Día Mundial del Medio Ambiente
La aviación hace sus deberes para ser más sostenible
El sector de la aviación no solo ha recuperado las cifras previas a la pandemia, sino que el ritmo de crecimiento es mayor que nunca. Y esto supone un reto para el propio sector y un desafío para el medio ambiente.
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El año pasado, 9.500 millones de pasajeros utilizaron un avión para desplazarse, una cifra que supera toda la serie histórica, según el Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI). A eso hay que añadir el transporte de mercancías: los datos de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) apuntan que la demanda global de carga aérea en 2024 creció un 11,3% interanual, superando todas las estadísticas. Y las previsiones para 2025 indican que se batirán nuevos récords. El sector de la aviación no solo ha recuperado las cifras previas a la pandemia, sino que el ritmo de crecimiento es mayor que nunca. Y esto supone un reto para el propio sector y un desafío para el medio ambiente.
En 2021, IATA aprobó una resolución para alcanzar las emisiones netas en 2050, un compromiso de la industria del transporte aéreo en línea con el objetivo del Acuerdo de París de no sobrepasar el aumento de la temperatura de 1,5°C. La estrategia consiste en reducir la mayor cantidad de CO2 posible a partir de soluciones específicas para el sector, como el combustible de aviación sostenible (SAF, por sus siglas en inglés), tecnología aeronáutica de última generación, operaciones e infraestructuras más eficientes y el desarrollo de nuevas fuentes de energía cero emisiones, como la eléctrica y el hidrógeno. Cualquier emisión que no pueda eliminarse en origen se eliminará a través de otras alternativas, como la captura y almacenamiento de carbono o mediante esquemas de compensación fiables.
Varias aerolíneas han comenzado a incorporar SAF en sus vuelos, a pesar de que su coste actual es de 3 a 6 veces más caro
En este camino, todos los actores involucrados tienen que aportar sus conocimientos y desarrollos. Las empresas productoras de combustible, aportando SAF a gran escala y con costes competitivos. Los gobiernos y proveedores de servicios de navegación aérea, eliminando las ineficiencias en la infraestructura del espacio aéreo y en la gestión del tráfico aéreo. Los fabricantes de aviones y motores, produciendo tecnologías de propulsión y de fuselaje radicalmente más eficientes y diseños que mitiguen el ruido. Los operadores de aeropuertos, proporcionando la infraestructura necesaria para suministrar SAF a precio de coste y de manera rentable. Y las compañías aéreas y los pilotos, con una gestión eficiente de rutas, planificación de vuelos, rodajes con un solo motor, etc.
Hoy, 5 de junio, en el que se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, podemos afirmar que la aviación va haciendo sus deberes y ya es posible mencionar diversos ejemplos que, desde los distintos vectores, están avanzando en el camino de la sostenibilidad.
Combustible sostenible
Varias aerolíneas (entre ellas las españolas Iberia Express, Iberia, Vueling, Air Nostrum, Air Europa, Volotea o Binter) han comenzado a incorporar SAF en sus vuelos, a pesar de que su coste actual es de 3 a 6 veces más caro y su producción en 2024 representó menos del 1% del consumo total. Las materias primas de estos combustibles (materiales de desecho como aceites usados, residuos agrícolas o algas) absorben CO2 en su ciclo de vida, y este carbono se recicla en combustible y se emite durante el vuelo.
Es decir, el SAF genera niveles similares de dióxido de carbono que los combustibles convencionales, pero este CO2 ya forma parte del ciclo del carbono, y no se extrae del suelo específicamente para fabricar combustible de aviación. El resultado es una reducción de CO2 del 80% respecto al combustible convencional, según datos de IAG.
Aeropuertos, aerolíneas y fabricantes
En el ámbito aeroportuario, la implantación de sistemas tipo A-CDM (Airport Collaborative Decision Making) es una realidad en aeropuertos españoles como Madrid-Barajas, Barcelona-El Prat, Málaga-Costa del Sol o Son Sant Joan de Palma de Mallorca. Estos sistemas buscan mejorar la gestión del tráfico aéreo a través de un intercambio de información más eficiente entre los diferentes agentes que interactúan en el aeropuerto, como aerolíneas, controladores de tráfico aéreo, operadores de aeropuerto y empresas de asistencia en tierra.
Los pilotos en su día a día contribuyen también a minorar las emisiones de CO2, buscando, además de la seguridad, hacer más eficientes los vuelos
En cuanto a las compañías aéreas, existen diferentes iniciativas innovadoras encaminadas a mejorar su rendimiento y ser más sostenibles. Un ejemplo reciente es el de Vueling, que acaba de anunciar la firma de una carta de intenciones para explorar la tecnología “piel de tiburón”, con la que pretende recubrir el fuselaje de sus aviones para reducir la resistencia y reducir sus emisiones hasta un 4%.
Por su parte, Airbus está investigando las ventajas de los vuelos en formación, imitando el proceso migratorio de las aves (para cruzar el Atlántico, por ejemplo), de manera que varias aeronaves de distintas compañías puedan beneficiarse de la reducción de consumo de combustible y de emisiones de CO2, en sendos proyectos denominados fello’fly y GEESE. Y existen diferentes alianzas entre fabricantes y compañías aéreas para investigar nuevos desarrollos de aviones, como las aeronaves de fuselaje integrado (Blended-Wing-Body, BWB) que Delta Airlines se encuentra diseñando junto a JetZero, o nuevos medios de propulsión basados en electricidad e hidrógeno en los que ya trabaja la propia Airbus.
Para terminar, cabe mencionar la labor de los pilotos en la gestión eficiente del vuelo, que gracias a su experiencia y saber hacer, en su día a día contribuyen también a minorar las emisiones de CO2, buscando, además de la seguridad, hacer más eficientes los vuelos.
Existen otros muchos ejemplos que ya están contribuyendo a que el sector de la aviación sea más sostenible, y diversos proyectos de I+D+I que analizan cómo reducir los óxidos de nitrógeno (NOx), las partículas en suspensión (PM), los óxidos de azufre (SOx) o el vapor de agua y la posterior formación de estelas de condensación y nubes cirros.
El compromiso de la aviación con la sostenibilidad es total.
Por Roberto Castelo, colaborador del Departamento Técnico de SEPLA
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