‘Semen retentum venum est’: mito o realidad

Xavier tiene 20 años, vive en Barcelona, lleva tres años teniendo relaciones sexuales con mujeres, y, desde hace uno, ocasionalmente, también con hombres. Niega estar obsesionado con el sexo, pero admite que su mente pasa buena parte del tiempo pensando en eso. El ligoteo, en su mundo, está en todos lados: las redes, en la universidad, en los bares y festivales, etcétera. Disfruta de la plenitud sexual, sin embargo, él, en vez de consultar sexólogos o médicos especializados, tiene como gurú de las prácticas carnales a su tío que le «cuenta todo sobre sexo».

Una de las tantas recomendaciones que le da es que se «entrene» para contener la eyaculación. Y, de ser posible, que no culmine su placer sexual, si es que quiere «satisfacer mucho» a sus parejas. Pero Xavier, que también se deja guiar por la información de las redes y el boca a boca, ya sabe que hay un mito que sostiene que los varones que evitan las eyecciones son más proclives a padecer cáncer de próstata en el futuro. Entonces, él está confundido; entonces, él es uno de los tantos varones que revive aquel antiguo mito, lanzado al mundo en latín, de semen retentum venum est (el semen retenido veneno es).

En la red pululan a mansalva publicaciones carentes de rigor científico

¿Mito o realidad? Puede ser que la eyaculación, que está más asociada a varones jóvenes, se relacione con un sector poblacional que no padece (aún) de cáncer de próstata. Y es por eso que hay quien sostiene que los hombres que eyaculan más tienen una menor probabilidad de padecer esta enfermedad. Pero ninguna información es contundente al respecto, y en la red pululan a mansalva publicaciones carentes de rigor científico. Si uno se lanza al inabarcable océano de información de la web con el titular de esta pieza, no encontrará contenido alguno de calidad si no se afinan los criterios de búsqueda. Para enterarse realmente de si la retención del semen es beneficiosa (o no) hay que tener dos palabras clave: «cáncer» y «próstata».

Un factor racial más que un hábito

¿Está relacionada la retención de semen con el incremento en el cáncer de próstata? No está claro todavía. Para la Clínica Mayo, ese no es uno de los factores de riesgo, como, por otra parte, sí lo son la obesidad, el origen étnico (de acuerdo con esta entidad, los varones afroamericanos tienen más riesgo de padecerlo y de que, de tenerlo, este sea más agresivo), la edad (a partir de los 65 años el riesgo ya es alto) y antecedentes familiares.

La misma línea sigue la información que proporciona el CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, en castellano), uno de los centros de investigación médica más rigurosos de Estados Unidos. El de próstata es el segundo cáncer más común en varones estadounidenses, sostienen. Allí, de cada cien hombres, trece lo padecen en algún momento de sus vidas y tres de ellos mueren. En esta entidad hacen aún más énfasis en el tema racial: los afrodescendientes tienen más del doble de probabilidad de padecer y fallecer por esa causa. En ningún caso se menciona que la práctica de una eyaculación habitual reduzca (o no) el riesgo.

El cáncer más común entre varones españoles

En España, este tipo de cáncer es el más común entre los varones. El dato es de la Asociación de Cáncer de Próstata (ANCAP).

En el país, cada año mueren 6.000 hombres por este tumor, lo que supone casi un 3% del total de defunciones varoniles. Y son 35.000 los casos que se diagnostican cada año. En términos generales, uno de cada cinco españoles lo padecerá. Aun así, el pronóstico es muy favorable, ya que casi el 80% de quienes detectan a tiempo el cáncer de próstata se curan sin mayor complicación.

Cada año se diagnostican en España 35.000 casos de cáncer de próstata; el 80% se curan

En ningún caso esta entidad hace referencia a la retención del semen como un factor que incremente la probabilidad de sufrir este padecimiento. Por lo tanto, semen retentum venum est sigue siendo un mito urbano. Lo único seguro es que variables como la edad, el origen étnico y la dieta sí parecen ser determinantes para el desarrollo de alguna complicación prostática.