Las depresiones aisladas en niveles altos (danas) son fenómenos climáticos extremos que, en los últimos años, han causado importantes daños en regiones del Mediterráneo. La reciente dana que ha azotado a la Comunidad Valenciana ha dejado en claro que el cambio climático sigue intensificando la frecuencia y gravedad de estos eventos.
Ante esta realidad, la economía circular es una alternativa práctica para reducir los impactos de estas catástrofes y preparar mejor a nuestras comunidades.
La economía circular: un enfoque resiliente y sostenible
La economía circular se centra en reducir el desperdicio, optimizar el uso de recursos y prolongar el ciclo de vida de los productos mediante la reutilización, el reciclaje y la reparación.
La implementación de este modelo puede ofrecer soluciones para fortalecer la infraestructura y los ecosistemas, permitiendo a las comunidades resistir y recuperarse con mayor rapidez.
La resiliencia de las infraestructuras es uno de los puntos críticos. Por esta razón, un enfoque circular permite construir infraestructuras más sostenibles y duraderas, utilizando materiales reciclables y diseñando sistemas que soporten condiciones extremas.
En Bangkok, el parque Chulalongkorn University Centenary fue diseñado para funcionar como un esponja urbana, absorbiendo grandes cantidades de agua durante la temporada de lluvias. Está constituido con pavimentos permeables y estanques de retención de agua, hechos de materiales reciclables y con una capacidad para retener hasta un millón de litros de agua, que luego se utilizan para riego o se filtran gradualmente hacia el subsuelo.
Otro caso de infraestructura adaptada a las inundaciones lo encontramos en la ciudad de Hamburgo, donde el distrito HafenCity fue construido para ser resistente a inundaciones mediante el uso de plataformas elevadas y sistemas de calles elevadas. La construcción se basó en materiales reciclados, como acero y concreto de demoliciones previas, y está diseñada para soportar la subida de los niveles del agua.
Gestión sostenible del agua y restauración de ecosistemas
La gestión del agua es otro aspecto clave para enfrentar los efectos de las danas, pues ayuda a prevenir inundaciones. En un modelo circular, el agua de lluvia puede ser captada, almacenada y reutilizada, reduciendo así el impacto de las lluvias intensas en áreas urbanas y agrícolas. Esta estrategia ha mostrado su efectividad en muchos países.
En un modelo circular, el agua de lluvia puede ser captada, almacenada y reutilizada, reduciendo así el impacto de las lluvias intensas en áreas urbanas y agrícolas
En Singapur, el programa ABC Waters transforma canales y embalses en sistemas de captación que recogen y tratan el agua de lluvia para su uso en riego y consumo no potable, reduciendo así el impacto de las precipitaciones intensas y mejorando la resiliencia ante sequías.
En Australia, el sistema de reciclaje de aguas residuales de Rouse Hill ha permitido el uso de agua reciclada en riego y descarga de inodoros, aliviando la presión sobre los recursos hídricos.
La restauración de ecosistemas naturales también es fundamental. Los humedales, como por ejemplo la Albufera de Valencia, pueden actuar como esponjas naturales que absorben grandes cantidades de agua, mitigando el riesgo de inundaciones en áreas cercanas.
Para ello, es necesario rehabilitar y proteger estos ecosistemas bajo principios de economía circular, a la vez que se contribuye a la biodiversidad y la salud ambiental a largo plazo. La recuperación y reutilización de materiales naturales del propio ecosistema, como la biomasa vegetal acumulada, eliminada en procesos de limpieza y mantenimiento, puede ser usada desde diferentes enfoques de la economía circular. Puede destinarse a la elaboración de carbón activado asequible para el tratamiento de aguas residuales, o para hacer abono orgánico, que puede mejorar la fertilidad del suelo y aumentar la producción de cultivos, garantizando así la seguridad alimentaria.
La acción local, clave
Con el fin de reducir el impacto de futuros eventos climáticos, se requiere que los tomadores de decisiones entiendan y adopten prácticas circulares en sus regiones.
Tokio, que es una ciudad que afronta lluvias torrenciales y frecuentes inundaciones, ha promovido sistemas de captación de agua de lluvia en edificios públicos y comerciales. Así, la estación de metro Tokyo Skytree Town tiene un sistema que recolecta agua de lluvia y la almacena para su uso en los baños y en el riego de áreas verdes del complejo, lo cual reduce la presión sobre el sistema de drenaje urbano en periodos de lluvias intensas.
Después del huracán Katrina (2005), Nueva Orleans implementó iniciativas para capturar y almacenar agua de lluvia en vecindarios como el Distrito Verde de Mirabeau. Este proyecto ha convertido diferentes terrenos en espacios de almacenamiento de agua, jardines de lluvia y estanques de retención, permitiendo que el agua se infiltre lentamente en el suelo en lugar de sobrecargar el sistema de alcantarillado y reducir así el riesgo de inundaciones.
Prepararse para un futuro más seguro
La economía circular es clave para hacer frente a eventos extremos como las danas, promoviendo la reconstrucción de las zonas afectadas mediante infraestructuras sostenibles y resilientes, y la implementación de una gestión eficiente del agua en calles, parques e infraestructuras urbanas.
Cada año, el impacto de los eventos atmosféricos extremos es mayor y la implementación de políticas de economía circular en el Mediterráneo resulta fundamental para fortalecer la adaptación climática, reducir riesgos de inundaciones, proteger los recursos naturales y fomentar la sostenibilidad y seguridad en comunidades vulnerables.
Francisco Orgaz-Agüera es profesor titular de Universidad, Departamento de Humanidades, UNIR – Universidad Internacional de La Rioja. Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
COMENTARIOS