¿Es usted feliz en el trabajo? Estos son los requisitos que su empresa debería cumplir
La felicidad laboral genera múltiples beneficios en la vida personal y el desempeño diario de los empleados, lo que se traduce en una mayor productividad, retención del talento, innovación y construcción positiva de marca para las empresas.
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La diversión en el trabajo está ligada a la felicidad en el trabajo, que es una aspiración de la mayor parte de los empleados. La felicidad en el trabajo se denomina Happiness at Work (HAW), según la nomenclatura habitual empleada en la literatura académica anglosajona. Es un constructo que se refiere a un estado emocional positivo relacionado con el desempeño laboral y que está compuesto por varios elementos, entre los que destacan una buena remuneración, seguridad laboral, posibilidades para conciliar, variedad en las tareas a desarrollar, formación y desarrollo de carrera y buen clima laboral con apoyo de los compañeros. Esta satisfacción con las condiciones de trabajo y las posibilidades de desarrollar la carrera no solo es beneficiosa para las plantillas, sino que repercute en una mayor productividad, retención del talento e innovación, entre otras muchas ventajas para las organizaciones.
Cómo retener talento
Construir climas internos que promueven la felicidad entre la plantilla y los colaboradores permite a las marcas retener el talento y ser consideradas buenos lugares para trabajar, lo que a su vez se convierte en una ventaja competitiva que refuerza su reputación. De este modo, pueden destacar frente a su competencia y convertirse en organizaciones atractivas no solo a ojos de profesionales que desearían formar parte de ellas, a través de lo que se denomina marca empleador, sino también de la opinión pública, que las verá como entidades que no se preocupan únicamente de aumentar sus beneficios sino que se comportan de manera responsable con las personas que las forman. Por todo ello, la felicidad en el entorno laboral ha suscitado mucho interés en los últimos años, tanto en el campo profesional de la gestión de empresas como desde el mundo académico, que lleva décadas reflexionando sobre las consecuencias de las malas condiciones laborales tanto para las organizaciones como para las personas.
Es más habitual el sufrimiento que la felicidad
Sin llegar al extremo de casos como los de France Telecom –donde muchos trabajadores optaron por el suicidio ante la presión que sufrían–, la crisis de Amazon durante la covid-19 o las denuncias de condiciones inhumanas por parte de los empleados de Goldman Sachs en Twitter, en el plano laboral se puede decir que es más habitual el sufrimiento que la felicidad y que los responsables empresariales no suelen ocuparse de este problema.
¿Qué están potenciando algunas empresas?
En España la felicidad en el trabajo aún es un aspecto poco implementado en el tejido productivo. Sin embargo existen ejemplos que ilustran el modo en que las empresas, con independencia de su tamaño o sector, están potenciando este factor a través de medidas muy variadas:
- Flexibilidad horaria.
- Retribución emocional.
- Formación y desarrollo.
- Posibilidad de teletrabajo y planes de conciliación.
- Implementación de nuevas herramientas como las redes sociales internas para uso en horario laboral.
- Actividades que aumentan la cohesión del grupo y la empatía con otros miembros del equipo, como el intercambio de responsabilidades o las actividades de ocio.
- Programas de cuidado de la salud y bienestar físico y mental.
- Planes de igualdad y diversidad.
- Liderazgo responsable.
- Democracia interna.
- Embajadores de marca.
- Canales para proyectar la voz de los empleados.
- Eventos internos.
Por su parte, la comunicación interna constituye uno de los elementos fundamentales para gestionar esta felicidad, así como el bienestar en el interior de las organizaciones, ya que no solo facilita la implantación del cambio organizacional sino que incide sobre cuestiones como la fidelización, la innovación, el compromiso o el sentimiento de pertenencia.
El papel de ‘director de la felicidad’
En la actualidad, las empresas gestionan la felicidad y el bienestar mayoritariamente de manera informal o las asocian a áreas como la Comunicación Interna o los Recursos Humanos. No obstante, en los últimos años se ha desarrollado un cargo específico para esta responsabilidad, como es el de ‘director de felicidad’ o Chief Happiness Officer. Se trata de un puesto vinculado a la gestión de la comunicación interna, aunque debe mantener una estrecha colaboración con los responsables de recursos humanos, y que se ocupa de fomentar la interacción y retroalimentación entre los empleados, mejorar de forma global la comunicación en el interior de la organización y promover la comunicación ascendente, potenciar la confianza y la cultura corporativa, detectar conflictos y tensiones internas o impulsar el cambio organizacional. La gestión de la felicidad y el bienestar ocupará en los próximos años un puesto central en la gestión de las organizaciones, ya que se deriva de un enfoque que combina el pragmatismo que supone potenciar la productividad y la eficiencia corporativa con una visión empresarial más humana que tenga en cuenta el cuidado de los trabajadores.
Andrea Castro Martínez es profesora e investigadora del Departamento de Comunicación Audiovisual, Universidad de Málaga, y Pablo Díaz Morilla es director Grados en Publicidad y Diseño de marca y de las EEAASS en Diseño en EADE Málaga. Área de especialización: Publicidad, comunicación interna, nuevas formas publicitarias y teatro, Universidad de Málaga. Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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