Siglo XXI

¿Cuáles son los costes de la soledad?

Casi un 15% de la población española sufre este mal. Las consecuencias no solo afectan a la salud personal de cada afectado: también significa un gran peso económico para el conjunto de la sociedad.

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19
abril
2023

No es un problema nuevo, pero sí uno que se agravado en los últimos años. Tanto que, de hecho, ya se ha empezado a hablar de una «epidemia de soledad», razón por la que algunos países han llegado a abrir, como es el caso de Reino Unido, Ministerios de la Soledad que se encarguen de luchar contra ella. En el mundo del siglo XXI, ese que va tan rápido y en el que no paran de encadenarse crisis históricas, sus habitantes se sienten más aislados que nunca.

Pero ¿cuán solos nos sentimos y qué efectos tiene esto para nuestras sociedades? Eso es lo que intenta responder El coste de la soledad no deseada en España, un informe realizado por expertos de las Universidades de A Coruña y Vigo en colaboración con Nextdoor para el Observatorio Estatal de la Soledad No Deseada, creado por Fundación ONCE y que mapea la situación en España. Como apuntan en las conclusiones del estudio, «la soledad no deseada es un problema de gran magnitud que afecta a muchas personas». En líneas generales, el 13,4% de la población española sufre de soledad no deseada, un porcentaje que es ligeramente superior entre las mujeres (14,8%) que entre los hombres (12,1%).

Sin embargo, no a todos los grupos de población les afecta del mismo modo. La prevalencia de la soledad alcanza, entre algunas demografías, cifras llamativas: uno de cada cinco jóvenes españoles de entre 16 y 24 años confiesa que se siente solo. La generación Z y los millennials son quienes se sienten más solos frente a las siguientes generaciones, en las que esta baja (hasta volver a repuntar entre los mayores de 75 años). Además, este es un problema que se enquista: los encuestados reconocen que llevan una media de seis años en esta situación. Llevan más de un lustro sintiéndose solos.

Encontrar las raíces del problema puede ayudar a entenderlo y, quizás, también a tener soluciones. Según las conclusiones del estudio, solo en el 19,1% de los casos la esencia de esa soledad está en la propia persona que la padece (un 6,4% explica que se debe a su mala salud y un 12,7% a su dificultad para relacionarse con los demás). Por el contrario, en la mayoría de las ocasiones las causas son externas (un 79,1%). La falta de convivencia o de apoyo familiar y social afecta al 57,3% de los encuestados que reconocen padecer esa soledad no deseada, pero también lastran el trabajo (el 11,1% apunta a una «causa laboral» para explicarla), el aislamiento por culpa del entorno (8,6%, en el que entra un 2,5% que sigue apuntando a la pandemia del coronavirus) o el tener que cuidar a una persona dependiente (2,1%).

Los efectos de la soledad

Parece obvio a primera vista que la soledad no deseada hará que quienes la padecen se sientan peor que la media de la población. No obstante, el estudio ha logrado convertir en datos estadísticos y evidenciar –con pruebas– los efectos que tiene.

La salud de quienes se encuentran en esta situación se resiente: la prevalencia de algunas enfermedades es mayor entre estas personas de lo que lo es entre los demás. Así, sufren más enfermedades coronarias (8,2% de prevalencia frente al 1,2% de la media de quienes no están en esta situación), más depresión (39,3% frente al 6,9%), más ansiedad crónica (37,8% frente al 7%) o más ictus (5,5% frente al 0,7%). También su percepción de la propia salud es peor que la del resto de la población: van más al médico, usan más medicamentos y afrontan más limitaciones para desarrollar tareas básicas de la vida cotidiana.

Estos son los efectos directos sobre las personas, pero a nivel general la soledad no deseada también supone costes –económicos e intangibles– para la sociedad en general. De entrada, añade una capa de costes sanitarios, unos 6.101,4 millones de euros anuales sólo en España. La suma de consultas médicas, pasos por urgencias y estancias hospitalarias ya se llevan 5.605,5 millones de euros. El resto se va a la compra de medicamentos, con cerca de 496 millones de euros.

Para continuar, la soledad no deseada también ocasiona pérdidas en producción. De forma directa, por el modo en el que estas personas desempeñan sus funciones (acceden al mercado laboral con más trabajos a tiempo parcial), se pierden 7.848,4 millones de euros cada año. De forma indirecta, por la desaparición de años de vida productiva que causan las muertes prematuras de la soledad, se pierden 191,2 millones de euros. En total, es el 0,67% del PIB.

Además, la pérdida de calidad de vida que supone –ese coste intangible– lleva a que se pierdan años de buena salud: solo en 2021, se esfumaron un millón de años de vida de buena salud entre la población española de más de 15 años. Es, en porcentajes, un 2,79% de todos los años que les quedan por vivir.

Todo esto supone un impacto sobre los recursos públicos: los costes para el país de la soledad no deseada se van a 14.141 millones de euros (o lo que es lo mismo, el 1,17% del PIB de 2021). Son «costes económicos importantes», como recuerdan las conclusiones del estudio, pero también un aviso a navegantes sobre la importancia de que las administraciones públicas tomen cartas en el asunto para convertir la soledad en un tema prioritario en las agendas políticas.

Como ha explicado en la presentación del propio informe Matilde Fernández, la presidenta de SoledadES, se trata de «un estudio pionero y un esfuerzo de transparencia democrática por la información muy útil que da a la ciudadanía y a la administración pública para su toma de decisiones». «El reto de una buena democracia es una utilización correcta de los recursos públicos y este estudio marca camino», ha recordado. Al fin y al cabo, este es un tema que afecta a toda la sociedad y cuyos efectos van más allá de la propia infelicidad de quienes se encuentran en esta situación. El tejido social o la relación entre las personas, recuerda el informe, son daños colaterales de la soledad.

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