¡Vejez, divino tesoro!

Aunque hoy alcanzan prácticamente los diez millones de personas en España, los prejuicios que persisten sobre las personas de la tercera edad las dibujan, en ocasiones, como una sola figura: un ser humano frágil, debilitado y acuciado por una creciente sensación de soledad. Pero se trata solo de un trampantojo: la vejez contiene tantas posibilidades como individuos. Algo que merece la pena destacar si tenemos en cuenta que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el número de personas de 60 años o más se habrá triplicado a nivel global hasta alcanzar los 2.000 millones en 2050.

La vejez, en realidad, trae consigo numerosas ventajas personales. Tal como destaca la revista Psychology Today, con una mayor edad suele alcanzarse una mayor regulación de las emociones y una actitud más positiva. No solo eso: según múltiples estudios, como el realizado en 2020 por la investigadora Christine Wu Nordahl en la Universidad de California, los adultos de más edad cuentan con una tendencia más acentuada hacia la felicidad. Y es posible observar esta fase de la vida como aquella con mayor libertad. Al fin y al cabo, la gran cantidad de tiempo libre a la que va asociada la jubilación permite adquirir nuevas habilidades, conocer nuevas personas y alcanzar objetivos que de otra manera no habríamos podido lograr.

Potenciar estas cualidades y reducir sus desventajas y desigualdades, ofreciendo una mejor calidad de vida y un mayor bienestar, es la meta de Santalucía. Así lo demuestran las diferentes alianzas tejidas junto con organizaciones como, por ejemplo, SECOT, entidad referente en voluntariado senior, en el que directivos retirados mentorizan y apoyan a otros más jóvenes con el fin de impulsar el espíritu emprendedor y las relaciones intergeneracionales, poniendo en valor el talento senior.

El número de personas mayores de 60 años se triplicará a nivel global hasta alcanzar los 2.ooo millones en 2050

Asimismo, una de sus últimas iniciativas, Desafío Santalucía Seniors —que se realiza a través de una expedición a los Andes peruanos—, demuestra que la vejez no es un límite. En ella, cinco hombres y mujeres mayores de 65 años pondrán a prueba su fortaleza física, sabiduría y trabajo en equipo con el objetivo de mostrar y reivindicar lo mucho que pueden aportar los mayores y su rol como fuente de inspiración para otros.

Aunque no hay que obviar que esta visión positiva puede no ser compartida por todas las personas mayores. Por ello, Santalucía está colaborando con oenegés como Grandes Amigos —fuente de acompañamiento y socialización para personas mayores—, Adopta Un Abuelo —para el acompañamiento telefónico de personas mayores en riesgo de soledad— o la Fundación Pasqual Maragall —que promueve la investigación para prevenir el alzhéimer—. Todo esto ha permitido a la compañía atajar uno de los obstáculos esenciales de la ancianidad, como es la soledad no deseada, un problema que ya ha sido calificado «de salud pública» por la OMS.

A estas se añaden otras acciones planificadas desde Santalucía para contrarrestar la soledad y favorecer la socialización del colectivo senior, incluyendo la realización de talleres de manualidades o pintura, el envío de cartas solidarias o la redacción de autobiografías con las que poder publicar un libro donde plasman su vida en el papel. Porque la edad no es un condicionante para tener objetivos, sueños, perseguirlos y alcanzarlos.