Agua

La salud de los ríos de Europa en cinco ejemplos

El 80% del agua que consumimos procede de los ríos y aguas subterráneas. Sin embargo, ¿es buena la salud de los ríos en Europa? Y, sobre todo, ¿se está haciendo algo para cuidarlos?

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03
abril
2024

La salud de los ríos es fundamental para nuestra supervivencia y la de nuestro entorno. Según datos de la Agencia Europea de Medioambiente (EEA), el 80% del agua que consumimos procede de ríos y vías subterráneas. La calidad de sus aguas, su nivel de polución, la preservación de sus ecosistemas y su biodiversidad son pistas que nos indican su estado y capacidad de dar freno a los efectos del cambio climático.

Europa tiene más de 1.500 ríos, pero no todos ellos se encuentran en las mismas condiciones. Algunos gozan de perfecta salud, mientras otros transportan aguas completamente contaminadas o se encuentran en alto riesgo de secarse. A continuación, destacamos el estado de algunos de los principales ríos del continente.

El Volga contaminado

Este río es el más largo y más caudaloso del mundo. Nace en la meseta de Valdái y desemboca en el Mar Caspio, con más de 3.700km de longitud con un caudal medio de 8.000 metros cúbicos por segundo. Sin embargo, es también uno de los más contaminados, y es que un 45% de la producción industrial y el 50% de la agrícola de Rusia se concentran en su cuenca. Anualmente, se echan al río unos 5,5 kilómetros cúbicos de aguas residuales, según los datos oficiales, y entre 10 y 11 toneladas de sustancias contaminantes. Si bien en su momento era conocido por sus esturiones, ahora su sobreexplotación y contaminación pone en riesgo uno de los símbolos más emblemáticos del imaginario colectivo ruso.

El estado del Po

Después de los ríos rusos, el Po es uno de los más caudalosos y largos de Europa. Desde los Alpes hasta el mar Adriático, este río recorre gran parte de Italia y ha sido declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO. En su ribera se concentra un 40% del PIB de la región y muchas de las más grandes empresas nacionales. Sin embargo, el avance del cambio climático y las alteraciones del río por su exposición a la contaminación ya han hecho saltar las alarmas. Desde 1960 se han reducido sus lluvias en un 20% y ahora los agricultores ya están empezando a señalar grandes pérdidas por la imposibilidad de utilizar algunas de sus aguas para el riego.

El Roine y los microplásticos

Este río nace en los Alpes, en el cantón de Valais, y termina su recorrido en el Mediterráneo, y es uno de los más contaminados de Europa. Según estudios recientes de la ONG Ocean Eye, organización que estudia el estado de masas de agua en el mundo, este río lleva más de 880 millones de microplásticos derivados del Lago Leman. Entre otros problemas, en los últimos años el Roine ha presentado altos niveles de contaminación bacteriana.

El río Lobau, el más limpio de Europa

Este río, situado en Austria, ha sido reconocido como uno de los más limpios de Europa, según la Agencia Europea del Medioambiente. Un 98% de sus aguas fueron valoradas como «excelentes», y los esfuerzos y regulaciones de conservación y preservación han sido admirados por organismos y grupos ecologistas. Si bien no es uno de los ríos más grandes del continente, sí que representa un ejemplo a seguir. Entre los ríos más limpios de Europa están también el Vjosa (Albania) o el Neretva (Bosnia).

El ya no tan azul Danubio

En 1867, Johann Strauss hizo del Danubio un símbolo europeo con su popular pieza «Danubio Azul». Siglos después, la industrialización, la sobreexplotación y la contaminación del río hacen de su característico azul un elemento nostálgico. Las aguas de su cuenca han mostrado altos niveles de concentración de metales pesados como el cadmio, el plomo o el hierro, así como grandes concentraciones de basura en sus riberas.

Algunos de los estudios más pesimistas, como el de World Wild Fund con la coalición Ríos Vivos de Europa, mostraron que el 90% de las cuencas fluviales analizadas en varios países de la UE seguirán siendo insalubres en 2027. Pero ofrecer respuestas al cambio climático también pasa por asegurar que los ríos sean protegidos y cuidados en el futuro. Por ello, la UE ha desarrollado una Directiva Marco del Agua (DMA), una herramienta política que permite mantener el buen estado ecológico y químico de las aguas de Europa, tanto superficiales como subterráneas. El objetivo se ha marcado para el año 2027, e incluye, entre otras medidas de restauración, el establecimiento de estándares para la gestión correcta del agua y la protección de ecosistemas acuáticos en todos los ríos de la región. Si bien no es una solución total, la atención de las instituciones a la salud de nuestros ríos y reservas hídricas es clave en un continente que ya se encuentra atravesando grandes sequías en algunos de sus ecosistemas.

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