Medio Ambiente
La revolución social y medioambiental llegará antes de lo que pensábamos
Todos los científicos e investigadores que hay detrás de las nuevas tecnologías disruptivas solo trabajan para hacer del nuestro un mundo mejor, pero necesitamos que las empresas y los gobiernos las utilicen para tal fin. Y necesitamos que el poder del consumidor y de la sociedad civil impulsen a estos últimos.
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Nos encontramos en el año 2050: el 70% de la población mundial está viviendo en mega urbes, donde el aire es tan denso y contaminado que todo el mundo se refugia en casas o en grandes centros comerciales dotados de sistemas de aire descontaminado. Hace años que ya nadie ve la nieve; el calentamiento global ha provocado un aumento del nivel del mar, que ha sumergido a muchas ciudades como Venecia, Tokio, San Petersburgo o Nueva Orleans, que han desaparecido. Todo el mundo va con mascarilla y la distancia social es una norma, después que no paren de sucederse las pandemias. La falta de alimentos ha disparado su coste: el hambre en el mundo y la contaminación son las principales causas de muerte del ser humano. Experimento con gran nostalgia una experiencia inmersiva, donde veo un documental con algunas de las 25.000 especies animales que se han extinguido en el planeta en las últimas décadas, como el atún, los gorilas, el rinoceronte o la tortuga. Hace años que ya no veraneamos en la playa, el mar se ha convertido en el gran vertedero del planeta y su agua está contaminada, al igual que todas las especies marinas que aún sobreviven. La desigualdad ha alcanzado un nuevo récord y el 0,1 de los más ricos del mundo (7,5 millones de personas) tienen el mismo patrimonio que toda la clase media mundial (3.000 millones personas). Seguimos buscando nuevos planetas para vivir, ya se prevé que, en solo 50 años, en 2100 la tierra será inhabitable: la especie humana está en peligro de extinción.
Esto no es una película de terror, simplemente he narrado lo que hace años, organizaciones como la ONU o científicos de todo el mundo nos están advirtiendo, con datos y estudios muy precisos. Es más, ya estamos empezando a ver sus efectos y la cruda realidad es que no estamos haciendo nada. Nada que realmente transforme nuestra sociedad y la forma en la que vivimos. Los gobiernos y las empresas siguen atrapados en un modelo de gestión que está provocando un colapso del planeta y aboca al ser humano a un futuro mucho peor.
No nos queda mucho poco tiempo y debemos actuar. Solo una revolución social y medioambiental hará que los gobiernos y las empresas reaccionen. Además, el consumidor tiene el poder de elegir solo aquellos productos y servicios de empresas responsables con la sociedad y el medio ambiente.
«Solo una revolución social y medioambiental hará que los gobiernos y las empresas reaccionen»
Sin duda la transformación de las empresas y los empresarios es una de las grandes claves para esta revolución. El 100% de las empresas del mundo deberían ser de impacto social, con doble contabilidad, la económica y la social; es decir, que su propósito, por encima del rendimiento económico, sea hacer del nuestro un mundo mejor o (al menos) no empeorarlo con su actividad.
Un acelerador fundamental es utilizar las nuevas tecnologías disruptivas para solucionar los grandes retos de la humanidad, que tan claramente estructura la ONU en las ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible). La Inteligencia Artificial, la Nanotecnología, la Biotecnología o la robótica son algunas de las nuevas tecnologías, que, con sentido social y no solo como una oportunidad de enriquecimiento de unos pocos, pueden ayudarnos. Todos los científicos e investigadores que hay detrás de estas nuevas tecnologías solo trabajan para hacer del nuestro un mundo mejor. Ahora necesitamos que las empresas y los gobiernos las utilicen para tal fin.
Tal y como funciona hoy el mundo, con la globalización y la ultra competitividad de las empresas y los países, dudo que haya un cambio profundo y rápido como se necesita, por ello insisto en el poder del consumidor y la sociedad civil, al igual que animo a que más asociaciones, think tanks y medio de comunicación hagan presión para que vayamos transformando a más y más empresarios –como ya ha empezado a ocurrir–, y más y más políticos.
Solo una revolución social y medioambiental nos ayudará a cambiar de prioridades y nos hará entender que el éxito no es el dinero o el poder y que el placer no lo provoca el consumismo. El éxito es mejorar nuestro entorno y nuestra sociedad mientras disfrutamos de un mundo justo y equilibrado.
Ángel Bonet, experto en impacto social, Chief Sales and Marketing Officer en Minsait (Indra), presidente de Unltd y autor del libro ‘El Tsunami Tecnológico‘.
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