Cultura

La jaula de oro mental de Virginia Woolf

Su brillante talento no le salvó de sus crisis depresivas, pero su ensayo ‘Una habitación propia’, escrito en 1929, se ha ido consolidando como un manifiesto femenino y feminista.

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17
mayo
2024

La obra de Virginia Woolf (1882-1941), interesante y llena de matices, se truncó cuando decidió poner fin a su vida en un río cercano a su casa en Rodmell, Sussex. Era un martes. Había dejado una carta escrita a su marido Leonard Woolf cuya primera palabra era ese día de la semana, y finalizaba con la inicial de su nombre, V. El cuerpo de Virginia Woolf fue encontrado tres semanas después.

Su vida acabó como la de la shakesperiana Ofelia, figura trágica representada por el artista prerrafaelita Millais en una de las pinturas más celebradas de la historia. Resulta paradójico que Julia, la madre de Virginia Woolf, fuese una reconocida modelo prerrafaelita en su juventud. Julia aportaba tres hijos de su primer matrimonio –era viuda– y tuvo cuatro hijos más con su segundo esposo, el editor y biógrafo británico Leslie Stephen. Virginia fue la penúltima hija de la pareja, y su relación con su madre y hermanos fue compleja. Se cree que sus hermanastros abusaron sexualmente de ella en su adolescencia. A eso hay que sumar que la relación con su madre no fue lo cercana y afectuosa que ella deseó.

La vida de Woolf estuvo marcada por su enfermedad mental, un trastorno bipolar que se inició tras el fallecimiento de su madre en 1895, cuando ella tenía 13 años, y que le acompañaría hasta el final, alternando épocas de efervescencia literaria con otras de reclusión y depresión que se agudizaron en su madurez. La tragedia familiar marcaría la juventud de Woolf: tras su madre murieron su hermana Stella, su padre y su hermano Thoby en los diez años siguientes. Su segunda crisis llegaría en 1904, cuando tuvo que ser ingresada.

A diferencia de sus hermanos varones, Virginia no fue a la universidad, sino que recibió educación en casa y fue autodidacta

El destino de Woolf estuvo muy ligado al de su hermana Vanessa Bell, también artista y tres años mayor que ella. Ya en 1891 ambas hermanas habían creado un periódico llamado Hyde Park Gate News –Virginia tenía entonces nueve años– donde empezó a redactar sus primeros artículos sobre su comunidad y vida cotidiana. Posteriormente, en 1904, empezaría a escribir artículos y críticas literarias en prensa y revistas. A diferencia de sus hermanos varones, Virginia no fue a la universidad, sino que recibió educación en casa y fue autodidacta. Un tema, este, que abordaría de manera recurrente en su obra al reivindicar la diferencia de oportunidades entre hombres y mujeres.

Tras la muerte de su padre en 1904 impulsaría el llamado Grupo de Bloomsbury junto a sus hermanos Vanessa y Thoby. Este selecto círculo cultural reunía a un grupo de intelectuales y artistas británicos con una educación exquisita; la mayoría pertenecían a una élite intelectual secreta conocida como los «Apóstoles de Cambridge». Uno de estos miembros era el escritor y teórico político Leonard Woolf, quien se convertiría en marido de Virginia en 1912. Al año siguiente, Virginia sufrió una nueva crisis y él estuvo cuidando de ella. En 1917 ambos fundaron la famosa editorial Hogarth Press en una pequeña imprenta manual, que sirvió no solo para publicar las obras de sus amigos pertenecientes al Grupo de Bloomsbury, sino también para que Virginia autopublicase sus primeras obras. A lo largo de su carrera literaria, Woolf firmó nueve novelas y varios relatos y ensayos. Además, entre sus escritos personales se encuentra su correspondencia –se le atribuyen 3.700 cartas– y la redacción de un diario personal a partir de 1915.

A pesar de haber sido una escritora inglesa de la época victoriana, hay varios aspectos de su vida y obra que la hacen actual, como apostar por su carrera profesional o tener una relación abierta con su pareja. Mantuvo una relación romántica con otra mujer durante su matrimonio, y defendió la paridad entre hombres y mujeres.

Sus obras más influyentes

Su obra incorpora elementos autobiográficos, incluso en las obras de ficción. Considerada una escritora intimista, de original narrativa, a través de sus escritos abordó temas controvertidos como la enfermedad mental, la homosexualidad, el feminismo y las convenciones sociales.

Abordó temas controvertidos como la enfermedad mental, la homosexualidad, el feminismo y las convenciones sociales

Su ensayo Una habitación propia (1929) es el que ha gozado de mayor popularidad con el auge de los movimientos feministas, a partir de 1970. En él aborda planteamientos como imaginar la vida de una ficticia y talentosa hermana de Shakespeare llamada Judith, para exponer las diferencias que ambos géneros encuentran al desarrollar una carrera literaria.

Sin embargo, unos años antes ya había llamado la atención de la crítica literaria con la originalidad de su prosa en las novelas Mrs Dalloway (1926) y Al faro (1927), considerada esta última un hito del modernismo.

Orlando (1928) es una novela con tintes biográficos, que ahonda en la identidad de género, la inmortalidad y la transformación. Está inspirada en la escritora y aristócrata Vita Sackville-West, a quien conoció en 1922 y con quien mantuvo una relación romántica y creativa durante esa década. Vita, quien también estaba casada, se refleja en otros personajes de Woolf de las novelas Mrs Dalloway (1926) y Los años (1937). En la sociedad victoriana de la época, la homosexualidad estaba muy mal vista, por lo que abordar el tema de la identidad sexual y el transgénero la convierte en una escritora valiente y comprometida. Estas cuestiones también se plasman en sus obras póstumas, Entre actos (1941) y el relato La muerte de la polilla, donde explora la enfermedad mental.

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