Sociedad
Sí te da la vida
En ‘Sí te da la vida’ (Plataforma Editorial, 2024), Mapi Hermida pone el foco en el crecimiento personal para reconquistar el bienestar y aprender a tomar las riendas de la propia vida.
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¿Alguna vez has sentido que los días, las semanas o incluso los años se te escapan como arena entre los dedos? […] Yo también he estado ahí. He visto cómo el tiempo se acelera de repente y las listas de tareas nunca terminan. He sentido que solo hago, hago, hago. Ejecuto, ejecuto, ejecuto. Modo fast activado. Prepararme la comida, check. Presentación del trabajo, check. Llamada de cumpleaños, check. Pagar al fontanero, check. Maleta de viaje, check. Deporte, check. Comida con la familia, check. Hacer el amor, check. Sacar a los perros, check.
Check, check, check. Sin que la lista termine nunca. Porque siempre quedan cosas por hacer. Algunos de nosotros llegamos incluso a enfermar por estrés, ansiedad, burnout (síndrome del trabajador quemado) o desasosiego. O, lo que es peor, vivir vidas sin sentido. Como zombis. Porque estamos en el hacer, siempre en el hacer. Y no en el vivir.
¿Y después, qué? Miras hacia atrás al final del día, de la semana, del año, y te preguntas: «¿Qué he hecho realmente con mi tiempo? ¿Hacia dónde ha ido mi vida?». Silencio. Si estas preguntas te resuenan, no estás solo. Esto se llama escasez de tiempo, y es el gran mal de hoy en día, compartido por la mayor parte de la población. Por ocho de cada diez personas, para ser exactos.
Siéntete afortunado si tú no lo sientes y crees que te sobra el tiempo para ti y los tuyos, para hacer todas las cosas que te llenan. Yo, honestamente, todavía no he conocido a nadie que me haya dicho que le sobre el tiempo en todas y absolutamente todas las facetas de su vida. Pero si ese rara avis eres tú, puedes parar aquí y dejar de leer este libro. El tiempo es demasiado bonito para que lo perdamos juntos. No tengo nada que enseñarte. Este es un libro para aquellas personas que quieren comerse la vida y vivirla con intensidad. Para eternos aprendices que sueñan con llegar lejos, a los que les falta el tiempo para estar con sus sobrinos, apuntarse a pintura, recorrerse la pampa argentina o llegar a ser CEO del mundo mundial. Para los que, de una forma u otra, han sentido ese terrible dolor de estómago de no llegar a todo, que se traduce en el famoso síndrome de la vida ocupada.
La frase «No me da la vida» es de las más repetidas hoy en día. Y, créeme, la odio igual que tú. Por eso, acabaremos con ella, porque es una mera ilusión. El objetivo de este [texto] es desafiar este paradigma, porque existe un «Sí me da la vida». Juntos romperemos este lastre desde una visión optimista y así conseguiremos dominar nuestras horas aceptando los límites que el tiempo nos impone.
¿Qué es el tiempo para ti? Piénsalo. ¿Cómo lo definirías? ¿Hay un concepto con mayores aristas o rarezas, más atractivo o atrayente? El tiempo es algo que nos atraviesa, algo de lo que estamos hechos, pero que no entendemos del todo.
Agustín de Hipona: «Si nadie me pregunta qué es el tiempo, lo sé, o por lo menos imagino saberlo. Pero, si quiero explicarlo, ya no lo sé».
Como san Agustín, el hombre se ha preguntado desde siempre por la naturaleza del tiempo sin conseguir descifrarlo. Personas tan sabias de todas las ciencias y artes, desde la psicología a la mecánica, pasando por la literatura, como Aristóteles, Einstein, Newton o Borges. Todos y cada uno de ellos dedicaron horas a entender su verdadera naturaleza sin encontrar ninguna respuesta satisfactoria. ¿Cómo es posible que el hombre haya descubierto la estructura del ADN, la ley de la gravedad o la penicilina, pero aún no entendamos el funcionamiento de nuestro tiempo interno?, ¿por qué hay momentos que se nos hacen eternos y otros fugaces y querríamos que durasen para siempre?, ¿cómo nos relacionamos con nuestro pasado o futuro?, ¿descubrirá alguien en un futuro cómo extender nuestros días?
Como a ellos, el tiempo siempre me ha parecido un concepto enigmático. De hecho, podría decir que he vivido obsesionada con el transcurrir del tiempo. De pequeña, mi entorno me sometió a un bombardeo constante del refranero popular y de frases hechas como: «El tiempo es oro», «Todo a su tiempo», «Más vale tarde que nunca», «No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy», «A quien madruga, Dios le ayuda», «El tiempo no se detiene», «El tiempo cura todas las heridas», blablablá.
Y la peor de todas: «Tiempo al tiempo». Pero ¿cómo que «tiem-po-al-tiem-po»?
Es decir: no es que el tiempo estuviera por todas partes, sino que, además, ¡era la solución para todo! Como para no obsesionarse… Y entonces, cuando tenía unos nueve años, apareció en mi vida el profesor John Keating, de la escuela Welton, interpretado por Robin Williams en la película El club de los poetas muertos, con su concepto de carpe diem del poeta romano Horacio. El transgresor docente pedía a los nuevos alumnos que no perdieran lo que nunca podrían recuperar: el tiempo. Durante años, vi la película una y otra vez, y, de hecho, en los diarios de mi niñez la primera frase que escribía con colorines era siempre «Oh, capitán, mi capitán». Estaba completamente obsesionada, ¡vaya!
Este texto es un fragmento de ‘Sí te da la vida‘ (Plataforma Editorial, 2024), de Mapi Hermida.
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