobre 10

Una investigación realizada para el Observatorio Social de la Fundación La Caixa evidencia que, mientras que las mujeres mantienen una mayor y constante participación, los hombres aumentan su participación en el cuidado y las tareas domésticas cuando teletrabajan. En concreto, alrededor del 48% de las mujeres que teletrabajan y el 49% de las que no lo hacen declaran encargarse más del cuidado de los hijos e hijas que sus parejas.

En cambio, entre los hombres se observa una mayor implicación en estas actividades cuando teletrabajan: el 24% asume una mayor responsabilidad en el cuidado infantil, en comparación con solo el 12% de los que no trabajan desde casa. Respecto a las tareas domésticas, los hombres que teletrabajan al menos un día a la semana tienden a involucrarse más. Como consecuencia, este estudio señala que la proporción de hombres que hacen menos que sus parejas en el hogar aumenta en 5 puntos porcentuales cuando no teletrabajan.

El problema no es el teletrabajo

Para muchas empresas, el teletrabajo forzado durante la pandemia representó un cambio en las dinámicas y una cierta pérdida de control. Sigue existiendo el mito de que la presencialidad aumenta la productividad, a pesar de que las cifras dicen lo contrario. Según un informe de enClave de Personas y Shakers, solo el 26% de las personas encuestadas asociaron la oficina con mayor productividad y más del 60% prefiere un modelo híbrido que combine flexibilidad y presencialidad. Además, la flexibilidad laboral se revela clave, sobre todo, en la retención de talento joven.

Existe el mito de que la presencialidad aumenta la productividad, a pesar de que las cifras dicen lo contrario

Pilar Ficapal-Cusí, profesora de Estudios de Economía y Empresa de la UOC y coautora de una investigación sobre los factores que influyen en el rendimiento de las personas que teletrabajan, destaca que las personas que teletrabajan se sienten más productivas y menos cansadas, pero factores como la falta de confianza, la sobrecarga laboral, el aislamiento social o la fatiga pueden afectar significativamente el desempeño laboral. Según Ficapal-Cusí, «la confianza establece condiciones favorables para un rendimiento óptimo del personal. En cambio, su ausencia puede intensificar el aislamiento social y profesional, y debilitar los beneficios del teletrabajo al reducir la percepción de apoyo social».

Por ello, la experta explica que «la gestión de la distancia y el diseño organizativo para una buena transición al teletrabajo debe basarse en reforzar la confianza de las personas empleadas en el teletrabajo y en la organización que lo impulsa estableciendo mecanismos para minimizar los sentimientos de aislamiento social y fatiga».

La falta de productividad que aún se asocia al teletrabajo puede no estar motivada por el teletrabajo en sí, sino por cómo se ha configurado esta modalidad laboral o por cómo se está gestionando desde la empresa. Si bien es cierto que la presencialidad puede contribuir a generar más vínculos sociales, a resolver dudas cara a cara y ahorrar tiempo en algunas cuestiones, actualmente contamos con multitud de herramientas que pueden contribuir a incrementar la productividad trabajando de forma remota y, al mismo tiempo, mejorar la comunicación interna de una empresa, algo esencial para asegurar las relaciones laborales basadas en la confianza.

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