El regreso de las enfermedades erradicadas
Pensamos que muchas enfermedades contagiosas son cosa del pasado. Pero, en los últimos tiempos, algunas como el escorbuto, la tuberculosis o el sarampión están resurgiendo a nivel global.
Artículo
Si quieres apoyar el periodismo de calidad y comprometido puedes hacerte socio de Ethic y recibir en tu casa los 4 números en papel que editamos al año a partir de una cuota mínima de 30 euros, (IVA y gastos de envío a ESPAÑA incluidos).
COLABORA2025

Artículo
Solo durante el siglo XX, la viruela causó más de 500 millones de muertes. Sin embargo, en 1976, el científico británico Edward Jenner desarrolló la primera vacuna. Gracias a ella, y a una campaña global dirigida por Estados Unidos y la Unión Soviética y desarrollada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la erradicación de la viruela se confirmó el 9 de diciembre de 1979. Las aportaciones económicas de 40 países permitieron la disponibilidad de la vacuna para su uso efectivo en todo el mundo. Como la viruela, otras patologías contagiosas se consideran eliminadas a día de hoy. Pero, en los últimos años, algunas enfermedades que considerábamos de otros tiempos están sufriendo un repunte a nivel global.
A inicios del año pasado, los hospitales británicos hicieron pública su preocupación por el alarmante aumento de casos de raquitismo y escorbuto. Se trata de enfermedades relacionadas con deficiencias nutricionales que se creían relegadas a un pasado en el que la miseria golpeaba a las capas más desfavorecidas de la población. La realidad es que la carencia de recursos económicos está aumentando, y esto tiene un impacto directo en la nutrición. Según una encuesta de la Food Foundation realizada en el Reino Unido, en el 17% de los hogares sufrió inseguridad alimentaria durante el año 2023.
Pero este resurgimiento no se limita a aquellas provocadas por una dieta falta de vitaminas y nutrientes básicos: también se produce con enfermedades infecciosas que deberían haber desaparecido si se hiciese un uso adecuado de los antibióticos. Es el caso de la tuberculosis, la enfermedad que a más personas ha matado en la historia de la humanidad. Se calcula que en los últimos 200 años acabó con la vida de más de 2.000 millones de personas. Y actualmente está creciendo: solo en 2021 se registraron 10 millones de casos en el mundo. Un repunte vinculado a la proliferación de superbacterias que se han hecho resistentes a los antibióticos.
La tuberculosis está sufriendo un repunte debido a la proliferación de superbacterias
La automedicación parcial está detrás de la gran mayoría de fallecimientos por tuberculosis. De los 10 millones de casos registrados en 2021, un tercio se detectaron en la India, donde la tuberculosis es extremadamente resistente a los antibióticos, y la globalización turística permite la extensión del contagio.
Y otro gran número de enfermedades estarían definitivamente extinguidas si se siguiesen los planes de vacunación específicos con que cuentan. En 2022, en los Estados Unidos se detectó el primer caso de poliomielitis en 10 años, produciendo una alarma médica. Esta enfermedad, que provoca parálisis musculares que pueden conducir a la muerte, creía haberse eliminado en el país tras las diversas campañas de vacunaciones iniciadas en 1955. No obstante, los casos de poliomielitis continúan aumentando, y no solo en Estados Unidos. El motivo es el creciente número de menores de edad que no cumplimentan las cuatro dosis de la vacuna.
También el sarampión estaba prácticamente erradicado. Pero, el año pasado, la OMS emitió una alerta por el gran rebrote en países de todo el continente americano. Lamentablemente, a pesar del llamado a administrar las dos dosis de la vacuna contra una de las enfermedades más contagiosas que hemos conocido, los casos siguen creciendo a nivel mundial. El esquema de vacunación en niños contra el sarampión es de los más efectivos que se conoce, con lo que una aplicación correcta aseguraría su erradicación.
La pandemia de covid-19 supuso uno de los mayores esfuerzos de investigación internacional. En tiempo récord, numerosos laboratorios ofrecieron vacunas fiables para combatir la enfermedad y detener su expansión. Pero, a la par, surgió un movimiento antivacunas amparado en motivos que iban desde lo sanitario a lo político y lo religioso. La facilidad de difusión de ideas conspirativas que permitieron las redes sociales logró que calara en gran parte de la población la negativa a vacunarse. El negacionismo ha provocado que millones de personas abandonen los calendarios de vacunación y que muchas enfermedades resurjan con mayor virulencia.
Una alianza entre Estados Unidos y la Unión Soviética, con toda la logística e investigación aportada por la OMS, facilitó la erradicación de la viruela en 1976. Hace poco, EE.UU. decidía de manera unilateral abandonar la organización. No podemos dilucidar las consecuencias que tendrá dicha decisión sobre el control global de las enfermedades, pero sí tomar conciencia de las causas del resurgimiento de muchas de ellas para, así, evitar su propagación.
COMENTARIOS