Jane Birkin, la inglesa más francesa
La cantante y actriz de origen inglés marcó época por su personalidad, su militancia y su estilo, que la convirtieron en uno de los más claros iconos de la cultura francesa de la segunda mitad del siglo XX.
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«No se tiene mucha elección», dice Jane Birkin ante la cámara. Al otro lado está su hija, Charlotte Gainsbourg. Está hablando de su salud en sus últimos años y de la medicación que tomaba para la leucemia. Quien la ve y la escucha ahora sabe que estaba en la recta final de su vida, lo que hace que las imágenes adquieran un cariz especial.
Jane por Charlotte –se puede ver en Filmin– es un retrato intimista, casi impresionista, de una madre célebre por su hija, una hija que, como reconoce ante su madre y ante las cámaras, siente que ha existido una suerte de pudor en las relaciones entre ambas. Las cámaras y las conversaciones ayudan a derrumbarlo. El resultado va más allá del pudor: aborda los momentos más complicados de la trayectoria de Birkin –como la muerte de su hija Kate, en 2013– y sirve para acercarse de una manera intimista a la biografía de una mujer que fue uno de los grandes iconos culturales del siglo XX.
Nacida en Londres en 1946, el padre de Jane Birkin era un comandante de la Marina británica y su madre una actriz célebre de la época, tanto del cine como del teatro británicos. Cuando tenía 17 años, Birkin se casó con el compositor John Barry, con quien tuvo dos años después a su primera hija, Kate. «¿Eras demasiado joven para ser madre?», le pregunta su otra hija en el documental. «No», responde. El matrimonio fue un fracaso, pero el proceso de ruptura fue paralelo al que asentó la carrera artística de Birkin.
A mediados de los 60, Birkin formaba parte del Swinging London y empezó a aparecer en algunas películas. Fueron primero pequeños papeles, que se convirtieron en papeles protagonistas cuando a finales de la década dio el salto a Francia. Su coprotagonista en su primera película francesa fue Serge Gainsbourg, que se convertirá en su pareja durante la década siguiente –y con quien tendrá una hija, la Charlotte que la graba en el documental décadas después–. Con él mantendrá una colaboración artística que durará mucho más tiempo.
Posiblemente, la pieza más popular de esta colaboración es la canción Je t’aime… moi non plus, que cantan a dos bandas y que se convirtió cuando salió en 1969 en un éxito y en un escándalo al mismo tiempo. «Fue una canción que provocó muchas reacciones, el Papa y la BBC la prohibieron, nunca pensamos que fuera a convertirse en un himno de libertad», le decía en 2022 en una entrevista a El País.
«Nunca pensamos que ‘Je t’aime… moi non plus’ fuera a convertirse en un himno de libertad», dijo en una entrevista
En los 70 fue una de las presencias constantes en el cine francés y también asentó su carrera como cantante. Fue cuando se subió al escenario como intérprete en su primer concierto en solitario, en 1987 en la sala parisina Bataclan, cuando se cortó el pelo muy corto para quitar todos los atributos «de muñeca», como le explica a su hija en Jane por Charlotte, y que la audiencia se quedase con sus letras y su interpretación y no con el aspecto de la persona que las estaba cantando. En los 80, dejó a Gainsbourg, tuvo a su tercera hija –Lou– y dejó de beber (como explica en el documental, aunque reconoce que nunca fue capaz de dejar de tomar somníferos para lograr conciliar el sueño). También fue una de las décadas que afianzó su condición de personaje crucial de la cultura: en 1988, Agnès Varda la siguió en el documental Jane B. par Agnès V. En los 90 y los 2000 redujo su actividad, aunque seguía haciendo conciertos y películas.
«Pienso que lo amo, este momento en el que no te importa nada», dice en el documental al hablar sobre envejecer y la fase de su vida en la que estaba entrando. «Llega un momento en el que no te reconoces en el espejo», indicaba también.
Durante toda su vida fue también un icono de la moda y en las piezas que usaba, como apunta el obituario que le dedicaba Le Monde tras su muerte el pasado verano, había igualmente militancia, como cuando optó por un traje de chaqueta de Yves Saint Laurent para sus conciertos o por el vestido transparente que llevó a uno de sus grandes estrenos de finales de los 60.
En las piezas que usaba había igualmente militancia, como cuando optó por un traje de chaqueta de Yves Saint Laurent para sus conciertos
Sus elecciones marcaron una estética. El bolso Birkin de Hermès, que ahora se conoce por su precio y por lo difícil que es acceder a él (más allá de lo que cuesta, existe una lista de espera), nació cuando le pidió a un ejecutivo de la compañía un bolso que fuese útil y sirviese para guardar todo lo que necesitaba. Su estilo era del tipo «una chica que lleva un cárdigan de cachemira, unos vaqueros viejos y unas deportivas», como decía ella misma y como recoge Vanity Fair, un poco lo que en francés se llama ahora boho–chic y que es el estilo que desgranan los cientos de artículos que se preguntan cuáles son las claves para vestirse como una parisina.
Al fin y al cabo, Jane Birkin, por muy británica que fuese por nacimiento, se acabó convirtiendo en un icono de la cultura pop y, sobre todo, en uno de la cultura francesa. Como le decía un parisino a la radio francesa tras su muerte en 2023, sus canciones son de esas que se escuchan siempre.
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