Salud

Vivir con ansiedad, el trastorno silencioso de nuestros tiempos

La ansiedad es una realidad que afecta a millones de personas en el mundo. Vivir con ella puede ser un desafío diario, pero no tiene que ser una lucha solitaria. Con la información correcta, el apoyo adecuado y estrategias eficaces es posible gestionar la ansiedad de manera positiva.

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27
marzo
2024

Un cierto grado de ansiedad proporciona un componente de precaución en situaciones potencialmente peligrosas, funciona como mecanismo adaptativo. El sistema nervioso se activa con una reacción psicofisiológica intensa.

A grandes rasgos, cuando una persona tiene síntomas de ansiedad nota sensaciones físicas como palpitaciones o mareos. Esto ocurre porque las situaciones de peligro (real o imaginario) producen reacciones a nivel cerebral y hormonal que activan el cuerpo como si se tratara de una alarma: cuando se detecta una posible amenaza, toda la atención de la persona se dirige hacia esta situación para huir del peligro y sobrevivir.

Así, la persona respira más fuerte (para disponer de más oxígeno), el corazón late más rápido (para hacer llegar más sangre a los músculos y al cerebro y tener más glucosa), los músculos se tensan (para huir o defenderse), etc. Una vez pasa el peligro o la persona se da cuenta de que no hay una amenaza real, la alarma a nivel cerebral se desactiva, el sistema nervioso se reequilibra y el miedo disminuye.

El problema surge cuando la ansiedad es desproporcionada e incluso, a veces, se presenta en ausencia de cualquier peligro ostensible. Entonces se convierte en algo más que simplemente sentirse nervioso o preocupado en situaciones estresantes; se trata de un trastorno mental que puede afectar la calidad de vida de manera significativa, interfiriendo en las actividades diarias y las relaciones personales.

En España, más de un tercio de la población tiene algún trastorno mental

Existen diferentes maneras de clasificar los trastornos de ansiedad. Según la Asociación de Psiquiatría Americana se clasifican del siguiente modo:

Los trastornos de ansiedad generalizados se caracterizan por sentimientos persistentes de preocupación ante una amplia gama de cuestiones. Los trastornos de pánico son ataques que ocurren repentinamente, sin previo aviso. Las fobias son temores intensos a determinados objetos o situaciones inquietantes. En el trastorno de ansiedad social, o fobia social, las personas sienten temor a situaciones sociales en las que podrían sentirse avergonzadas o sometidas a escrutinio. El trastorno obsesivo-compulsivo se caracteriza por sentimientos y pensamientos (obsesiones) y rutinas o rituales (compulsiones) persistentes e incontrolables. Y el trastorno de estrés postraumático (PTSD) puede producirse después de un trauma físico o emocional grave como un desastre natural, un accidente o un crimen.

Aprender a convivir con la ansiedad requiere la implementación de estrategias prácticas que aborden tanto los aspectos cognitivos como los emocionales. En primer lugar, adquirir educación y conciencia sobre la ansiedad constituye el punto de partida para su control: comprender los síntomas, identificar los desencadenantes y explorar opciones de tratamiento contribuye significativamente a reducir la incertidumbre que acompaña a esta experiencia.

La búsqueda de apoyo profesional se erige como otro componente crucial en el manejo de la ansiedad. La terapia cognitivo-conductual ha demostrado ser eficaz en este sentido, proporcionando herramientas y estrategias personalizadas para abordar los desafíos específicos de cada individuo. Además, el manejo del estrés emerge como una práctica clave, donde técnicas como la meditación, la respiración profunda y el ejercicio se revelan como aliados poderosos para contrarrestar el impacto del estrés asociado con la ansiedad.

Establecer rutinas saludables constituye un pilar adicional en la gestión de la ansiedad. Mantener hábitos regulares de sueño, una alimentación equilibrada y comprometerse con la actividad física contribuyen significativamente al fortalecimiento del bienestar general y a la reducción de la vulnerabilidad ante el trastorno ansioso.

La prevalencia de los trastornos ansiosos ha aumentado un 34 % en dos años

Finalmente, la conexión con otros se presenta como una estrategia valiosa. Compartir experiencias con aquellos que atraviesan situaciones similares proporciona un espacio de apoyo y aprendizaje. La participación en grupos de apoyo, ya sea presenciales o en línea, ofrece un entorno seguro para compartir vivencias y estrategias efectivas en la gestión de la ansiedad. Allí, las asociaciones especializadas juegan un papel esencial, por ejemplo, la Asociación Española de Ayuda Mutua contra Fobia Social y Trastornos de Ansiedad (AMTAES) es una referencia en el ámbito. A través de programas de concienciación, recursos educativos y grupos de apoyo, trabajan para difundir información precisa y ofrecer ayuda a quienes luchan contra este trastorno.

Según la Organización Mundial de la Salud, se calcula que un 4% de la población mundial padece actualmente un trastorno de ansiedad. En 2019, 301 millones de personas en el mundo tenían algún trastorno de ansiedad, lo que los convierte en los más comunes de todos los trastornos mentales.

En España, según el último Informe del Sistema Nacional de Salud (SNS) de 2022, publicado por el Ministerio de Sanidad, más de un tercio de la población tiene algún trastorno mental, siendo el más frecuente la ansiedad, que ataca el doble a las mujeres que a los hombres y cuya prevalencia ha aumentado un 34 % en dos años, cifra que alcanza casi el 41 % en los menores de 25 años.

En 2021, los centros de atención primaria diagnosticaron 126,9 casos/1.000 habitantes, un 33,7 % más que dos años antes. La sufren el doble de mujeres que de hombres, aunque en ambos casos se ha duplicado desde 2016. Estas cifras subrayan la importancia de abordar la ansiedad como un problema de salud significativo en la sociedad actual y la necesidad de apoyar a quienes lo padecen.

 

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